1/ Los 30 años de la caída del muro de Berlín sugieren una interesante reflexión dado que en todo este tiempo no se ha cerrado la cicatriz que se abrió con la división de Alemania al término de la SGM y, especialmente, desde la construcción del muro el 13 de agosto de 1961. 
2/ El muro de Berlín duró así 30 años, 2 meses y 28 días, 11.046 días. O sea, el 5 de febrero de 2020 habrá pasado tanto tiempo su destrucción como pasó desde su construcción hasta que se demolió. ¿Era tan profunda la herida que durará más que lo que la provocó?
3/ No entro en el absurdo que fue el muro ni en cómo simbolizó todo lo que NO debería ser un proyecto popular, de justicia e igualdad. Me quedo con esta imagen de Conrad Schumann, fiel soldado de la RDA, escapando dos días después del inicio de la construcción del muro.
4/ La cicatriz que sigue en Alemania, el surgimiento de las ultraderechas en los países antes satélites de la URSS, la cleptocracia rusa, las tiranías de Lukashenko, Berdimuhamedow o Aliyev, piden respuesta: ¿cómo es posible que se despeñaran así en el medievo?
5/ Muchos se imaginaron gratuitamente que la caída del imperio soviético se vería seguida de una implantación democrática de fantasía. El simplón "fin de la historia" de Fukuyama y cosas así. Las cosas no salieron según ese plan... bueno, porque no había plan.
6/ Y ése es el punto. Los gobiernos participantes en la Guerra Fría deseaban destruir al imperio soviético y ganar la guerra fría, pero nada más. Sus héroes Gorbachev y Yeltsin no soportaron las contradicciones, se rindieron y vino la pregunta sorpresa: "¿Y ahora qué?"
7/ Hitler tenía un plan (siniestro) para Europa una vez que la conquistara. Los aliados tenían un plan (mucho menos siniestro, de hecho admirable) para los perdedores de la Segunda Guerra Mundial y para la reconstrucción de Europa y Japón.
8/ Pero para el fin del imperio soviético/bolchevique, para las 15 repúblicas de la URSS y para los ocho países satélites que quedaron bajo la URSS después de la guerra, nadie tenía un plan. Ni mucho interés. Al grito de "muerto el perro se acabó la rabia" se dejó hacer y pasar.
9/ Y de allí la guerra en Yugoslavia, el resurgir del nazismo, los Orban y los Bannon, los Abascal y los LePen, los Farage, Salvini y demás joyas. Y los demócratas europeos aún no han sabido reaccionar, mientras que en EE.UU. el poder ya lo tiene un nacionalista blanco.
10/ Se ve una incapacidad política para cerrar heridas eficazmente. Siempre habrá dolores por el pasado, pero cuando dominan el presente tenemos un problema grave. Y hoy parecen estarlo dominando desde todas las esquinas, reabriendo, echando sal, buscando enfrentamientos.
11/11 Si los demócratas no encontramos ya cómo responder a los desafíos que imponen los comerciantes de agravios pasados y miedos atávicos, mal futuro tenemos. Porque lo que ofrecen ésos nunca es mejor que lo más malo que tenemos. Pocos parecen ver que nos jugamos todo el futuro.
PS: Lo mismo va para quienes buscan derrocar tiranos o acabar con regímenes dictatoriales, que no tienen planes para el futuro. Luego por eso las revoluciones salen como salen...
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