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El caso de Angeles “mumi” Rawson
Sus familiares y amigos la llamaban “Mumi” y a ella le encantaba su apodo. Cursaba 4° año en la escuela Virgen del Valle, un colegio católico de Colegiales al que iba desde que estaba en tercer grado.
Era una alumna ejemplar y tenía el mejor promedio.
Los profesores resaltaron su solidaridad. Contaron que ayudaba a estudiar a los que estaban por reprobar alguna materia. Y que siempre estaba alegre.
Nacida el 23 de octubre de 1996, vivía con su madre, Jimena Aduriz, su padrastro, Sergio Opatowski, y tres hermanos.
Franklin, su papá, es un ingeniero que trabaja en el área de compras de Techint Ingeniería y Construcciones y vive en otra casa con una nueva pareja.
También era “cosplayer”, como se denomina a los fanáticos de vestirse como sus personajes favoritos de animé. Además le gustaba escuchar a Linkin Park, a Evanescence y al rapero Eminem.
La música estaba muy presente en su vida, ya que también cantaba muy bien. “Tenía una voz muy suave, delicada. Cantó en varios actos”, contó una de sus profesoras.
Ángeles era una chica sanísima, que amaba juntarse con sus amigos los fines de semana en distintas casas.

Solía ir a eventos vinculados al animé, en muchos de los cuales se disfrazaba. Era raro que fuera a algún boliche.
La adolescente también amaba a los gatitos: tenía dos hembras. Tan correcta era Angeles que la alarma el día de su desaparición fue inmediata, ya que era incapaz de ausentarse sin dar avisar.
Exactamente las 9:52 del 10 de junio de 2013 cuando Ángeles Rawson ingresaba al edificio de Ravignani 2360, en la Ciudad de Buenos Aires, para volver a su casa tras la clase de gimnasia.
Sin embargo, al departamento nunca llegó.
Al principio de la investigación, todas las miradas se volcaron en el centro de distribución de la CEAMSE del barrio porteño de Colegiales.
Ángeles hacía gimnasia en un predio lindero a esa planta, sus amigas la vieron por última vez en la esquina y el camión que había trasladado el cuerpo hasta José León Suárez había salido de la central Colegiales, donde esa misma noche hubo un allanamiento.
Pero todo cambió en 48 horas. Los detectives de la División Homicidios de la Policía Federal encontraron en la misma cuadra del domicilio de la víctima imágenes de cámaras de seguridad en las que se veía que Ángeles pasó caminando rumbo a su edificio.
Eso demostraba que la chica había vuelto a su casa y las sospechas entonces se trasladaron al círculo íntimo de la víctima y, en especial, hacia la figura del padrastro, Sergio Opatowski.
La fiscal a cargo de la investigación, María Paula Asaro, allanó la casa de la víctima mientras la familia velaba los restos.

Secuestraron un morral y un par de zapatillas, creyeron en un principio que eran los mismos que Ángeles llevaba cuando quedó registrada en los videos.
El viernes 14 por la noche, la fiscal Asaro interrogó a fondo al núcleo más cercano para intentar lograr que alguno aporte algún dato que robustezca sus sospechas contra el padrastro.
Declararon la madre, el hermano y la mucama de Ángeles, quien juraba y perjuraba frente a la fiscal que aquella mañana la chica no había ingresado al departamento.
Vestido con gorra y chaleco policial, un hombre robusto ingresó al edificio de la fiscalía. No era un policía, era el portero Mangeri, que hacía 48 horas que no se presentaba a declarar.
Para la fiscal Asaro, Mangeri era un testigo clave. Quería saber si aquel lunes había visto regresar a Ángeles y si había advertido algo raro en el departamento de la planta baja "A".
Mangeri inició su declaración diciendo que odiaba a la Justicia y a la Policía. Dijo que había sido torturado por policías. Se levantó el polar marrón y le mostró a la fiscal las supuestas heridas que le habían provocado.
Luego, los peritos dictaminaron que eran quemaduras auto provocadas para enmascarar lo que podrían ser arañazos.

Luego de una infinidad de contradicciones, la fiscal advirtió que no estaba frente a un testigo clave, sino ante el posible asesino.
A las 5.30 del sábado y mientras Asaro preparaba su pedido de detención, Mangeri pidió hablar a solas con ella.

Frente a la fiscal y a su secretario, Diego Pegolo, el portero dijo: "Soy el responsable de lo de Ravignani 2360; fui yo. Mi señora no tuvo nada que ver en el hecho".
Nunca más volvió a esbozar una confesión. En las 5 indagatorias q tuvo, el portero dijo que era inocente, q la causa estaba armada y q aquella autoincriminación se dio luego de q 2 policías lo presionaran en la fiscalía, algo que se investigó pero ya fue desechado por la Justicia
Mangeri salió del edificio de la calle Tucumán esposado y a cara descubierta para que todas las cámaras de TV registraran que el caso estaba esclarecido y el portero era el presunto autor del crimen de la chica que había sido arrojada a la basura.
A dos semanas del crimen, llegó la prueba clave que hasta hoy le da a la Justicia la certeza de que Mangeri es el autor. Debajo de la uña del dedo índice de la mano derecha de Ángeles había ADN del portero. La chica alcanzó a rasguñarlo en un intento de defensa.
La defensa de Mangeri fue asumida por los abogados Miguel Ángel Pierri y Marcelo Biondi, quienes proclamaron su inocencia e instalaron la duda sobre los estudios de ADN que lo incriminaron.
El abogado querellante, Pablo Lanusse, logró revertir la errática autopsia que señalaba que Ángeles había muerto en la compactadora de basura y que no había sido violada.
El ex fiscal Lanusse hizo que el juez de la causa, Javier Ríos, ordenara una junta médica para revisar las causales de la muerte.
El Cuerpo Médico Forense dictaminó que Ángeles murió sofocada y estrangulada en una maniobra que no duró más de cinco minutos.
El asesino la golpeó, le provocó siete fracturas durante el ataque y la chica tenía lesiones compatibles con un ataque sexual no consumado.
Por esas conclusiones, el juez Ríos reformuló la imputación contra Mangeri, plasmó en el expediente que el móvil del crimen fue el ataque sexual y lo volvió a procesar pero por delitos que tienen como única pena la prisión perpetua:"tentativa de abuso sexual agravado y femicidio”
Alguno de ustedes recordará el famoso video en el cual el hijo del abogado defensor (Pierri) hablaba, si no lo recuerdan lo dejo acá….
A pesar de sus intentos y de definirse como inocente el acusado llegó al limite de sus apelaciones al caso.
Mangeri continuará detenido en el Complejo Penitenciario de Ezeiza y sólo podrá pedir la prisión domiciliaria en 2038, cuando cumpla 70 años, y su libertad condicional luego de 35 años en la cárcel, en el año 2048, cuando ya tenga 80.
Por lo último que se sabe es que trabaja limpiando en la prisión y recibe un “sueldo”.

No sabía si hacer o no este caso pero creo que es bueno recordar algunos casos.
Hasta acá el hilo si quieren leer más casos pueden pasar por @hiloscuriosos
Pueden sugerir casos por md, tanto en mi cuenta como en la de los hilos. Gracias por llegar hasta acá xoxo...
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