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A propósito de los planes de Pemex, CFE y Tren Maya, les cuento una anécdota
El año pasado estuve en un proyecto que requería un sistema industrial químico muy complejo. Desde el primer bosquejo a su entrega, pasaron como 4 años; los últimos 6-8 meses fue sólo comprobar cálculos
El año pasado estuve en un proyecto que requería un sistema industrial químico muy complejo. Desde el primer bosquejo a su entrega, pasaron como 4 años; los últimos 6-8 meses fue sólo comprobar cálculos
La aplicación de los químicos estaba en agenda, por día y hora. Un retraso detendría la reinstalación de la planta para operar. Los productos venían del extranjero; si faltaba material, espérate 60 días. Cualquier error causaría múltiples pérdidas cuantiosas de dinero.
(Quien puso más resistencia al proyecto fui yo -por ser integrador-, por el riesgo. Los proveedores no tenían exp. para estos casos, y no podía responder a una demanda millonaria [y cuando eres empresario, debes ver por tu bien y, ante todo, el de tus empleados y sus familias])
Total, el cliente entendió mi situación, y reforzó recursos para seguir el plan al pie de la letra. Si vio el episodio de Evangelion donde pelean contra Ramiel, pues imagine algo fue.
Para ese proyecto, calculamos una merma del 30%, lo cual es una exageración. Tuvimos que elaborar un plan de contingencia para el excedente. Al final, estuvimos justos (cambios de último minuto, como en todo). Llevamos el proyecto al detalle fino de todo. Sólo así salimos.
Hoy, cuando leo los planes de la 4T, me preocupa cómo la intención le gana al cálculo. En temas como CFE puedo entender el fondo, mientras que en el Business Plan de Pemex me limito a lo pertinente al inversionista. En ambos, hay aberración al detalle.
Me queda claro que quienes elaboran estos planes no tienen experiencia, y no dimensionan el costo de los errores -más siendo dinero de los contribuyentes-. Urzúa, quien entendía un poco esto -y abonaba al proyecto de la 4T-, ya no está; sólo queda Herrera.
Se necesita un balance entre la intención y la realidad, siempre. Datos sin corazón son herramientas sin ojos. Tener sueños grandes es tan importante como saber cómo lograrlos. Muchos idealistas que he conocido (por ej., socialistas) se decepcionan cuando llegan al dato fino.
