Los profesionales que se vean obligados a tomar decisiones rápidas sobre el cuidado del paciente y mientras se mantienen al día con la literatura avanzada, además de controlar su propia salud, tendrán dificultades para hacer cualquier otra cosa.
contagionlive.com/publications/c…
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Porque en esta pandemia de evolución tan rápida, cualquier cosa que se publique puede quedar desactualizada inmediatamente.
En la medida de lo posible, es crucial que documentemos el avance de COVID-19 y nuestros éxitos y fracasos al tratarlo en el camino.
Las redes sociales son omnipresentes y ofrecen una plataforma para la difusión de buenas ideas, los médicos que describen situaciones que encuentran, las experiencias de los pacientes y la rápida distribución de nueva literatura.
Aunque también acelera la propagación del miedo, la ansiedad y la desinformación.
Las impresiones preliminares de los nuevos hallazgos sobre el SARS-CoV-2 y la experiencia clínica en el tratamiento de COVID-19 brindan información más rápidamente a los médicos de primera línea que buscan ayuda.
Además, más personas tienen la capacidad de teletrabajo que nunca, y las instituciones educativas pueden ofrecer clases virtualmente. La telemedicina se ha vuelto más común y se puede ver una rápida absorción de las necesidades no urgentes durante la pandemia.
La historia nos muestra que estamos condenados a repetir nuestros errores si no aprendemos de ellos, y estamos volviendo a aprender las lecciones pasadas en este momento.
A medida que avanza COVID-19, aprendemos muchas más lecciones, no solo en los temas obvios de epidemiología, terapéutica, salud pública y control de infecciones, sino también en psicología, sociología y ciencias políticas.
