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Preguntar cuál es el mejor método de enseñanza o aprendizaje es como preguntar cuál es la mejor herramienta de la caja de herramientas.
Los docentes saben bien que en clase uno debe llevar una caja de herramientas e ir usando cada herramienta según sea oportuno. Sería absurdo llevar una sola herramienta y tratar de arreglarlo todo con ella.
En este sentido, ningún método es el mejor para todos los objetivos de aprendizaje, ni para todos los alumnos, ni para todos los contextos, ni para todas las situaciones.
Además, detrás de las palabras q denominan un método se esconde un universo de detalles y variables que diferencian los casos en que dicho método resulta eficaz y los casos en que no. En otras palabras, nombrar un método es casi como decir nada, pq en los detalles está su bondad.
Eso sí, los métodos resultan efectivos cuando cumplen una serie de pequeños principios relacionados con cómo aprenden las personas. Por ejemplo, un principio básico de cualquier método eficaz es q debe garantizar q los alumnos piensen sobre lo q están aprendiendo.
Pensar implica buscar significado a lo que se aprende, y esto conlleva conectarlo con los conocimientos previos, que es precisamente como se produce el aprendizaje.
