Como ya he comentado semanalmente en la mesa de análisis de H25, eso llamado #Delcygate nunca hubiera sucedido, o después de mentir se acaba, en el momento en que el Gobierno tenga la valentía de tratar a la ciudadanía como adultos y pierda al miedo a la hegemonía derechista.
Da igual lo que pensemos sobre el Gobierno de Maduro, lo fundamental es entender que además de ser el Ejecutivo legítimo de Venezuela ostenta el poder real. Y en las relaciones entre Estados no caben fantasías narrativas se impone siempre la real politik.
Saben quién lo entendió hace tiempo, Alemania, que normalizó relaciones con Venezuela a principios del anterior verano, algo que pasó curiosamente desapercibido en muchos medios españoles.
efe.com/efe/america/po…
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Si España tiene que tratar un acuerdo comercial, una extradición o cualquier otro tema, ¿con quién tiene que hablar? Pues con el Gobierno venezolano, el de Maduro, simplemente porque es el que tiene el poder real, emergido tras unas elecciones, en ese país.
Y para eso, repito, es indiferente que simpáticemos o detestemos al Gobierno bolivariano.
Sin comparar no veo trata polémica semanal desde hace años por tratar con los países del Golfo Pérsico los cuales se rigen por sistemas muy poco asumibles por la Carta de Derechos de la UE.
Sin comparar no veo trata polémica semanal desde hace años por tratar con los países del Golfo Pérsico los cuales se rigen por sistemas muy poco asumibles por la Carta de Derechos de la UE.
La única legitimidad de Guaidó, no moral sino de facto, fue el apoyo del gigante estadounidense, que lleva décadas inmiscuyéndose en los asuntos venezolanos. Por eso se le hace el caldo gordo, incluso a pesar de ser ya cuestionado por la oposición.
Borrell, en su etapa de Exteriores, reconoció a principios de 2019 que EEUU les había presionado para que reconocieran a Guaidó. Al final del pasado año, ya como Mr. PESC, un cargo de mayor poder, asumió la realidad sin mayores problemas.
elmundo.es/internacional/…
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Al reconocer a Guaidó se rompía la doctrina Estrada y la doctrina Jefferson, reconocer Estados, no Gobiernos, y reconocer a Gobiernos que puedan responder por su Estado y territorio. Nada de eso encajaba con Guaidó.
¿Saben por qué el ministerio de Exteriores español estaba intranquilo con el reconocimiento a Guaidó y la ruptura de las doctrinas Estrada y Jefferson? Pues porque afectaba al proceso independentista catalán. Algo obvio. Incluso Puigdemont fue más cuidadoso legalmente que Guaidó.
Esto es lo que hay que explicar, a calzón quitado. Ya no por el Gobierno, por recuperar algo de nuestra soberanía en política internacional, arrastrada por el suelo por las "recomendaciones" del amigo americano. Los mismos que luego nos fríen a aranceles.
Además España tiene un especial apego histórico a Latinoamérica. Debemos tener un papel fraternal respecto al continente, mediar, promover su desarrollo y democracia, no dejar a los anglos ir como el caballo de Atila por lo que entienden como patrio trasero.
Y en esto, la derecha, incluso los ultras, tan patriotas ellos, se están comportando como lacayos de los Estados Unidos. Hasta Franco tenía un cierto respeto a la Cuba comunista al margen de su vasallaje a Washington. Aunque sea por orgullo de país recuperemos nuestra soberanía.
Todo esto hay que decirlo a calzón quitado y no andarse con mentiras y complejos. "Sí, me reuní con Delcy Rodríguez porque era necesario hacerlo para los intereses españoles". Punto. Desde el primer minuto. Con focos y cámaras.
Por cierto y como epílogo, les recomiendo el más que interesante trabajo de @aran_tirado sobre Venezuela editado por @AkalEditor 
