Thread by @penileyramirez

Muchas veces, el periodismo sirve para entender, por ejemplo, que las armas de Salvárcar eran de Rápido y Furioso, porque el gobierno mexicano permitió que entraran.

O que la violencia en el sur de Veracruz se ha recrudecido en los últimos meses sin que nadie le ponga un alto.

Que las masacres en Estados Unidos no se explican sin el lobby del control de armas, o que la disputa creciente entre grupos de narco que buscan, otra vez, controlar el sureste, es una batalla que tiene más de una década. Que pasa por esa batalla un disputado mercado migratorio.

Hace casi una década me contó Miguel Alemán cómo funcionaba el narco en Minatitlán. Dijo: había unos ranchos enormes, allí les cantaban, grupos muy famosos. Las cosas han mejorado y empeorado desde entonces, pero Medias Aguas sigue siendo el punto clave que es, Coatza, Mina.

Atribuir a un solo gobierno la crisis de una de las rutas de tráfico de personas más transitadas del mundo es obviar por qué ese territorio es importante.

Justificar la violencia presente con el pasado es perpetuar la disculpa.

El periodismo sirve para entender ambas cosas.

Recuerdo una escena de 2010: yo sentada afuera de la estación migratoria en Acayucan, esperando el acceso. Enfrente había un hotel. Los Zetas iban y venían, saludando a los guardias. Todo era feliz convivencia. Adentro, en toda esa zona, los migrantes eran, son, la mercancía.

Han pasado cinco gobernadores por Veracruz desde que llegué a vivir allí por primera vez, en 2001. Si algo han documentado magistralmente mis colegas allá, arriesgando su vida, todos estos años, es cómo se han atendido casos puntuales al tiempo que se ignoran los grandes temas.

Culpar a un gobierno es ignorar la complejidad del problema. Justificar un gobierno actual, basándose en una simpatía ideológica, es regalar un espacio de exigencia política que la ciudadanía tiene por el simple hecho de que en el Estado descansa el control de lo público.