Thread by @zolliker

Cuando recibí un mensaje SMS, no tenía ni la más remota idea del enigma del Eje Moscú – Caracas – Ciudad de México que me sería revelado unas horas después…

(abro hilo)

El pasado jueves, estando fuera de la CDMX, quedé de verme con @juanburgos en un café. Él, quería que lo acompañara a escuchar una conversación de unos ingenieros –o no se quien– que se habían reunido en ese mismo lugar, un día antes. Aquí comienza todo.

Como ya había concluido mis asuntos de trabajo, llegué con anticipación. Pedí un espresso y saqué mi Kindle para leer. Apenas había comenzado la primer página, sonó mi celular. El número, era extraño pues comenzaba con el prefijo +7 seguido de los números 38X XXX XX13

Imaginando que se trataba de algún común estafador o de un incómodo vendedor con números virtuales, decidí no contestar. Inmediatamente, vibró mi móvil. Era un mensaje SMS de un “número privado” que decía: “Señor Zolliker en el café, le ruego que conteste, es important” (sic).

Con cierto recato, miré a mi alrededor. No había más que un par de mesas con gente charlando y una señora sola, que platicaba por facetime con uno de sus nietos. ¿estaría yo vigilado fuera de las instalaciones? Nah, Seguro es el pinche @juanburgos con una de sus bromas.

El teléfono sonó de nuevo. Algo colérico, me apresté a contestar con voz seria y cortante. Con un extraño acento, la voz del otro lado, grave, me dijo: “Señor Zolika, soy nombre Misha. Leí su twitta” y se arrancó a casi susurrarme algunos datos que no alcanzaba yo ni a escuchar.

Traté de interrumpir al tal Misha para explicarle que lo del Eje Moscú – Caracas – Ciudad de México, se trataba de un mero relato de FICCIÓN, vieja tradición twittera, pero mi interlocutor no paraba hablar cosas ininteligibles en medio de todo ese ruido ambiental.

Cuando no me dejó explicarle nada, decidí colgar. “Se trata de otro de esos chiflados”, pensé. Y es que cuando uno lleva lo suficiente en las redes sociales, ya se ha podido topar con varios tipos de “conspiranoicos” (así les apodo). Grandísimo incrédulo, qué equivocado estaba...

Carajo, pensé. Aquí vamos de nuevo.

Otra vez vibró mi móvil con un mensaje SMS con las instrucciones de ir de inmediato a la biblioteca central de aquella ciudad. “Está a dos cuadras”, decía el mensaje de texto y me indicaba sentarme en la sala de cómputo en la máquina trece, reservada a nombre de Kurkov.

Ya algo perturbado, le marqué a Juan. No contestó, pero le dejé mensaje: "oye güey, si esto no es una broma tuya, algo MUY raro está pasando. Voy a irme al hotel, llámame cuando escuches esto".

Mi idea era salir del lugar aparentando hacer una llamada y mirar con sigilo si había alguien sospechoso o vigilándome. Pero cuando no encontré a nadie, comencé a caminar hacia el norte.

De pronto entró un nuevo mensaje de texto: “debe caminar hacia el sur” y observé cómo una cámara de seguridad me miraba y luego se movió señalando hacia donde yo debía marchar.

Mierda, mierda, mierda. No sentí más opción que seguir las instrucciones que me estaban dando. Así fue como de pronto, me encontré sentado frente a una computadora –Windows, yo uso Mac– en una biblioteca y una pantalla que me solicitaba una contraseña. ¿Cuál será?

Intenté con mi nombre. Nada. Intenté con "dejadefumamarihuana" porque le gusta mucho a @Zucop y nada. Otras varias palabras, fechas y nada de nada. Quise entonces preguntarle a mi interlocutor por un SMS, pero me percaté de que no había señal de celular

Entonces, recordé que cuando me llamó aquél individuo, se identificó como Misha (lo recuerdo porque así se llamaba un pingüino del zoológico). ¡Listo! El ordenador arrancó a cargar algun ejecutable de una memoria de USB conectada al hardrive. Tor, lo reconocí de inmediato.

Para los que no lo conocen, Tor es un buscador que te permite adentrarte en la Dark y en la Deep web. Yo lo descubrí gracias a una investigación periodística sobre el mercado virtual de drogras de "silk road" que alguna vez me encargaron de una reconocida revista norteamericana.

No sabía que hacer, pero se me ocurrió buscar en el recuadro de búsqueda de Tor, el número de teléfono del que me habían marcado. Así podría yo averiguar un poco más de qué se trataba todo. Introduje entonces el +7 38X-XXX-XX13 y de inmediato, se abrió una pantalla negra

La ventana que se abrió, resultó ser un rudimentario chat, donde me saludó una persona que dijo ser Misha. Me explicó que era hacker, de los creadores de "Lurk", pero que decidió integrarse a la resistencia Rusa porque no estaba de acuerdo en cómo se manejaba su gobierno.

“Y yo que coños tengo que ver con todo esto”, le pregunté. Me contestó que, con mi cuento, había llamado la atención de mucha gente y que quería darme una versión más exacta de lo que bauticé por broma, como el plan del Eje Moscú – Caracas – Ciudad de México.

Primero, me aclaró, en mi cuento cometí una equivocación, pues el petróleo de Venezuela es pesado, por lo cual no es muy fácil transformarlo en gasolina. "No importa", le contesté. "Es un relato de ficción hecho solo para entretener, nada más".

"Importa mucho, por verdad del caso", contestó. Después, me dijo, el asunto era más complejo de lo que imaginación había plasmado: efectivamente, México había dejado de comprar combustibles y tratarían de ocultarlo cambiando las cifras, pero que con eso, descubrieron que

la estrategia de “combate a la corrupción” había resultado sumamente exitosa para distraer la atención, tanto, que la seguirían capitalizando políticamente, pues incluso se había olvidado la gente mexicana, de los extraños incidentes donde estaban muriendo opositores.

Mientras siguiera el desabasto en áreas de industriales y de gobiernos opositores, se podría continuar con el discurso del "combate al huachicol" y hacer que siguieran detenido los buques cisterna haciendo fila en costas mexicanas para descargar gasolina, Rusia ganaría tiempo.

¿Para? Para hacer un gran intercambio: la gasolina para México en realidad mucho más barata, vendría de China, Asia, con intermediación del medio oriente, quienes participarían a cambio de recuperar el oro retenido por el Reino Unido.

– ¿Eso quiere decir que...?
– Que el viejo presidente de Venezuela ya no es útil –me contestó– y sus días están contados, dependiendo del éxito de las siguientes operaciones.

Le contesté que todo sonaba a ciencia ficción, que cómo podría comprobarlo. “Es simple”, me contestó. “Quién fue el primer gobierno del mundo en mandar condolencias por los muertos del incendio de la toma clandestina de los ductos de gasolina?”

"¿Quien es ese país que lo hizo aún siendo horas inhábiles para ellos?". Rusia, el presidente ruso, recordé de inmediato, a lo que solo le respondí con un parco “ok”.

“Verificar, gasolina hecha con tecnología Rusa en China y otros países antes inexistentes en gasolinas, como Malasia y Singapur”. Se me hizo raro argumento, pero decidí seguirle el juego y ya después investigaría si ha sido cierto que México ha comprado de esas naciones.

Al no creerle gran cosa, le pregunté por el interés ruso en todo el embrollo. ¿Qué querrían hacer con México? ¿Poner misiles apuntando a los Estados Unidos? ¿Bases militares? Nah, para eso ya tiene Cuba y Venezuela. Y el oro venezolano iría a dar con los árabes. ¿Entonces?

"Me tengo que ir", contestó. "Nos están intentando rastrear".

Estaba a punto de mentarle la madre por dejarme así, cuando me escribió que me dejaba pistas para investigar: México tenía dos proyectos fundamentales: el tren de Querétaro que le había sido arrancado a China el sexenio anterior, y el proyecto del ferrocarril TransÍstmico.

¿ferrocarril transístmico? Un proyecto de enorme magnitud, carreteras y un tren de gran capacidad para trasladar carga y comercio entre el Océano Pacífico y el Golfo de México, y quieren los rusos, dominarlo ellos.

Ya había existido el proyecto y nunca se concretó por presiones norteamericanas, pero el presidente ruso actual sabe como destruir al presidente norteamericanos si interfiere en sus planes, me dijo.

Entendí la magnitud de tal revelación. De concretarse el proyecto, haría prácticamente inservible al Canal de Panamá y la hegemonía y el control norteamericano sobre el comercio internacional. "Y sobre las mafias, las inteligencias gubernamentales y hasta los cárteles", terminó.

De pronto, sin aviso ninguno, el monitor de la computadora pareció apagarse y luego volver a encenderse con una pantalla azul que avisaba que se había presentado un grave error en la lectura del disco duro. Nervioso, solo atiné a levantarme y salir de ahí lo más rápido que pude.

Y esto, estimados lectores, es un relato de FICCIÓN que hace más de una década, solíamos llamar #cuentweetos. Esta es la parte DOS de “A la caza de enero rojo” del sábado pasado (título robado de un tweet de @macariomx)
Espero lo hayan disfrutado. ¿Continuará? ¡Ya veremos!