Thread by @RafaelPoulain

Pongan atención que hoy les voy a contar la historia de Beethoven:

Nuestra historia empieza en Bonn, una pequeña ciudad del Sacro Imperio Romano Germánico, hay cierta controversia en cuanto a sus antepasados, muchos creían que tiene origen noble pero en realidad sus bisabuelos eran campesinos que se trasladaron a Bonn en busca de una vida mejor.

Se cree que de ahí viene el “Von”, pero dejemos su nombre para otra ocasión y sigamos con sus antepasados, uno de ellos tenía su mismo nombre, era su abuelo, que creció en la tranquila Bonn y se dedicó a la música con tal éxito que llegó a ser director músical en la corte.

Beethoven (el abuelo) se casó con una joven llamada María Poll, tuvieron una vida tranquila y 3 hijos, María, Marcus y Johann, este último fue el único que sobrevivió a la infancia y tenía puestas en sí mismo las esperanzas y sueños de su padre.

El plan de su padre era que Johann heredara su trabajo como director de música en la corte, pero padre e hijo no podían ser más diferentes entre sí, constantemente estaban en desacuerdo y el acabose llegó cuando Johann se casó con una pobre viuda hija de un cocinero.

El feliz matrimonio se fue a vivir a otra ciudad y en 1769 nació su primer hijo, lo bautizaron como Ludwig María Van Beethoven y el pequeño murió 6 días después del bautizo, es por ello que sus padres reciclaron el nombre, se lo pusieron al segundo hijo y asunto arreglado.

Es muy común este acto, recuerden la historia de Van Gogh en donde les conté que su hermano mayor falleció y cuando nació él, un año después, sus padres le pusieron el mismo nombre. Bueno algo así pasó con nuestro protagonista que nació (ahora sí) en 1770 en la ciudad de Bonn.

El pequeño mostró un expecional talento músical y su padre se empeñó en enseñarle a tocar el piano, pero Johann no era amoroso, era un hombre violento con problemas de alcoholismo que constantemente maltrataba a su familia y le pasaba sus frustraciones a nuestro protagonista.

Cuando el pequeño tocaba mal, le abofeteaba, lo dejaba encerrado en el sotano por horas y cuando salía, si se volvía a equivocar, lo golpeaba con más furia, cada día tomaba más y le frustraba que su hijo no superara sus expectativas.

Siempre lo comparó con Mozart, decía que su hijo podría ser el próximo gran genio.

Por cierto, la historia de Mozart la pueden leer aquí:

https://twitter.com/rafaelpoulain/status/1009260501715619842

A veces su padre llegaba con amigos a altas horas de la madrugada y lo despertaba para que tocara para sus amigos, eso lo fue volviendo un joven triste y solitario, además tenía malas notas en la escuela porque siempre se quedaba dormido.

Así que su música era el único escape que tenía, por eso se enfocó en cuerpo y alma a ella, no para complacer a su padre, para encontrarle un sentido a su vida.

Su madre no le hacía mucho caso a Beethoven para no enfurecer a su esposo y la vida del pequeño fue un martirio hasta que, tras dar su primer recital a los 7 años, estuvo en la mira de muchos músicos, uno de ellos, Christian Gottlob Neefe lo aceptó como su pupilo tiempo después.

Neefe era un organista en la corte que se sorprendió con el talento de Beethoven al cual llamaba “El segundo Mozart” y le enseñó la música de los grandes compositores
El clima cultural de la era de las luces también le impactó y dejó la escuela para dedicarse de lleno a la música

Por primera vez se podía hablar y pensar libremente, quería llevar esas nuevas ideas que tanto le fascinaban a la música, así nacieron sus primeras composiciones, no quería escribir para entretener, quería escribir para inspirar a otros y para ello tenía que trasladarse a Viena.

Christian Neefe publicó una revista de música un artículo elogiando a su pupilo, pedía ayuda a los nobles para que se convirtieran en mecenas de Beethoven para que pudiera trasladarse a Viena.

El conde Ferdinand Von Waldstein respondió al anuncio y Beethoven se marchó a Viena donde pudo conocer a Mozart, tocó para él y la leyenda cuenta que el Wolfgang dijo que ese muchacho llegaría muy lejos y bien harían las personas en recordar su nombre.

A los pocos días de haber llegado, a la capital de la música en marzo de 1787, y luego de haber impresionado a su héroe, pensó que nada lo detendría, pero a los pocos días tuvo que regresar a Bonn para despedirse de su madre que había enfermado gravemente.

El alcoholismo de su padre se agravó y terminó en la cárcel eso orilló a Beethoven a hacerse cargo de sus hermanos y aceptar un puesto como maestro de música, empezó a estar de mal humor, por la presión de mantener a todos y resolver los problemas de su padre.

La única vacante que había era como maestro de viola, un instrumento que aprendió a tocar rápidamente, así logró sufragar sus problemas economicos y dedicarse a componer complejas piezas que no muchos músicos se atrevían a tocar debido a su dificultad.

A él no le importaba si eran fáciles o difíciles, de hecho le gustaba que le fueran incomodas a otros músicos, iba de un lado al otro del piano, y cuando le pedían que cambiara la música para poder seguirlo, él decía que poco importaban las quejas cuando las musas le acompañaban.

En 1792, se trasladó de nuevo a viena gracias a la ayuda de su amigo Franz Wegeler, pero por esa época notó que empezaba a perder la audición, no era completamente sordo como muchos creen, pero ese mal le causaría muchas molestias más adelante.

Al poco de llegar su padre falleció pero Beethoven no volvió al funeral, no iba a perder más su tiempo con ese borracho, era un joven hosco, de 1,65, con un pelo enmarañado que rodeaba su rostro con marcas de una agresiva viruela y sus conocidos le apodaban “el siciliano”.

Su pelo enmarañado, su actitud tosca y sobretodo su música y pasión, encantaban a todos los que lo veían tocar, nadie había visto a nadie tratar de esa forma el piano, muchos nobles le ofrecían dinero sin compromisos y ello le hizo poder dedicarse de tiempo completo a componer.

Necesitaba a los nobles pero los odiaba al mismo tiempo, se sentía superior a ellos, decía que nacieron con un título y ya, no quería deberles nada, por eso buscaba regresarles de alguna forma el dinero invertido en él y dedicaba algunas de sus composiciones a sus mecenas.

Es muy sabido que tras una discusión con el príncipe Lichnowsky, Beethoven salió de la habitación, dejó al príncipe hablando sólo cuando este le amenazó con dejar de patrocinarlo, pero antes de irse le dijo con aire altivo que había muchos príncipes, pero sólo un Beethoven.

A pesar de su amor-odio con los nobles, siempre disfrutó la confusión que causaba su nombre, muchos pensaban que el Von era sinonimo de nobleza, aunque ya les dije que era debido a sus antepasados campesinos.

En 1795 dio su primer concierto y la fama que le dio pensó que le harían irresistible con las mujeres, pero fue rechazado por Magdalena William y tras el desaire para casarse con él, se fue de gira por Europa presentando en distintas ciudades.

En 1800 compuso su primera sinfonía, ya con un molesto zumbido que escuchaba constantemente, pero a pesar de perder la audición gradualmente, esa sinfonía lo catapultó a niveles de fama insospechados, tuvo muchos alumnos y alumnas, una de ellas fue la condesa Giulietta Guicciardi

Tuvo una relación con ella y le dedicó la hermosa sonata “Claro de Luna” en 1801, pero a pesar de sus cortejos galantes ella no se casó con él, años después ella lo abandonó y se casó con un noble, esa también sería otra constante en su vida, de hecho nunca se casó ni tuvo hijos.

Además entre más perdía la audición, más iracundo se volvía, sus propios amigos se extrañaron y se alejaron de él, pero él prefirió eso a confesar que estaba perdiendo el oído. Se retiró a las afueras de Viena para poder tratar sus problemas pero ningún médico le pudo ayudar.

Sentía que sus días como músico estaban contados, sentía terror cada que pasaba frente a una iglesia y apenas podía escuchar las campanas. Ocultaba sus tristeza y la transformaba en rabia, estaba desesperado pero su espiritú creativo nunca se apagó.

Su música fue evolucionando, en esa época era furiosa, era terapéutica para él y sus cuartetos, sonatas y sinfonías reflejaban todo el remolino de emociones que vivía, los críticos le amaban y todo mundo toleraba sus desplantes. De hecho los nobles le asignaron un sueldo mensual.

Quizá querían compensar su culpa al haber permitido que Mozart muriera en la pobreza, como sea ese dinero le permitió concentrarse en su música y así llegó su tercera sinfonía, una poderosa obra que dedicó a uno de sus ídolos: Napoleón Bonaparte.

Cuya historia pueden leer aquí:

https://twitter.com/RafaelPoulain/status/937167480635584512

Años después, el cáracter explosivo y tajante de Beethoven hiceron gala de nuevo cuando Napoleón pasó de ser un libertador y se declaró emperador, Beethoven decepcionado borró su nombre de la pieza que le había dedicado y siguió con su vida.

Pero una tarde se presentó en concierto y notó que muy poca gente había ido a verlo, cuando preguntó la causa se enteró que las tropas de Napoleón habían entrado en Viena.

Su quinta sinfonía, con su famoso inicio fue escrita casi en la sordera su desesperación se ve reflejada en esa pieza pero en su tranquila sinfonía pastoral podemos ver cómo era sensible a los sonidos que pronto dejaría de escuchar.

Por esta época terminó su relación con la condesa Josephine Brunswick, ella lo abandonó para casarse con un noble, Beethoven estaba harto, siempre le pasaba lo mismo.

Por ello se alejó de los conciertos, por ello y porque ya no se escuchaba y consideraba que cometía muchos errores, de hecho su séptima sinfonía la compuso con los oídos pegados a la madera del piano.

Al poco se enamoró de la esposa de uno de sus amigos, se cree que las cartas que se encontraron tras su muerte, dedicadas a "Su amada inmortal", estaban dedicadas a ella, pero de nuevo su amor no fue correspondido por esa brecha que había entre nobles y el vulgo

No se sabe de algún hijo legítimo aunque se sospecha de una, aunque esa historia se las contaré en otra ocasión, vayamos al año de 1814, año en que compuso Fidelio, su única opera, que narraba la historia de un prisionero político que era salvado por una bella mujer.

Su empeño en hacerse cargo por el hijo de su difunto hermano le granjeó muchos enemigos en la corte, el testamento decía que el niño se quedara con su madre pero él se empeñó en quedarse con el niño, cosa que logró tras 5 años de batallas legales.

Durante el juicio se le salió decir que el Von no era de origen noble y todos lo llamaron fraude, ademas su sobrino le odiaba y no quería seguir sus pasos, con su reputación mermada y casi sordo, no tenía ganas de volver a escribir y se volvió a un más huraño y erratico.

Los niños le llamaban loco y se burlaban de él cuando lo veían deambulando ebrio y desaliñado por las calles de Viena, luego de esos largos paseos volvía a su estudio a componer, aunque llegó a pasar varias noches en la cárcel porque pensaban que era un vagabundo.

Sus amigos se alejaron de él, sus mecenas igual y a pesar de ello a los pocos años volvió con más fuerza que nunca, se dedicó a componer música eclesiastica y acercandose a la religión, su animo cobró nuevos bríos.

A los 54 años termino su obra más famosa, la Novena Sinfonía, una obra revoluvionaria que usaba un coro, algo nunca visto, y terminaba con la oda a la alegría que promulgaba la hermandad entre todos los hombres, pero a pesar del éxito no pudo ganar mucho dinero con ella.

Se sabe que cuando la tocó, el publicó se volcó en aplausos que él no puso escuchar, uno de sus músicos lo voltéo al público cuando notó que no se había dado cuenta, nervioso y triste se retiró a su casa y al poco tiempo se enteró que su sobrino se había tratado de suicidar.

Por ello dejó de gastar dinero y ahorró todo lo que pudo para dejarselo a su sobrino, se habían alejado de Viena y cuando volvieron tío y sobrino, el artista enfermó gravemente, sus amigos regresaron y muchos médicos lo visitaron pero poco pudieron hacer por él.

Cuando redactó su testamento y le dejó todo a su sobrino, le dijo a sus amigos que sonrieran, que él aceptaba su destino, Aplaudan, les dijo, “Comedia finita est”, la comedia ha terminado, un día mas tarde recibió la extremaunción y murió 4 días después, un 24 de marzo de 1827.

Sus amigos le hicieron una mascara mortuoria y le recortaron el pelo para poder vender mechones de este a sus admiradores, y así terminó su historia, que nos enseña que…

Beethoven se estaba quedando sordo y no se enfocó en lo que estaba perdiendo, sino en lo que iba a hacer con lo que tenia.

De eso básicamente se trata la vida, de qué haremos con lo que tenemos y de no olvidar que la grandeza siempre es una opción.

Fin.