Las redes sociales no son el medio en que medran los bulos. Esa afirmación es un bulo en sí misma. Un bulo apenas resiste en Tuiter sin ser desmentido porque la exposición pública de la mentira, en un medio que no es mero emisor pues permite la interacción, la acaba destruyendo.
Donde medran los bulos es en Guasap. Que no es una red social, sino un medio de comunicación interpersonal que permite la creación de grupos cerrados. Tan bien sobreviven los bulos en Guasap que vuelven una y otra vez años después de revelarse falsos.
De hecho, los bulos que mueren asesinados por la verdad en Tuiter suelen tener una segunda vida en Guasap, una resurrección a la vida eterna en la que van y vuelven de grupo en grupo sin que nadie los compruebe, pese que a menudo sería suficiente con poner la "noticia" en Google.
Es importante este distingo porque frente a los apocalípticos de la tecnología que aseguran que las redes sociales intoxican, la realidad es la contraria. Que las redes son un informal test de calidad para la información, y donde se intoxica es en las comunicaciones privadas.
Y esto fija un sesgo generacional. Porque quienes difunden sin tino noticias falsas en comunicaciones privadas como Guasap a menudo son los más mayores. Los más jóvenes, por lo común, usan las comunicaciones privadas para la comunicación privada, y las redes, para la discusión.
Los competentes digitales (o sea, los jóvenes) difunden muchísimos menos bulos que los incompetentes digitales, los mayores. Los nativos digitales están por costumbre y aprendizaje mucho mejor preparados para detectar los bulos.
Los conversos digitales (o sea, los mayores) son mucho más a menudo víctimas y propaladores de bulos. Como los que impulsaron la victoria a Bolsonaro en Brasil (difundidos sobre todo por Guasap aunque desmentidos en redes y medios de comunicación, sin éxito).
Resumiendo: en el uso correcto de la tecnología reside la lucha contra el miedo y la intolerancia (basados siempre en bulos), y los jóvenes están mucho mejor preparados que los mayores. Pero hay pocos jóvenes. Esto es de un reportaje que hice de los nacidos en el cambio de siglo: 
