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Hoy cumpliría años Ayrton Senna, gran campeón de F1, novio de Xuxa, e inspirador de una pizzería que vale la pena recordar. Abro hilo para homenajear a Ayrton, la pizzería de Córdoba, porque quizás no sepa nada de automovilismo, pero sé de pizza. 
Ayrton cerró en 2018, aunque adentro del local todavía era 1993. El pizzero era Dorian Grey, un tipo que no crecía, y que podría haber sido bajista de Pearl Jam, por su onda grunge. Desconozco si además era el dueño.
La higiene no era una preocupación en Ayrton, el pizzero no se agarraba el pelo largo con nada y además con las mismas manos que cobraba y atendía el teléfono le echaba la muzzarella a la pizza. Había una onda Uggi's definitivamente.
Las prepizzas solían estar acumuladas unas sobre otras en el piso, directamente, no era una pizzería para los débiles de espíritu. Los demás ingredientes también se almacenaban con desdén bromatológico. Pero no los mezquinaban, eso si.
A la muzzarella la tiraban en la masa como quien tira unos zapatos viejos, en fetas gruesas. Tan gruesas que técnicamente podría decirse que no eran fetas. Con los morrones pasaba lo mismo, su grosor me lleva a pensar que usaban algún fertilizante hoy prohibido.
Las empanadas árabes eran un capítulo aparte. Aprovechaban la similitud de cada ejemplar para tenerlas días y días sobre el mostrador. De ahí directamente al horno. Así es, en Ayrton desconocían las virtudes de refrigerar la comida. Eran chinos antes que los chinos
La relación precio producto era el fuerte de Ayrton, una pizza de muzzarella que no era mucho más cara que las de queso mantecoso y que era abundante. Con las empanadas árabes pasaba lo mismo: potentes, llenadoras, sin sutilezas pero sin dudas.
Y la olla de salsa. Estaba siempre en el mismo lugar, siempre con el mismo color, me atrevo a decir que que nunca se renovó por completo, y que una persona pudo, en 2018, probar una partícula de tomate de 1993.
Y a pesar de todo esto, vaya mi recuerdo nostálgico y cariñoso a la pizzería que me mató el hambre mientras estudiaba. Una parte de mi título de abogado le pertenece, y quizás, algunas enfermedades gastrointestinales también.
