Unas palabras de Lukács acerca del existencialismo. 
Todos los fragmentos están extraídos de "La crisis de la filosofía burguesa". Y casi todas las críticas se centran sobre todo en Sartre, aunque también en De Beauvoir, Merleau-Ponty o, incluso, Jaspers.
Primer punto: la incognoscibilidad del ser humano real y la falta de perspectiva humana.
Existencialismo e irracionalismo individual van de la mano:
Otro asunto de la filosofía existencialista que Lukács pasa por el tamiz de la crítica es la concepción sartreana de libertad, que aparece como una fatalidad, volando así en pedazos la dialéctica marxista de conciencia y necesidad.
Concepción que Lukács define como irracional, arbitraria e incontrolable (y yo diría, más aún, que sume al proletariado en tanto que potencial sujeto revolucionario en la más absoluta de la incapacidad). El existencialismo deviene en "solipsismo ontológico":
Noción fatalista de la libertad, irracionalismo, solipsismo ontológico y esquematismo lógico.
Reivindicando a Engels, Lukács recuerda que no hay acto humano en que la conciencia no juegue un rol de mediador, que queda anulada en la concepción sartreana de libertad, la cual niega, además, las relaciones reales históricamente constituidas.
Para mantener en pie su sistema, continúa Lukács, Sartre no tiene más remedio que incluir en su visión mecanicista-fatalista de libertad la noción de responsabilidad, también absolutizada. Todo ello en el marco de un "individualismo extremo".
Respecto al combate de Sartre contra el materialismo militante (lo caracteriza como "monstruo y proteo incaptable", "semblante falso, vago y lleno de contradicciones"), el francés pone el foco en que lleva a "eliminar la subjetividad" y a "privar al hombre de la libertad".
Pero eso es en todo caso imputable al materialismo burgués (tanto como al idealismo, dicho sea de paso), esquemático, mecanicista y fatalista, no al materialismo revolucionario, dialéctico. Lukács le recuerda aquí que "son los hombres mismos los que hacen su historia".
Hay, por tanto, un antagonismo claro entre marxismo revolucionario y existencialismo. No cabe eclecticismo alguno, no hay posibilidad de yuxtaponer las dos visiones del mundo, que es lo que fundamentalmente Lukács denuncia en Beauvoir y Merleau-Ponty.
Hay una "incompatibilidad fundamental". El marxismo examina cómo el "caos de actos individuales deviene un proceso objetivo regido por leyes cognoscibles ['leyes históricas objetivas'] que llamamos Historia (...) pero no se niega (…) el papel de la subjetividad en la Historia".
En la ontología existencialista, antimaterialista, la "'fenomenología' del trabajador" convierte la cosificación (sería quizá más exacto hablar de reificación) en una realidad ideal, subjetivista y sin anclaje real, objetivo.
Beauvoir va más allá con la operación de eclecticismo; "se propone completar las bases ontológicas de la doctrina existencialista", "como si fuera posible" conciliar marxismo y existencialismo o "‘completando’ el marxismo por el añadido de ciertos principios existencialistas".
Para terminar, el húngaro, contra las desfiguraciones existencialistas, reivindica la primacía de la política, como diría Lenin, de la lucha consciente para desplegar revoluciones en el escenario histórico a través del cual la materia social va haciéndose cada vez más consciente.
