Thread by @BoixRichter

En la costa Atlántica de la península ibérica las construcciones megalíticas son abundantes. Estas construcciones se yerguen en los campos de Europa, viejos y toscos, como vencidos por el tiempo pero grandiosos y sobrecogedores.

En Galicia y Portugal se dice que los dólmenes esconden historias de morras y mouros. Esas criaturas que vivían en el guaridas bajo tierra, donde se dedicaban a la extracción de oro y la orfebrería.

En Portugal se atribuye a sus poderosas mujeres la construcción de los megalitos. Según las leyendas estas mujeres podían conceder riqueza y fertilidad a los campos, así como hablar con los muertos o incluso inclinar los propios rayos del sol.

Las fuentes históricas más antiguas atribuyen la construcción de los megalitos a los celtas, aunque la arqueología no tardó en demostrar que se trataba de formaciones muy anteriores a la de la cultura celta.

Encontramos referencias a las construcciones en los textos antiguos. El historiador griego Diodoro Sículo escribió en el siglo I a.C.: “Más allá de la Céltica, en un océano, hay una isla que no es menos grande que Sicilia…

…Esta isla, situada al norte, está habitada por los hiperbóreos, llamados así porque viven más allá del punto desde el que sopla Bóreas (los Alpes)…

…En esta isla también se ve un vasto recinto dedicado a Apolo, así como un magnífico templo de forma redonda y ornado con numerosas ofrendas”. La isla a la que hace referencia es Gran Bretaña, el templo es el crómlech de Stonehenge.

Los megalitos presentan una distribución costera, fundamentalmente atlántica, llegando a la parte más occidental del Mediterráneo. En la actualidad hay más de 35.000 megalitos catalogados en el continente europeo.

La mayoría de ellos se levantaron durante el Neolítico y la Edad del Cobre, las primeras se construyeron aproximadamente hace 6.000 años. Las más antiguas se encuentran en el noroeste de Francia y la costa atlántica y mediterránea de la península ibérica.

Desde ahí, la cultura de los megalitos se extendió por la costa de Francia, el sur de Portugal y las islas británicas, para finalmente alcanzar el centro de Europa y al sur de los países escandinavos.

Los arqueólogos llevan décadas cuestionándose si la práctica de erigir megalitos se expandió desde un punto concreto, o bien se originó de manera independiente en varios lugares. Un nuevo estudio dice haber acabado con la duda.

Analizando la dotación por radiocarbono de más de 2.400 objetos de sitios megalíticos de toda Europa, un equipo de investigadores ha concluido que no se desarrollaron de manera independiente, sino que el noroeste francés fue el lugar de origen.

Y que de allí se extendió de manera gradual en las tres fases descritas anteriormente. Sus conclusiones son que en la época hubo una gran movilidad marítima que permitió su propagación por la costa atlántica.

Lo sorprendente del estudio, además de indicar el lugar de origen, es la propuesta de las rutas marinas, que implican que sus sociedades debían tener una tecnología marítima más avanzada de lo que se pensaba.
pnas.org/content/116/9/…

Pero, y ahora voy a lo que quería explicar, ¿quiénes fueron los que levantaron los megalitos? La aparición de las estructuras megalíticas en Europa siguen el desarrollo de la agricultura.

Los que levantaron los megalitos no fueron los descendientes de los cazadores-recolectores que poblaron primero Europa, sino granjeros neolíticos que habían migrado al continente desde Anatolia, lo que es la actual Turquía.

No fueron los “indígenas” europeos los que alzaron los monumentos, si es que existe algo podamos definir como “indígena europeo”. Los análisis genéticos indican que los primeros ‘Homo sapiens’ llegaron a Europa hace 45.000 años.

Eran grupos humanos descendientes de aquellos que 60.000 años atrás habían salido del continente africano. Tras cruzar Oriente Medio alcanzaron el continente europeo.

El estudio genético de los restos mortales de aquellos que murieron hace miles de años está abriendo una ventana única a la prehistoria del continente, que nos permite rastrear las migraciones de estos pueblos.

Los primeros humanos mordernos en alcanzar Europa vivían en pequeños grupos de cazadores-recolectores, que desde Oriente Medio se adentraron en Europa siguiendo el Danubio y la costa del Mar Negro para dirigirse hacia el interior del continente.

Sabemos que aquellas primeras poblaciones desaparecieron totalmente y fueron sustituidas por otras hace 37.000, a las que se les atribuye las pinturas de la cueva de Chauvet y las flautas de hueso: la cultura auriñaciense.

Hace 33.000 otros grupos, asociados a la cultura gravetiense, caracterizada por las pinturas con manos en negativo y Venus escupidas en hueso, sustituyó en gran parte del continente a la auriñaciense.

Los estudios genéticos estiman que hace 27.000 años Europa estaba habitada por solo unos cuantos miles de humanos que subsistían de la caza de mamuts, caballos y ciervos.
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Cuando hace 14.000 se retiró la último glaciación, las poblaciones aumentaron y se desplazaron hacia el norte. Junto al Danubio, en Serbia, se han encontrado restos de una gran comunidad que habitó allí hace 9.000 años.

Era el poblado Mesolítico de Lepenski Vir, que consiste en numerosas casas y monumentos que muestran figuras de hombres-pez representando la dependencia de la pesca del pueblo.

Los análisis genéticos de diferentes restos encontrados en Europa nos permiten saber algunas características del aspecto de los europeos del Mesolítico.

Tanto los análisis del hombre de La Braña en España, el hombre de Cheddar en Inglaterra y una mujer descrita recientemente en Suecia, indican que aquellos pobladores eran de tez oscura y ojos claros.

Pero el aspecto de los habitantes de Europa cambiaría rápidamente con la llegada de una nueva migración. Una vez vez vendría desde el este, concretamente de Anatolia, la actual Turquía.
pnas.org/content/113/25…

Sus prados y valles fueron unos de los centros de la revolución neolítica que tuvo lugar en el Fértil Creciente hace más de 10.000 años. Allí se desarrolló la agricultura y domesticación de algunas especies animales.
nature.com/articles/s4146…

Algunos grupos de granjeros neolíticos de Anatolia hace 6.000 años cruzaron hacia el continente europeo. Durante mucho tiempo se creyó que la revolución neolítica en Europa había sido por transmisión cultural desde Oriente Medio.

Hoy sabemos, que la revolución neolítica supuso una sustitución de las poblaciones anteriores. Los granjeros de Anatolia sustituyeron poco a poco a las poblaciones de cazadores-recolectores.
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Los análisis genéticos de restos encontrados en yacimientos de Suecia, Inglaterra, Alemania y Turquía demuestran que todos ellos tienen un mismo origen: Turquía. No fue una transformación cultural sino una sustitución genética.

Estos granjeros se expandieron por el este siguiendo las cuencas de los ríos y por el litoral mediterráneo, colonizando las islas mediterráneas de Cerdeña y Sicilia, y alcanzando España y Portugal en el oeste.

Los análisis genéticos de estos nuevos pobladores indican que diferencia de los cazadores-recolectores, tenían le tez blanca y los ojos oscuros. El cruce entre ambos grupos parece que fue más bien poco.

Fue con estos pobladores neolíticos con los que empezó el alzamiento de los megalitos en Europa. Un estudio de este mismo año ha demostrado que la llegada de estos granjeros a islas británicas no sólo supuso un cambio genético sino cultural.

Su llegada coincide con la aparición de los megalitos. Los ancestros genéticos de los levantaron Stonehenge pueden rastrearse desde Anatolia bajando hasta España y de allí saltando a islas británicas.

Como en el resto de Europa, en Inglaterra la irrupción de esos pobladores supuso unos cambios en la pigmentación de oscuro a claro de las poblaciones.
nature.com/articles/s4155…

El asentamiento de las poblaciones agrícolas en Europa fue acompañado del fenómeno de los megalitos. Su origen y significado sigue siendo tema de disputa. Posiblemente tuviese muchos significados. Una de sus funciones fue la de ser tumbas.

Este mismo año, un estudio analizó el ADN de restos de 24 personas enterradas junto a cinco megalitos de Irlanda, Escocia y sur de Suecia. El análisis de estos individuos ha permitido ver con quién estaban relacionados.

Estaban emparentados con grupos neolíticos del oeste de Francia e Inglaterra, e incluso de la península ibérica, pero no relacionados con grupos de granjeros del centro de Europa.
pnas.org/content/116/19…

Entre los individuos enterrados han observado que la línea patriarcal se mantenía dentro de los megalitos, pero las mujeres aparecían tan representadas como ellos. Los individuos de cada megalito estaban emparentados entre ellos.

La genética de los individuos encontrados en la isla sueca de Gotland confirma que su genética es muy distinta a la de los grupos cazadores-recolectores que todavía eran abundantes en la zona. Los megalitos llegaron con los granjeros neolíticos.

Pero estos rituales mortuorios con familias, hombre y mujeres enterrados por igual en tumbas comunitarias, iba a cambiar drásticamente en pocos años con la llegada de otros grupos de fuera de Europa.

Una nueva oleada de migraciones desde las estepas asiáticas sacudió las poblaciones europeas, transformando su cultura y su composición genética, pero de eso hablaremos en otro hilo.

Muchísimas gracias y feliz solsticio de invierno. Junto a un megalito es una buena manera de celebrarlo.