Una historia que no busca el aplauso, la pena o la compasión ... simplemente es momento de contarla.
Va por todas las que consiguieron escapar y por las que no pudieron hacerlo.
Abro hilo...
Ese momento en que la vulnerabilidad te hace la víctima perfecta para un estafador emocional.
Estafador emocional de perfecta sonrisa. Maltratador y verdugo.
Aunque sabía disimular su maldad ... y se le daba tan bien!!!
A Teresa la engañó hasta atraparla en una red de maltrato disfrazado de amor.
“¿Quién te va a querer como te quiero yo? Tienes suerte de que te quiera ... ¿Quién va a querer a alguien como tú?”
Y ella se lo creía ...
Igual que le creyó cuando le dijo lo mucho que se arrepentía, que la quería ... que nunca más volvería a hacerlo.
Un día él llegó de trabajar y le pidió que cerrase los ojos, tenía una sorpresa para ella.
Le acercó una flor a sus labios ... para, acto seguido y con sus ojos aún cerrados ... propinarle un puñetazo que la estampó contra una librería.
Después “le hizo el amor” aunque ella siguiese en shock ... fue la primera vez que la violó, aunque ella tardó años en darse cuenta de que así había sido.
Los golpes se curaban, los moratones desaparecían, la sangre dejaba de brotar ... las heridas mentales aún duelen, cicatrices perceptibles en los cambios de tiempo.
Él no era capaz de hacer algo así.
Seguro que ella había hecho algo que le había puesto al límite.
Ella tenía mucho carácter y no era fácil “aguantarla”
A la gente le cuesta creer que, ese buen amigo, buen hijo, buen hermano ...se transforma en un monstruo cuando no miran.
Es más fácil buscar justificaciones que asumir realidades.
Cuando ella le dejó, también perdió a esos “amigos” que tanto le echaron en cara lo mal que se había portado abandonándole, pobrecito, lo estaba pasando fatal por su culpa.Maldita bruja
Teresa escapó, herida de por vida ... pero viva. Superviviente la llaman algunos.
No tuve valor, pese a los años transcurridos ... aún no era capaz.
Hoy cuento esto por ellas, las que ya no están ... y también por ellas, las que todavía están a tiempo están a tiempo de escapar.
Vergüenza es lo que tendría que sentir aquel que se atreve a pegar a una mujer.
Vergüenza es lo que deberían sentir aquellos que siguen buscando excusas para justificar a un maltratador.
No seáis como los amigos de Teresa ... si una mujer os cuenta que está siendo maltratada ... no dudéis ... Ayudadla!!!
Si sois amigos, hijos, hermanos de un maltratador, no seáis sus cómplices ... Denunciadle!!!
Por ellas, por todas, por nosotras ... luchemos para que no haya más Teresas.
Por ellas, por todas, por nosotras ... Luchemos por un mundo sin violencia machista.