La razón sin libertad lleva a la opresión. La fe ilimitada en la razón lleva al fanatismo. Desvincular la razón de la legítima libertad lleva al despotismo y la violencia. Abro hilo con Karl Jaspers. De su libro Origen y meta de la historia.
La libertad depende de la libertad de todos los demás.
La libertad es el camino del hombre en el tiempo. El hombre va hacia la libertad partiendo de la exigencia de libertad.
La libertad no puede ser nunca posesión. No hay libertad aislada. Por esto sacrifica el individuo la rigidez de su libertad vacía en favor de una libertad que solo se adquiere juntamente con otros.
Llevar a la humanidad a la libertad equivale a llevarla al mutuo diálogo entre los hombres.
El fanatico de la verdad que, agresivo y morboso, cree poseer la verdad, pero solo la utiliza para oprimir a los demás.
La libertad del hombre comienza con la vigencia de leyes registradas del Estado en que vive. Esta libertad se llama libertad política. El Estado en que rige la libertad mediante leyes se llama Estado de derecho.
El individuo tiene una doble pretensión: estar protegido contra la violencia y hacer valer su voluntad y su convicción. La protección está garantizada por el Estado de derecho, el hacer valer su opinión es posible por la democracia.
Solo mediante la superación de la violencia por medio del derecho se puede realizar la libertad. La libertad lucha por el poder que sirve al derecho, y logra su finalidad en el Estado de derecho. Las leyes rigen igualmente para todo el mundo
Una modificación de las leyes no se produce más que por vías legales.
Un partido con pretensiones de totalidad contradice la libertad. Su triunfo aniquila la libertad. Así pues, los partidos libres quieren que existan otros partidos.
En la libertad política hay dos cosas a la vez: la pasión por la libertad y la moderación respecto a los fines inmediatos.
Hay en el hombre el impulso de considerar su propia firma de vida como la única verdadera, de sentir toda existencia que no sea idéntica a la suya como un reproche, como un agravio, de odiarla.
De aquí se sigue la propensión a imponer lo propio a todos los demás y a configurar en la mayor medida posible el mundo según ello.
Hay que impedir que la democracia sea aniquilada por medios democráticos, que la libertad sea suprimida por medio de la libertad. No puede haber tolerancia para la intolerancia. No puede haber libertad para destruir la libertad.
La libertad política siempre cuesta algo y a menudo mucho en renuncias personales, en moderación personal, en paciencia.
