Es una calurosa noche de primavera en 2010.
Roberto Borge, de apenas 31 años, saluda efusivamente a sus invitados y agradece su asistencia.
Hay confianza entre ellos. Mejor dicho: complicidad.
La mujer que, aquella noche, viste un entallado vestido azul que combina con un pañuelo...
“¡Mi querido amigo! ¡El próximo gobernador del estado!”, grita el argentino y los asistentes aplauden.
Lo que no saben es que el entramado de protección que se brindan mutuamente no resistirá el paso del tiempo.
Pero eso será después. Por ahora, los dos se abrazan y lucen como los reyes del mundo.
“El PRI era el guardaespaldas de Raúl Martins”.
Hay una dictadura militar, un cártel de las drogas, un abogado que traiciona a su cliente y una mujer que delata al hombre alguna vez amó.
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Fin del HILO.