Los tres principales proyectos mineros de nuestro país —La Alumbrera, Pascua Lama y Agua Rica— concentrarían un nivel de consumo energético (subsidiado) de 395 MW, lo que supera la producción de la central nuclear de Atucha (375 MW).
Así, las producciones agropecuarias, industriales y el turismo de las zonas cordilleranas y precordilleranas son incompatibles.
Esto, a su vez, acentúa una desigual geografía de la extracción y el consumo general, que afecta a toda Latinoamérica.
Respecto del oro, se extrae el 15,2%, pero se consume solamente el 3 por ciento.
La minería metalífera actualmente emplea allí poco más de 2.500, menos del 1% del total del empleo
Esto convierte allí a la actividad en ilegal, al contradecir la Ley Nacional de glaciares.
Incluso en Perú, el país minero por excelencia, la minería ocupa el 2% de la PEA, contra el 23% de la agricultura, el 16% del comercio y el 10% de la manufactura.
Aunque los Gobiernos no lo adviertan, serán los pueblos los que no dejarán que se sigan escribiendo nuevos capítulos de "Las venas abiertas de AL".