Thread by @MdaCaravaggio

No fue la vida fácil, ni plena de alegría.
El entrecruzar del destino me empujó al de pincel indócil. Y me convertí en:

Santa Catalina de Alejandría.

DENTRO HILO: ⬇️⬇️⬇️

Mi presento, miei cari: soy yo, vuestra Fillis, Fillide Melandroni. No os preocupéis por el Merisi, que está en la taberna con no-se-qué de un vino aguado y un camarero al que le va a romper la crisma. En un rato vuelve.

Mientras tanto, os vengo a contar un par de cosas.

Siena me vio nacer un frío 8 de Enero de 1581. Y no, la vida no fue fácil. Doce años más tarde, empujada por la pobreza, entraba en Roma junto con mi madre y mi hermanito. En el viaje conocí a Anna Bianchini, que os sonará de Marta y María Magdalena. Mi primera aparición estelar.

Annita y yo hicimos buenas migas y fuimos buenas compañeras de trabajo.

Oh, sí. Se me olvidaba. Mi trabajo: el oficio más antiguo del mundo, dicen. Paseante nocturna de los lúgubres soportales de Roma. Y a mucha honra, conste.

De ello se me acusa por primera vez en 1594. Pensad en vosotros mismos con 13 años. Pero a diferencia de otras, aún tuve suerte, pues en 1597 me hice popular en mi oficio, y para 1603 la fortuna me sonreía.

Dejé este mundo siendo rica y con un retrato del Merisi.

Pero que no os engañen mis dulces palabras. Son técnica depurada de oficio.

En diciembre de 1600 intenté agredir, marcar, a Prudenza Zacchia. ¿Os suena la palabra "sfregio", verdad? Pues eso. No es de entrañar que me llevara bien con vuestro querido Migui.

Incluso puede que en una de aquellas me destrozara el dedo anular de la mano izquierda, como se puede apreciar en la Santa Catalina o en Marta y María Magdalena.

1598. Del Monte ha dicho que quiere una Santa Catalina, que tiene gran devoción. Y el Merisi que cuando la vea se va a poner que no sabremos donde termina el birrete y donde empieza el Cardenal. Sí, es un bestia, lo sé. Y en esas estamos.

Una habitación desnuda, aislada. Solo yo, quiero decir, Santa Catalina, sentada en un cojín de damasco rojo con los atributos del martirio de la santa: la rueda donde intentaron quebrarla hasta que un rayo la partió, la espada de la decapitación manchada de sangre, y la palma.

En apariencia poco. En realidad mucho.

-Merisi, esto te va a quedar muy soso.
-Que no, tú mírame segura. Despreciando a la muerte.

-Que sí, que vale. Pero sigue siendo muy seco.
-Acaricia la espada. Así. Eso es.

Todo es ambiguo cuando me miráis. Tengo los atributos de la Santa. Pero soy muy real. Demasiado real.

Y sin embargo, todo es un artificio. Es pintura.
Analizada recientemente por el equipo de @RestauraThyssen. Allí que me llevaron al taller, que si vamos a echarle un ojo, que si radiografía, que si yo no me he roto ningún hueso, que si no te quejes Fillis que esto no duele.

Que si ahora reflectografía infrarroja, que si esto empieza a parecer una peli de Star Wars con tanto rayo, que si ahora la luz rasante... Vamos, que sacaron la artillería pesada de la que disponen los Restauradores para ver cómo narices llegué yo a estar en el lienzo.

En resumen: el Merisi monta el lienzo en el bastidor y le da una capa preparatoria donde, aún húmeda, hace unas incisiones para marcar a grandes rasgos la composición. Hace un primer esbozo y comienza a formar una figura con un vestido rojo que luego cambia a azul.

Finalmente, sobre la modificación del manto ya realizada, termina de hacer las manos y la espada. Dicho así parece muy fácil, pero no. Por algo el Merisi es un genio.

Cuando me pusieron la luz rasante me dijeron que estaba limpia de espinillas y puntos negros, pero que las incisiones que me hizo probablemente con la punta del mango del pincel se veían fetén.

La Reflectografía Infarroja, me dijeron, muestra cómo la rueda era en principio más grande en la parte superior, pero que luego decidió taparla. Además, sabed que en un principio construyó la rueda prácticamente entera para hacer la circunferencia y luego tapó el lado quebrado.

Finalmente, la Radiografía muestra todas las pequeñas variaciones que fue haciendo el Merisi: en la manga izquierda, a la altura de la cadera... pero, sobre todo, y lo más visible, en la posición de las manos. Empezad a contar dedos.

La limpieza de la superficie es lo más obvio para aquellos que se aproximan a una obra. Pero las restauraciones, como ven, tienen un transfondo y una labor tan enorme como la profesionalidad de aquellos que luchan contra el paso del tiempo.

Gracias a don Ubaldo Sedano, a doña Susana Pérez, y a todo el equipo de @RestauraThyssen por ganarle, al inexorable paso del tiempo, unos instantes más.

En el recuerdo la foto de familia.

Hasta el 23 de junio pueden venir a saludarme a la sala que versa sobre esta obra y su restauración. En @museothyssen.

Y si han leído este hilo y se acercan a mí, no olviden sonreír. No olviden agradecer.

Termino con las palabras de Marzio Milesi: "Sólo un Ángel podría retratarte, hermosa Filis, y crear este hermoso rostro, pues eres un ángel del Paraíso".

Marzio sabía lo que decía, pues ese Ángel no podía ser sino uno: Michelángelo Merisi da Caravaggio.

Ha sido un placer que conozcan mi historia.
Gracias por estar ahí. Por el aprecio.

Nos vemos en la próxima. Hasta entonces... estaré vigilando.