Quedan 2 días para que acabe esta locura. Si necesitan ponerse al día, aquí (twitter.com/i/events/12330…). Y perdonen la brevedad, a medida que se acerca el final, estoy algo nervioso con todo esto. Dentro hilo.
Desde que estoy en Twitter, mi vida ha dado un vuelco. Me he dedicado a hacer hilos sobre creatividad y sobre medicina. Y ustedes, ingenuos, han creído que realmente me interesa el tema. No ven que todo ha sido una tapadera? Era mi forma de encontrar respuestas.
Mis hilos eran llamadas de ayuda. Formas de atraer a otros Defectuosos. He recibido miles de mensajes privados. Muchos son normales. Pero por ahí en medio, ocultos, aparecen los que me interesan. Los que dicen “a mi hijo le pasa algo parecido”, “yo también oigo voces”, etc.
Y así contactó conmigo un Doctor de Nueva Inglaterra. El mensaje era escueto. “Sé qué le pasa. Traiga a la niña”. Y una dirección: 44 Ochre Point Ave, Newport. Al día siguiente, mi hija y yo nos subíamos a un avión. Al bajar del taxi la sorpresa fue mayúscula: 
Como saben, en dos días pienso desaparecer. Por eso, no me importa contar lo que descubrí al entrar en esa casa. Francamente, una vez se lo cuente, lo mejor que puedo hacer es desvanecerme, y que no vuelvan a oír hablar de mí. No es seguro para mí, ni para ustedes.
Como descubrí, The Breakers (Los Rompedores) fue construida por Cornelius Vanderbilt, millonario del ferrocarril. Vanderbilt perdió a su hija Alice a los 5 años de una misteriosa enfermedad en esa casa. Traumatizado, se refugió en la mansión, donde murió joven.
Es una casa inmensa y lujosa, reflejo de la inmensa fortuna de los Vanderbilt. Pero el verdadero motivo de su construcción, y lo que se cuece en su sótano, sólo lo hemos visto unos pocos. Y yo estaba a punto de averiguarlo.
En una sala silenciosa, el Doctor miraba a mi hija con atención. Examinaba el iris de su ojo con una gran lupa, inquieto. Luego el mío. Y así estuvimos un rato largo. Finalmente, me dijo: “no hay duda, es una índigo”. “Cómo lo sabe? Y qué es eso de índigo?” dije yo.
“Los dos tienen imperfecciones en el iris. Si eres un Doppelgänger, el iris es perfecto, eres una copia. Pero si tienes imperfecciones… eso es buena señal, eres original”. Días después leí esto, y entendí de qué me hablaba: en.wikipedia.org/wiki/Indigo_ch…
Así que si oyen voces en la noche, si creen que son uno de nosotros, háganme un favor: sáquenle una foto a su iris, y mírenla. Tiene irregularidades, o es perfecta? Si no es perfecta, seguramente son uno de nosotros.
El Doctor me explicó que Vanderbilt era un Defectuoso, igual que su hija. Pero ella enfermó joven. “eso es muy frecuente” – Dijo Parrish. “Los indigo son niños únicos, no tienen Doppelgängers. Son como errores del sistema de fabricación, son más delicados”.
“Lo que yo llamo defectuosos?” Dije yo. Me miró condescendiente: “Preferimos llamarlos, Rompedores. De ahí el nombre de la casa. La fundación Vanderbilt, dueña de este centro, los llama así. Niños con capacidades especiales, que ven el tejido del mundo en el que nos han metido”.
“Su hija es extraordinariamente pura. Vigile su salud. Quizás sea ella quien nos salve”. Me dijo. “Recuerde esto: no quieren que haya casos así, revelan su plan. Si la descubren, harán lo que sea para eliminarla: enfermedades… lo que sea”. Para ellos, su hija es el enemigo.
Y así me volví a España, con la niña, y con una mezcla de orgullo de padre y terror. Desde entonces no me alejo de ella. Y quizás sea una percepción mía, pero creo ver más Doppelgängers alrededor de mi casa. No serán más de 40 o 50. Siempre los mismos rostros.
Las voces en mi cabeza también se han intensificado. Es como si hubiese una guerra entre ellos, y mi hija fuese parte clave en todo ello. Ahora, al menos, tengo una idea clara de lo que sucede. Pero pronto los acontecimientos se precipitarían de una forma que no podía ni imaginar
