Thread by @MdaCaravaggio

Hoy os voy a enseñar el Coloso de los Apeninos. Porque sí, porque me da.

"Pero, Cara, eso es del Manieris..." CALLÁTE.

Un bicharraco saliendo de una montaña. ¡UN BICHARRACO SALIENDO DE UNA MONTAÑA!

Dentro HILO⬇️⬇️
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Primero, el bicharraco está en la Villa Pratolino, que tiene mala rima, y que mandó hacer Francesco de Medici entre 1569 y 1581. A las clases altas del periodo renacentista les gustaba una villa más que a un tonto un lápiz, con que cada uno se construía la(s) suya(s).

Las usaban como lugar de esparcimiento, lejos (relativamente) de la ciudad, en este caso Florencia. Y allí hacían volcar toda la imaginación de sus artistas para crear entornos de naturaleza mágica. Eso mientras se construía. Luego la imaginación pasaba a cómo montar fiestorro.

Grutas que emitían sonidos misteriosos, jardines llenos de sorpresas naturales y artificiales, fuentes, juegos de agua... Por ejemplo, la Villa d'Este contaba con un órgano hidráulico, y el agua se activaba al acercarse los cortesanos. ¿Nos vamos haciendo a la idea?

Paréntesis: probablemente sea más que conocido, pero una de las obras más famosas de Rafael está en una villa (la Farnesina, en Roma). A ver si nos suena:

Bueno, pues aquí entra en juego Jean de Boulogne, AKA Giambologna, el ceñó que hizo el bicho en cuestión.

Como a Troy MacClure, lo conoceréis de otras obras como su participación en la Fuente de Neptuno de Florencia junto a su maestro Ammannati.

Su Mercurio.

O su Rapto de las Sabinas y su Hércules luchando con el centauro, que igualalomejor os suenan de algo. Buscad a Wally en la tercera foto.

Segundo paréntesis, y este sólo por tocar las narices: Giambologna tiene un estilo de "figura serpentinata", o lo que es lo mismo, "figuras en giro en espiral ascendente [...] cuyos movimientos se reproducen desafiando la fuerza de la gravedad".

Y ahora se lo restregáis a Berni.

En fin, que le llama el Medici y le dice: "Giambo, por mis dos títulos de nobleza que llevo colgando quiero que me plantes aquí, al lado de este estanque y entre bosque y jardines, una escultura que represente los Apeninos, y que mis invitados cuando la vean se caigan redondos.

Pos, na, pos a mandar, que el señorito quiere aquí un monstruo de la naturaleza, pues se hace, que estamos en el Renacimiento y ya se puede todo. Martillazo va, martillazo viene.

Y el coloso nace desde las entrañas de la naturaleza.

Y el señor Coloso, como su propio nombre indica, es un bicho de agárrate fuerte y preta el culo.

Hoy no es sino una sombra de lo que fue, pues lo rodeaba una montaña entera de cuyas entrañas nacía su filial figura. Pero, ¡cuánto les debemos a los grabadores y dibujistas del pasado! Gracias a ellos podemos alimentar nuestra imaginación de lo que una vez fue.

Y, a pesar de todo, incluso sin su primigenia matriz, su presencia sigue siendo firme, creando expectativas en sus espectadores. De si no se levantará y echará a andar. Por fin.

Fue, nunca mejor dicho, un colosal placer.