Thread by @birloque

Prometí hace tiempo un hilo sobre el escabroso (y cansino) tema de la endogamia en la universidad, y toca cumplir. Espero no pisar demasiados callos, pero creo que o hacemos algo para cambiar cómo se hacen las cosas o nunca conseguiremos una universidad moderna
1/35

La última discusión en prensa y redes sobre el tema fue a raíz de datos publicados que mostraban que un 70% de los profesores de la universidad (pública) española obtuvieron su doctorado en la misma universidad en la que trabaja actualmente
elmundo.es/espana/2019/09…

Este porcentaje de profesores doctores en la misma universidad es muy bajo en la mayoría de universidades de países avanzados, y hay países, como Estados Unidos, donde sin ser una norma impuesta, no es habitual que se contrate como profesores a doctores de la misma universidad

En algunos países, para contratar a un doctor por la propia universidad, antes tiene que haber pasado un tiempo contratado por otros centros académicos. Pero de nuevo, antes que normas escritas explícitas, son costumbres que aplican los claustros en una especie de autoregulación

Pero ¿y en las universidades españolas? ¿por qué somos tan “anómalos”? La explicación que se ofrece (tb interesada desde ciertos círculos políticos) en el sentido de que todo es “corrupción” y nepotismo, es en mi opinión demasiado simplista y requiere mayor análisis

El contexto español es único en muchos sentidos: la masa crítica docente (y no digamos investigadora) en la universidad es aún pequeña. Fundamentalmente, porque la financiación que la sociedad asigna a la universidad es mucho menor que en otros países de desarrollo similar

La universidad española se expandió sobre todo en los años en los que el “baby boom” llegó a las aulas. Hicieron falta muchos profesores de golpe, y prácticamente cualquiera que “pasara por allí” con el título de doctor tuvo oportunidades de convertirse en profesor

Aunque muchos de esos profesores tuvieron contratos lamentables (los famosos PNNs), todos consiguieron estabilizarse. Esa generación de profesores está llegando ahora a la edad de jubilación, poniendo a la universidad en el dilema de hacer (o no) algo parecido

Las exigencias a un profesor universitario en los 80 y 90 eran muy diferentes a las actuales, y como resultado, la incorporación de profesores a la universidad tuvo un resultado muy heterogéneo (por ejemplo, en cuanto a su capacidad investigadora) en según qué áreas

En esos tiempos, para ser Prof. Titular (plena capacidad docente e investigadora) había que pasar un concurso-oposición con 3 de los 5 miembros del tribunal de fuera de la universidad, seleccionados por sorteo entre todos los profesores de España. Hoy eso parece ciencia-ficción

Otro problema de nuestro sistema ha sido la distribución muy asimétrica de la oferta de universidades e infraestructuras, que hacía que las posibilidades de progresar fueran enormemente mayores en ciudades como Madrid o Barcelona. Esto ha cambiado en parte pero no del todo

Y otra condición de contorno muy nuestra es la baja movilidad. No nos cansamos de alabar la calidad de nuestro nivel de vida mediterráneo y social. Pero eso lleva aparejado una gran tendencia a mantenerse cerca del lugar de origen, donde uno tiene sus raíces, familia y amigos

Era frecuente presentarse a plazas en universidades periféricas, en busca de oportunidades, para volver a la ciudad de origen a la menor ocasión. Esto penalizaba la capacidad de construir comunidades universitarias de peso en regiones periféricas

Y a todo se añade que la penuria de financiación, de las universidades y del sistema de I+D, con falta de personal técnico de apoyo, supone que la supervivencia de muchos equipos dependa críticamente de alcanzar una mínima masa crítica

Todo ello fue consolidando una cierta presión a incorporar como profesores a personas de cierto perfil: que cumplieran con un trabajo exigente y mal pagado, que no se acabaran yendo tarde o temprano, que apuntalaran grupos ya existentes, que no dieran “problemas”…

En cualquier caso la endogamia, como incorporación como profesores de doctores de la misma universidad (incluso del mismo departamento), no es lo peor (aunque también tiene su problema, como veremos), sino que se haga a costa de incorporar gente mucho mejor

El problema actual es que se mezcla, quizá interesadamente, dos tipos de actuación. Por un lado la “promoción interna”, destinada a desarrollar un “tenure track” de figuras que entran en escalones bajos y “progresan adecuadamente”. Por otro, la entrada de profesores “de novo”

Porque ser buen profesor en nuestra universidad de hoy, con 240 horas de clase al año y aún así hacer investigación de calidad razonable, con medios e infraestructura limitados cuando no obsoletos, ahogados por la burocracia y sin apoyo, no es trivial

Pero esas “promociones internas” solo pueden hacerse actualmente en forma de concursos “restringidos” artificialmente, con perfiles docentes y/o investigadores muy dirigidos y comisiones nombradas “ad hoc”. Estos concursos hacen flaco servicio EN IMAGEN a la universidad

Sin embargo, más nefasto es no aplicar meritocracia absoluta en la incorporación de profesores “de novo”, sean estos en escalas básicas o en plazas de profesor de mayor categoría. Porque necesitamos a los mejores entre los que tengan VOCACIÓN DE SER PROFESORES

Necesitamos incorporar en la universidad profesores con años de recorrido por delante, ideas nuevas, capacidad investigadora, motivación (¡mucha motivación!) docente, conectados internacionalmente y con otros mundos (la divulgación, las empresas), capacidad de cooperar…

La endogamia (hacia el conocido o “de la casa”) puede tener un problema primario (la injusticia de no incorporar al mejor –no al que más investiga, ojo-), pero suele ir acompañada de un problema secundario igual de importante: falta de novedad, “servidumbres” que se preservan…

Pero no olvidemos que la falta de recursos en la universidad supone una presión adicional hacia la endogamia. No se puede incorporar a alguien nuevo si no se le ofrecen los recursos suficientes: espacio para empezar, infraestructura básica suficiente (despacho, bancada, etc)

Incorporar a alguien de la casa en un equipo pre-existente puede ser fácil (el que viene ya sabe lo que hay, y ya se da con un canto en los dientes por tener una plaza de profesor). Incorporar a un potente investigador, que viene con un equipo… ¿cómo lo hacemos a coste 0?

Por otra parte, atraer a un profesor de calidad, docente e investigadora, es una tarea muy diferente si se tiene que incorporar en un departamento con masa crítica y buen ambiente académico, que si lo tiene que hacer justo en las áreas donde más falta hace

Los departamentos mejores, con mucha investigación, buena docencia, muchos proyectos y gente joven, suelen tener menos problemas para atraer y tb aceptar gente nueva, que departamentos mediocres, que no quieren cambiar y a donde los mejores no quieren ir

Un problema que hay que resolver es la estructura de los concursos de acceso. En tiempos los tribunales eran 2+3 (2 de la universidad, 3 de fuera). El acceso real de gente nueva ahora, la mayoría como Prof. Ayudantes Doctor, se juzga con comisiones 5+0

Se argumenta que las acreditaciones ya dan el marchamo de calidad suficiente a cualquier candidato y que la universidad solo escoge entre los que dan la talla. Pero eso no garantiza que se escoja al mejor (mejor dicho, AL MÁS ADECUADO), ni una renovación de lo que ya hay

El sistema de acreditación, o evaluación remota basada exclusivamente en CV, puede servir para marcar unos mínimos de calidad, pero no puede suponer en la práctica (como lo está haciendo) el único criterio para acceder a una plaza de profesor

La labor de una comisión de acceso a una plaza de profesor de universidad es crucial para analizar y valorar comparativamente aspectos como la capacidad docente, la motivación o la proyección futura del profesor, y todo ello en el contexto característico de su área

Con frecuencia se descalifica el juicio de una comisión de acceso por subjetivo (por comparación al “cálculo numérico” de méritos), pero un número suficiente de miembros, con calidad contrastada, y de diferentes orígenes, puede dar un resultado más adecuado y robusto

Estamos en un momento crítico de nuestra universidad. Va a haber que reemplazar un gran número de profesores que se jubilan ahora. Entre ellos, muchos investigadores de peso y prestigio. Necesitamos incorporar buenos profesores y PERMITIRLES PROGRESAR

Contamos con la ventaja de poder incorporar a una importante comunidad de jóvenes investigadores, con vocación de ser profesores, ya bien formados y con experiencia internacional, que llevan años mostrando su capacidad en las mejores instituciones científicas

Separemos concursos de “promoción”, que reconozcan la progresión de quienes se incorporan en etapas tempranas, de concursos de acceso real al profesorado, abiertos a los mejores, con comisiones externas q valoren LO Q SE NECESITA para ser profesor-investigador en nuestro contexto

Si se abren las oportunidades necesarias en todas las universidades, y se ofrecen a los profesionales con mayor capacidad, vocación y proyección, ganaran nuestros estudiantes, la universidad y el futuro de nuestro país. Y en pocos años no preguntaremos de dónde vinieron.
ya
35/35