El 27 de sept de 1998, dos chavales del Master en Computer Science de Stanford deciden que es el momento de lanzar su beta.
Algo cambia para siempre.
Algo cambia para siempre.
Cuando John Hennessy, el gurú de Sillicon Valley, tecleó el nombre de Gerhard Casper, esa beta no mostró al fantasma, como hacía Altavista, sino lo que Hennessy buscaba: el presidente de su universidad. En ese momento supo que esos alumnos de doctorado habían hecho algo grande.
10^100. Un uno seguido de cien ceros. Eso es un gúgol, el desafío al que se enfrentaban. Más que átomos hay en el universo.
Hoy Google factura $160.000M, tiene un BPA de $15.35, más de 100.000 empleados y forma parte del complejo Alphabet. Su estrategia “dame datos y no dinero” ha sido clave en su posicionamiento estratégico. No hay sector sin su presencia.
Esa estrategia le ha permitido ser líder en prácticamente todo lo que toca. Así, su Gmail lo usamos más de 1 de cada 4 personas en el mundo; Google Drive, más de 1 de cada 3; Android, 3 de cada 4. Sin ruido, ofreciendo un producto excelente, se cuela en nuestra vida diaria.
Sin embargo, hay algo en lo que está detrás. En los servicios cloud, Amazon Web Services y MS Azure son líderes. Entre ambos se llevan casi la mitad de un mercado de $100.000M.
¿Y qué hace Google? La estrategia del “esperar a ver la cabeza digital de tu enemigo pasar” inundando el mercado de aplicaciones, como Tensorflow. Y formar a los usuarios en machine Learning con Tensorflow - gratis.
Creación de demanda. Ley de Say en estado puro.
Creación de demanda. Ley de Say en estado puro.
Antes o después, serán líderes. Siempre acaban así. Nadie impone su uso, lo exigimos nosotros al demandar sus productos. Y eso es lo que los gobiernos no entienden. Por eso hay que machacar a impuestos a quien ha puesto su creatividad a nuestro servicio.
vozpopuli.com/opinion/recaud…
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