Una ciudad cuartel. Como Ferrol.
Esto, sumado al coste de proteger la ría de A Coruña, decidió a los oficiales del rey.
Fruto de la necesidad corona finalizó con una expropiación una disputa de siglos entre el conde de Lemos y la Iglesia sobre los terrenos que hoy son el centro de Ferrol.
A Magdalena
Al igual que Coruña, Ferrol sería durante todo el período de las revoluciones liberales una ciudad "progresista", tendente a participar en las revueltas y pronunciamientos contra el orden monárquico de turno.
No obstante, miles de ellos morirían prematuramente por haber trabajado en contacto directo con amianto.
Fueron buenos tiempos para el naval.
Las protestas de este colectivo en plena dictadura pusieron en jaque a las fuerzas del orden.
Lo que siguió fue histórico.
Tras esto, los piquetes tomaron la ciudad y los policías tuvieron que encerrarse dentro de las comisarías.
El Régimen cortó las comunicaciones telefónicas de Ferrol y envió a policía hasta de Castilla y León a restaurar el orden en la ciudad.
Y es que cuando se bloqueo al tráfico de petroleros el canal de Suez, la única alternativa económica viable eran los llamados superpetroleros. Y en Ferrol se construyeron unos cuantos.
Este hecho, resumiendo mucho, vino a significar la pérdida del carácter estratégico del sector naval y el declive del empleo. Un declive que no se detuvo aún.
Se fue hacia las prejubilaciones en ciclos progresivos.
Y finalmente se potenció el empleo de trabajadores "externos" de empresas auxiliares.
¿Cómo podremos explicar a quienes viven de las glorias capitalinas que, siendo ya libres, sus servicios ya no resultan de utilidad?
Algo es seguro: no podrán ser un pueblo pesquero.