Thread by @Toussaint1917

En mayo de 1832 apareció en el órgano de expresión L'Echo de la Fabrique un manifiesto de los obreros combativos de Lyon en solidaridad con los proletarios de Gran Bretaña. Este es uno de los primeros grandes hitos de acción proletaria, aún muy limitada, internacionalista.

Es la época en que la clase obrera está emergiendo como clase histórica, aún necesariamente de forma dependiente de otras clases (y, en particular, de la burguesía democrática); en que la Jeune Europe de Mazzini abraza la idea de la necesidad de una organización internacional.

Dos años antes de la Revolución de 1848, los cartistas y otros militantes crean la Asociación de los Fraternal Democrats, que entablan a su vez contacto con la Association Démocratique constituida en Bruselas. El vicepresidente de esta organización es un joven llamado Karl Marx.

En Gran Bretaña también, Darasz, Arnold Ruge, Mazzini y Ledru-Rollin, entre otros, levantan en 1850 el Comité Central Democrático Europeo. Seis años después, comunistas alemanes, socialistas polacos y cartistas de la International Committee crean la International Association.

Las diversas organizaciones internacionales que se fueron creando constituyeron hitos esenciales que prefiguraron tanto la Primera Internacional como, a la postre, la Internacional Comunista en tanto que Partido Mundial del proletariado revolucionario. Fueron peldaños necesarios.

Desde el principio, además (aunque este fenómeno no se desarrolla con todo su vigor y claridad hasta agosto de 1914), dos líneas, tendencias y visiones del mundo antagónicas pugnan dentro de todos los intentos por crear una organización internacional proletaria única.

Una, que apuesta por unificar a los proletarios y oprimidos por encima de todo valladar nacional; otra, que se va sometiendo cada vez más a la estrechez nacional, necesaria para un sector de los obreros, primero en Gran Bretaña, que emerge como cogestor del orden burgués.

Es Gran Bretaña el país en que primero se desarrolla el gran movimiento obrero organizado, y también el primero que ve nacer una poderosa aristocracia y burocracia obrera progresivamente integrada en el Estado capitalista.

Casi desde el principio, con la conformación del London Trades Council en 1860, la vieja guardia sindical recluta principalmente a obreros cualificados, relegando a un segundo plano a los llamados "unskilled". Algo, por cierto, denunciado por Engels en su momento.

En todo caso, la pujante clase obrera británica da aún muestras de solidaridad internacional. Por ejemplo, acogiendo a Garibaldi en 1864. Se profundizan además los lazos fraternales entre proletarios franceses (donde domina el socialismo proudhoniano) e ingleses.

En esa mixtura se erige la AIT, de la que se suele decir que viene al mundo en Francia y es amamantada en Inglaterra. No es casual que la invitación de los obreros británicos a los franceses se haga para efectuar una declaración en favor de la independencia de Polonia.

De matriz principalmente franco-británica, la AIT en realidad es un mosaico internacional de exiliados polacos, alemanes (Marx inclusive), italianos mazzinianos, suizos, etc. El crecimiento es lento, y hasta fines de los 60 no empieza a penetrar en España, Italia o Alemania.

Pero lo fundamental es que los caminos entre las dos tendencias se bifurcan cada vez más, sobre todo entre el tradeunionismo inglés y la AIT como primera gran organización proletaria internacional. El primero se hará cada vez más nacional, más chovinista.

En Alemania las disputas internas en el seno de la socialdemocracia son fortísimas (lassalleanos y eisenachianos, más o menos afines a Marx y Engels). El socialismo francés, muy dependiente del proudhonismo, hegemoniza la AIT durante un periodo relativamente largo.

Véanse los congresos de Ginebra (septiembre de 1866) o de Lausana (septiembre de 1867). En el transcurso del primero, Toulain y los suyos imponen la tesis de la "emancipación obrera" a través del llamado mutualismo, rechazándose la necesidad de la revolución violenta.

El primer embrión de Partido Mundial del proletariado salpica igualmente por esos años a Austria, Holanda, EE. UU. (a través de la National Labour Union) o Dinamarca. Hace acto de presencia también el bakuninismo, a través de la Alianza Internacional de la Democracia Socialista.

Organización que goza de gran predicamento entre núcleos obreros españoles, suizos e italianos, fundamentalmente, y que se integra de facto en la AIT en julio de 1869. Cuando estalla la guerra franco-prusiana en 1870, la clase obrera europea afronta una primera prueba de fuego.

Pero la gran prueba de fuego que expresa de forma cristalina la división irreconciliable en dos alas o líneas dentro del movimiento obrero internacional es la Comuna de París de 1871. Primero, en un contexto de derrota y de persecución sistemática de la AIT.

La represión golpea a los "internacionales" en Dinamarca, Austria-Hungría, España o Alemania. Marx logra que la AIT apruebe la famosa resolución LX, donde se defiende la necesidad de que el proletariado se constituya en "partido político distinto".

Pero la línea que representa cada vez más los intereses del movimiento obrero burgués, reformista (la línea sindicalista-espontaneísta en el seno de la clase), encarnada en la mayor parte de los sindicatos ingleses, rechaza el modelo de Estado-Comuna implementado en París.

La AIT, como primer intento de asalto internacional a los cielos, fracasa y los comunistas hacen el correspondiente balance. En una carta a Sorge, Engels admite que la historia de la AIT es un orgullo para la clase, "[p]ero sobrevive en su forma antigua". ¡Balance!

La "futura Internacional, tras algunos años de influencia de los textos de Marx", sentenciará Engels, "será directamente comunista e implantará nuestros principios". Entre 1876 y 1888, principalmente Engels dinamiza y dirige las polémicas más acuciantes dentro del marxismo.

Empiezan a descollar los Lafargue, Guesde y Sorel en Francia; los Kautsky y Bernstein en Alemania, los Labriola y Turati en Italia, los Plejanov en Rusia, etc. Con el SPD como modelo de partido socialdemócrata internacional, eclosionan los primeros partidos obreros.

La Federación Socialdemócrata británica de Hyndmann (1884), opuesta al tradeunionismo hegemónico, y luego la Liga Socialista, embrión del Independant Labour Party; el Partido Obrero Belga (1885), producto de la federación de agrupaciones socialistas, sindicatos y cooperativas...

...el Partido Socialista Búlgaro (1891), el Partido Socialdemócrata de Rumanía (1893), etc. A partir de ahí, la obsesión de algunos socialistas es la de reconstituir la Internacional, en medio de disputas muy fuertes y en el contexto de una clase obrera en ascenso.

La lucha entre las dos grandes líneas dentro de la vanguardia llega a tal nivel que la II Internacional se constituye al calor de dos congresos simultáneos y rivales: uno, organizado por los socialistas franceses (guesdistas); otro, por los blanquistas Vaillant y Cía.

Una gran diferencia de la II Internacional respecto a la AIT es que aquella no se dota de una estructura centralizada, ni es el "Estado Mayor mundial" del proletariado, sino una federación de partidos nacionales (o estatales, mejor dicho).

La idea del socialchovinismo como oportunismo maduro (aún fresco, en realidad) va cobrando cada vez más sentido histórico, una vez excluidos los anarquistas durante el Congreso de Bruselas (1891). Sindicato, tribuna parlamentaria y barricada son en ese periodo necesarios para...

...el desarrollo de la clase proletaria. Las tres grandes corrientes que se oponen dentro de la II Internacional respecto a la cuestión sindical no pueden aún llegar a la verdad de que el movimiento revolucionario se debe generar necesariamente fuera del ámbito sindical.

Desde que en 1905 se crea el Buró Socialista Internacional (dirigido por Servy y una de las grandes figuras del socialchovinismo europeo, Vandervelde), este agrupa a los dirigentes más prominentes que irán representando progresivamente una línea oportunista y socialpatriota.

Línea a la que enfrentará la corriente proletaria revolucionaria dentro de la socialdemocracia. Los Jaurès, Vaillant, Guesde (Francia); Kautsky, Singer y Haase (Alemania); Troelstra y Van Kol (Holanda); Plejanov, Lenin y Rubanovitch (Rusia) Luxemburg (Polonia)...

...Branting (Suecia), Racowsky (Rumanía), Keir-Hardie y Hyndmann (Inglaterra), Katayama (Japón), Adler (Austria), Knudsen y Stauning (Dinamarca), Turati y Morgari (Italia) o Hillquit (EE. UU.) adoptarán posturas antagónicas entre unos y otros dentro de la II Internacional.

Con el millerandismo o ministerialismo (primera participación de los socialistas en la gestión del Estado burgués), el campo para la lucha entre las dos grandes líneas dentro de la vanguardia y de la clase quedará cada vez más abierto.

A los ministerialistas les secundan los socialpatriotas belgas, con el jefe del Partido Obrero Belga, Vandervelde. Guesde y Sembat harán lo propio en Francia. La escisión irreconciliable dentro del movimiento obrero y socialista ya es un hecho. Irreversible además.

Desde entonces, se abre un nuevo periodo de lucha de clases en los planos teórico, ideológico y político dentro de la socialdemocracia internacional (principalmente europea). El ala revolucionaria vuelve a poner encima de la mesa la necesidad de reconstituir la Internacional.

Sin embargo, esta vez debe ser una Internacional de nuevo tipo; como la AIT, pero en un punto cualitativamente superior. Las conferencias de Zimmerwald y Kienthal apuntan en parte en esta dirección, pero sus vacilaciones y su política centrista impiden ir más allá.

Las proclamas de la derecha y el centro representados en Zimmerwald y Kienthal no van más allá de peticiones abstractas contra la guerra, por la paz, etc. El ala izquierda, por el contrario, defiende la consigna de guerra civil revolucionaria frente a la guerra imperialista.

Gran parte de la izquierda zimmerwaldiana urge, además, a la creación de una III Internacional, radicalmente enfrentada al socialchovinismo. Los oportunistas también intentan reconstruir su Internacional. Véase la Conferencia de Berna (1919), en la que bolcheviques y...

...revolucionarios suizos, italianos, rumanos o serbios se niegan a participar. Los centristas, principalmente los socialistas austriacos, algunos alemanes y los longuetistas franceses, ligeramente opuestos a la corriente ultraderechista británica, crean la Internacional 2 1/2.

Habrá que esperar hasta 1919 para que, gracias a la creación de la primera dictadura revolucionaria del mundo (exceptuando la breve experiencia communard), se erija la Internacional Comunista, del Partido de la revolución mundial.

En una declaración firmada por Rakovski, Grimlund, Grüber y Roudnianski, se afirma la necesidad de una organización internacional proletaria-revolucionaria, escindida por completo de los "elementos socialtraidores", después de que el Partido Bolchevique rechace participar en...

...la Conferencia Internacional Socialista de Lausana, organizada por el Partido Laborista. Pese al momento de ascenso proletario de 1918 y 1919, la nueva Internacional Comunista ve cómo son aplastadas una a una las revoluciones e insurrecciones en media Europa.

El aplastamiento de las experiencias de Nuevo Poder en Hungría, Alemania, el Ruhr... Incluso los paros obreros se convierten en auténticos escenarios de cuasi guerra civil (¡hasta en la "pacífica" Suiza!), algo absolutamente impensable hoy, sin una guía como la IC y en reflujo.

Cuando tiene lugar el II Congreso de la IC (julio-agosto de 1920), entre las 21 condiciones de adhesión a la Komintern figura la ruptura completa y definitiva con toda la plana mayor del oportunismo, incluyendo al centrismo, desde Kaustky hasta Hilferding, Turati o Mac Donald.

La Internacional Comunista, como negación de la negación de las Internacionales obreras, se instituye como "partido mundial único", donde los socialpatriotas y chovinistas no pueden tener cabida.

Con las derrotas de las revoluciones en Hungría y Alemania (en este país, en repetidas ocasiones), y de los estallidos prerrevolucionarios en Francia, Checoslovaquia o Italia, el paradigma de revolución imperante, que culmina en la insurrección, empieza a mostrar su inoperancia.

Aunque tal vez nunca la burguesía europea ha tenido tanto pánico a ser derrocada, todos los estallidos van siendo aplastados sin compasión uno a uno. Una de las derrotas más severas es la del KPD en marzo de 1921, intentona insurreccional que es quizá la primera internacional.

Y digo internacional porque es coordinada por el propio KPD y los delegados de la Komintern, Béla Kun, Pogany y Guralsky. En un contexto muy diferente del ruso, y, sobre todo, con un modelo de construcción partidaria antagónico, la insurrección es aplastada en Sajonia.

En ese periodo de primera derrota y reflujo, la Internacional Comunista (Zetkin, Katayama, Radek, Bordiga, etc.) acepta reunirse, como maniobra quizá a la desesperada, con delegados de la II Internacional (Vandervelde y Cía.) y de la II Internacional 1/2 (O. Bauer, entre otros).

Crónica de una muerte anunciada; la unidad con el socialpacifismo y el oportunismo es, además de indeseable, inviable. El Ejecutivo ampliado de la IC concluye que la Conferencia de Berlín (1922) ha sido un fracaso estrepitoso, y la Komintern se marcha del Comité de los Nueve.

Aparte de que no deseo hacer más largo (aún) el hilo, a propósito de la Internacional Comunista, recomiendo este balance publicado por el Comité por la Reconstitución en Línea Proletaria:

reconstitucion.net/Documentos/LP_…

En síntesis, las dos grandes fuerzas que laten desde el llamamiento de Lyon hasta la creación de la IC son la necesidad de que la lucha proletaria revolucionaria sea cada vez más internacional-internacionalista, y de reconstituir el sujeto revolucionario desde un punto superior.

Como siempre que lo recuerdo, aquí se puede leer el hilo en un formato más digerible:
threadreaderapp.com/thread/1227663…