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No jodás. Veinticinco segundos y ya un penal. Increíble.
No lo puedo creer. Intentá hacer un pronóstico que el fútbol va y se te ríe en la cara en treinta segundos. 1-0, Salah de penal tras torso-brazo de Sissoko. Gana el Liverpool. Inédito.
Liverpool cuando sale Tottenham enjaula a Winks y Sissoko. El primero, más movedizo para buscar ser segundo pase y activar mano a mano a Son, siempre peligroso, o triangular con Dele. Los de Klopp buscan salir largo con Mané y Salah al espacio.
Liverpool obliga al Tottenham al error o al toque intrascendente. Líneas juntas para moverse en bloque y adelantarse, reduciendo espacios interiores y liberando la salida por bandas. No sufre salvo alguna divida o imprecisión, que le otorga repentina ventaja a los de Poch en 3/4.
Cómodo 1T para Liverpool. Haciendo negocio a espaldas de Trippier con Mané y un gran labor sin pelota: liberar a los centrales, enjaular a Sissoko-Winks para que no recibieran a diferente altura y saltar a presionar cuando surgía toque atrás. Estirado y sin respuestas Tottenham.
Partidazo de Robertson y Alexander Arnold. Qué laterales tiene el Liverpool... Anticipando o minimizando la apertura, conteniendo a Son, aplicando esa jugada de manual de los Reds para recuperar, abrir, profundizar por banda contraria y concluir con centro venenoso. No les pesa.
Mejorado el partido, vertiginoso. De transiciones más rápidas. Tottenham, con Eriksen cerca de los centrales, tiene mayor ocurrencia -conducción, cambio de frente o pase entre líneas- y, con poco+Son y Dele a espaldas de los volantes, altera el repliegue del Liverpool.
Un sistema ofensivo en sí mismo hoy Heung-Min Son.
La Champions League más emotiva de los últimos años la define Divock Origi.
