Aunque con lentes burguesas, esta breve reflexión sobre tres puntos nodales geopolíticos candentes —Libia, las sacudidas en el Sahel e Irán— sitúan bien el momento en que nos encontramos de reposicionamiento de fuerzas imperialistas.
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La hegemonía creciente o entrada en escena de actores imperialistas, como Turquía y Rusia, que aprovechan vacíos de poder que pueden llegar a cronificarse de persistir el statu quo en el norte de África y Libia en concreto, y la crisis del viejo poder francés en el Sahel.
Como complemento, un interesante resumen gráfico sobre los siete grandes cuellos de botella marítimos, escenarios de crecientes disputas interimperialistas por su trascendencia en relación con el tráfico mundial de mercancías, en especial de hidrocarburos.
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Además de la competencia entre capitales imperialistas en los estrechos de Ormuz y Mandeb, teniendo en cuenta la centralidad de Asia-Pacífico en el sistema mundial y la importancia ascendente del dominio de los mares (talasocracia), el cuello de botella de Malaca será crucial.
Allí se ventilan los intereses de la principal potencia imperialista de la región (y de buena parte del globo), de China; la entrada en escena de Estados menores con intereses propios, como Vietnam o Filipinas, y por supuesto el gran rival de China, el hegemón norteamericano.
Por no hablar del amenazante imperialismo japonés, en proceso de rearme intenso (aunque tal fortaleza no se asiente sobre una base económica con la solidez ni la proyección expansiva de China), o de Australia, potencia media entre las aguas de los gigantes chino y estadounidense.
La situación en el G5 del Sahel (Mauritania, Mali, Burkina Faso, Níger y Chad) es tremebunda para las masas, entre el fuego cruzado de imperialistas, que sostienen a las oligarquías nacionales, y yihadistas, conflictos "etnonacionalistas" y tribal-religiosos, etc. 
Lo desolador es que pese a los vacíos de poder, acrecentados por fronteras muy porosas, y a que Estados como el nigerino están muy debilitados (prueba de ello es la reciente acción letal del Estado Islámico: europapress.es/internacional/…), no se ve luz alguna al final del túnel.
Porque, a pesar de que objetivamente el centro del poder burgués estatal es poco sólido en buena parte de la línea del Sahel, en medio de esa explosividad brutal no hay ningún sujeto revolucionario que plantee y demuestre que la única alternativa es el comunismo.
