El hilo de hoy igual es parece un poco místico, pero espero que les guste. Llevo toda la semana acostumbrándome, como todos, a los ritmos de vida con el coronapocalipsis. Y, honestamente, esperaba estar mucho peor. Pero no es así. De hecho, estoy feliz. Les cuento por qué.
Como todos, soy hijo de nuestra era: despierta, ve a la oficina, trabaja 12 horas, come mal, vuelve a casa, besito a las niñas, duerme mal, vuelta a empezar. Todo ello decorado con publicidad constante de productos que comprar. Soy, como todos, un hámster en la rueda.
Como el mundo hacía décadas que era estable, las estructuras estaban muy bien engrasadas: todos nacemos, vivimos y morimos en un mundo capitalista. Y todo el sistema está diseñado para convencernos que esa vida es ideal. Que es el único y mejor mundo posible.
Les confesaré una cosa: a mí hace años que esa vida me chirriaba bastante. A ver, no es que mi vida sea un asco, qué va. Yo me gano la vida bien, y todo eso. Pero uno piensa globalmente y dice “esto que hacemos no tiene sentido, las cosas deberían cambiar”.
Leí hace años un libro (se lo recomiendo, es largo pero excelente, es éste amzn.to/2Wu3CPN). Es un clásico de la autoayuda, fíense de mí es un buen libro, y el autor explica cómo el hombre sólo cambia cuando está obligado a cambiar.
Explica que perder peso, por ejemplo, no funciona salvo que por algún motivo sea obligatorio e irrenunciable. Somos muy malos cambiando inercias, salvo que haya una causa externa. Por ejemplo, dejar de fumar es más fácil, si tienes cáncer de pulmón. Eso te obliga.
Pues bien: creo que no soy el único que piensa así. Creo que en menor o mayor medida todos estábamos descontentos con nuestras vidas, pero éramos incapaces de cambiar. Nada nos obligaba. Cada día seguíamos, como el hámster, dando vueltas a la rueda.
Y de repente llegó el coronavirus. Como un ángel destructor se ha cargado nuestra forma de vida. Y evidentemente es un drama de proporciones monumentales: está muriendo gente, los médicos se están dejando la piel: por favor que nadie interprete este hilo como una broma.
Pero, indirectamente, el coronavirus nos ha despertado de una bofetada. Se ha cargado los botes de perfume y las zapatillas caras. Ha destrozado los coches, los relojes de oro y las joyas. El coronavirus ha venido y nos ha dicho: dejad de hacer el imbécil.
Hagan una prueba: pongan la tele, y vean los anuncios y la publicidad. A que todo suena bastante absurdo? Yo veo ahora uno de esos anuncios de coches con un auto caro y una chica sexy y me parto de risa. Veo lo absurdo del modelo de vida que llevábamos.
Otro ejemplo: en unos días se publicarán datos de contaminación para Europa. Supongo que no hace falta que les anuncie lo que habrá pasado. En China tienen el mejor aire que han tenido en años, el cielo es azul. edition.cnn.com/2020/03/17/hea…
Sigo. Esta semana he visto más películas con mi mujer que en años. Hablo más. Estoy más con mis hijas. Estoy aprendiendo a jugar a básket y oye, no se me da mal. Estoy trabajando desde casa. Y se sorprenderían, pero mi productividad es más o menos la misma que antes.
Y saben qué añoro realmente? Añoro quedar con la familia. Añoro una o dos cosas de comida. Añoro salir a pasear, concretamente por la playa. Y poco más. Todo el resto me importa tres pitos. Los coches. La chica sexy. Los perfumes y los relojes de oro. Se los regalo.
Quede claro que NO estoy diciendo que el coronavirus sea deseable. Seamos serios, España se encamina a los 1000 muertos. Esto es un drama. Y no quiero restarle magnitud con comentarios ligeros, es una falta de respeto.
Pero lo que digo es que, quizás, el coronavirus es una señal. Si son religiosos, llámenlo divina providencia. Si no lo son, llámenlo “wake up call”. Pero igual este virus es el evento que hacía falta para forzar un cambio. Para que pensemos en nuestra vida y cómo la aprovechamos.
Porque saben perfectamente que el tiempo que tenemos es limitado, que con 80 años más o menos nos guardan en una caja de pino y adiós. O sea que es bueno usar esos 80 años de la mejor forma posible. Y, a veces, que nos obliguen a replantearnos cosas es bueno.
Por qué escribes este hilo? Me dirán muchos. Es sencillo: me temo que, en algún momento, ganaremos al virus. Somos una especie fuerte. Y tengo confianza plena en nuestros sanitarios y científicos. Y llegará el día que saldremos de casa y volveremos a la oficina.
Y nos despertaremos. Y trabajaremos 12 horas. Y comeremos fatal. Y llegaremos a casa y daremos un beso a las niñas. Y eso cada día, como hámsters en la rueda. El establishment hará todo lo que pueda para vendernos que esa vida es la mejor y única posible.
Pero sabremos que no es así. Como ya les dije el otro día, este proceso está siendo como el Mito de la Caverna, de Platón, en el que el hombre sediento de conocimiento sale de la caverna, busca el conocimiento en el mundo, y vuelve, transformado, para compartirlo.
Tenemos una oportunidad que no volveremos a tener en la vida. La oportunidad de cambiar. De replantearnos el mundo y de reinventarlo. En este sentido, este virus es una bendición. Y por eso estoy de un cierto buen humor: el virus es un nuevo comienzo.
De repente, veo el cambio climático como un problema resoluble. De repente, veo que nadie volverá a usar un discurso neocon sobre sanidad en décadas. De repente, veo cómo la gente se está dando cuenta de quién aporta en la sociedad, y quién sobra (sí, Felipe, va por ti).
De repente pienso que si decimos "pues no hay más coches en las ciudades" no pasará nada. Que si decimos "hay que recortar el gasto militar" la gente estará de acuerdo. Que si decimos "hemos de organizar el trabajo de otra forma" el mundo estará preparado.
Y lo bueno es que eso está sucediendo en el mundo ENTERO. Si la Revolución Francesa cambió el mundo desde un solo país, imaginen lo que puede hacer una revolución que mete miles de millones de personas en sus casas. No ha habido un suceso así en la historia.
Yo soy sólo un tipo que escribe hilos ingeniosos en Twitter. Pero si fuese sociólogo, politólogo, o un investigador de cualquier tipo, estaría emocionado, tomando notas. El mundo está cambiando delante de nuestros ojos, son momentos trascendentes.
Ahora centrémonos en ganar al virus. Pero no olvidemos las lecciones que estamos aprendiendo estos días. Hay un Nuevo Mundo ahí fuera. Hagamos que sea mejor.
Feliz Viernes!
dani
Feliz Viernes!
dani
