Una de las mejores canciones de Oasis acaba de cumplir un cuarto de siglo: Don't Look Back in Anger. Esa excusa basta para un hilo sobre su letra, cómo se compuso, cuántos guiños a John Lennon incluye y su posterior transformación en himno después de la tragedia terrorista.
Es bien sabida la influencia que sobre Noel Gallagher ejercieron los Beatles, y más concretamente Lennon. Para descubrir la primera referencia basta escuchar con atención el arranque; la introducción a piano de este tema es calcada a la de Imagine.
A Oasis lo acusaron de plagio en varias canciones, y casi siempre con razón. Pero en este caso es un préstamo acreditado, un homenaje. Noel declaró que un chaval de 13 años que no conociera Imagine podría leer esa entrevista y descubrir a Lennon. Así, sí. Robar no, que está feo.
La letra arranca enigmática, y de esa manera proseguirá hasta el final. El cantante le habla directamente a alguien, a la protagonista del tema, en un tono reflexivo y melancólico.
He traducido "play" como jugar, aunque quizás sea tocar un instrumento. No creo, pero a saber.
Esta letra, a diferencia de las que suelo reseñar en los hilos, no es un relato hilvanado ni narra una gran historia. Más bien es críptica, por no decir que es un puñado de versos que, de forma mágica, suenan muy bien juntos y se meten en el cerebro. La importancia de la melodía.
Esta estrofa esconde el resto de referencias a John Lennon. La más obvia es la primera: la revolución desde la cama es una clara alusión a su protesta antibelicista de 1969 contra la guerra de Vietnam, encamado en Montreal y Ámsterdam junto a Yoko Ono durante dos semanas.
"The brains I had went to my head" lo escuchó Noel en unas grabaciones encontradas en el edificio Dakota, donde Lennon vivía y fue asesinado. Había empezado a recoger sus memorias en cintas, de viva voz. A Gallagher le gustó la alegórica frase y la incluyó en su canción.
El estribillo, ese que cuando suena intenta canturrear hasta quien no sabe inglés. Se da la curiosa circunstancia de que la protagonista del tema, la tal Sally, fue el último elemento en aparecer. Tiene una explicación, aunque parezca extraño: Noel no conocía a ninguna Sally.
Imagen: actuación en 1995 en el Sheffield Arena, la primera en un gran escenario. Durante la prueba de sonido, Noel trasteaba con su guitarra acústica. Era una canción incompleta. Liam preguntó si acababa de decir "So Sally can wait". No, contestó él. "Pues deberías", dijo Liam.
Noel terminó la letra en el camerino. Tan emocionado estaba por su potencial que no pudo refrenar el impulso juvenil, impensable para un profesional: la tocó esa misma noche, como si se la enseñara a un amigo con su acústica, solo que en un escenario frente a 20 mil personas.
Aquí, de nuevo, referencias oníricas o relacionadas con el consumo de según qué cosas. Lo que dice sobre la banda de rock and roll parece una advertencia para groupies, y es uno de los fragmentos del texto más mencionados a posteriori.
Pocos versos más personales escribió Noel que el de la chimenea. Cada día de San Patricio, su madre les obligaba a hacerse una foto en aquel rincón de la casa para enviársela a su abuela irlandesa. Tenía que pedirles que cambiaran el gesto para evitar que salieran con mala cara.
Desconozco si esta es una de aquellas fotos que mandaban a la abuela, pero no me resisto a dejarla fuera del hilo. Angelitos.
Desde aquí hasta el final suena varias veces el estribillo, pero ligeramente alterado: ahora es ella quien lo ignora, y el alma del narrador la que se esfuma. Para cerrar, repite el título de la canción y luego el broche perfecto; no mires atrás con rabia... At least not today.
Noel escribía las canciones, pero el vocalista era Liam. Consciente quizás de los dos temazos que acababa de componer, avisó a su hermano de que él cantaría por vez primera: le dio a elegir entre esta o Wonderwall. Como aquí suena la voz de Noel, ya sabemos cuál escogió Liam.
Don't look back in anger fue un éxito inmediato de ventas y crítica, y hoy se recuerda como una de las mejores composiciones de Oasis. El público siempre se apropia de las grandes canciones, y esa misma gente decidió recurrir a ella para expresarse en un momento delicado.
Ariana Grande actuó en Mánchester el 22 de mayo de 2017. A la salida del concierto, un terrorista suicida islamista activó un explosivo que causó la muerte a 22 personas. Los mancunianos entonaron luego la canción de uno de sus paisanos más ilustres: Don't Look Back in Anger.
Grande homenajeó a las víctimas con otro concierto en Mánchester. Chris Martin, líder de Coldplay, anunció que los británicos querían cantarle algo. Emociona el gentío coreando la letra, especialmente el estribillo y su mensaje resignificado.
Un mes después, la selección inglesa de fútbol jugaba en París, y la orquesta de la guardia republicana de Francia interpretó la canción antes del partido. Si nos fijamos cuando enfocan a los ingleses en la grada, no hay ni uno que no se sepa la letra.
Y con esto termina el hilo de esta semana. Lo digo siempre, pero para los recién llegados o los que quieran releer alguno, aquí están recopilados todos los comentarios de canciones hasta la fecha. Compartir si queréis, que es gratis. Salud.
P.D. En el último tuit se me ha colado el infinitivo de "compartir" y ya es tarde para borrarlo. Vamos a poner como excusa que la D y la R están pegadas en el teclado, pero la realidad es que hoy ha sido un día muy largo y he escrito el hilo casi sin tiempo para revisarlo.
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Algo hace clic en el cerebro, como un resorte: 9 de noviembre, Un ramito de violetas. Toda canción aspira a permanecer así en el recuerdo colectivo, pero muy pocas lo consiguen. A ver si desciframos qué tiene esta de especial en un hilo sobre su autora, su letra y sus versiones.
Evangelina Sobredo nació en El Pardo, en una familia pudiente: hija de militar y diplomático, siete hermanos, educación bilingüe, creció entre Inglaterra, Estados Unidos, Portugal y Jordania, donde le pilló la guerra. En los albores de los 70, ya veinteañera, regresó a Madrid.
Evangelina se convirtió entonces en Cecilia, su nombre artístico. Sacó dos discos donde trató temáticas ignoradas en la época —feminismo, suicidio, Guerra Civil—, y debió vérselas con la censura franquista. Publicó canciones muy exitosas, pero nada comparado con su tercer álbum.
La llamamos Revolución de Octubre aunque, de acuerdo a nuestro calendario, aconteciese a principios de noviembre. Un siglo después, Sabina escribió una canción desencantada y la tituló Leningrado. Un réquiem, como la definió. Es una de sus mejores composiciones recientes. Hilo.
"Es una canción que escribí lleno de amargura, por ver en qué ha quedado esa religión del siglo XX que fue la Revolución rusa y todo lo que vino después", explicó Sabina sobre una letra "muy nostálgica". Para hacerlo, el texto mezcla referencias políticas y un romance alegórico.
Los versos son sextillas de métrica libre; a veces se da alguna pirueta para intentar respetar la rima. El tema principal se salpimienta con frases sabinianas —"borracho como un rey desheredado", magnífica— o referencias de temáticas alejadas, incluso taurinas —"de grana y oro"—.
Qué buena tiene que ser una canción para estar considerada, sin titubeo alguno, entre las mejores de cuantas ha compuesto Joan Manuel Serrat. Qué digo buena: excelsa. Para reafirmarlo, ahí va un hilo sobre esa delicada tragedia amorosa llamada Romance de Curro el Palmo.
El romance más extendido es el octosílabo, pero este lo compone con versos de seis sílabas —y se cuela alguno de siete—. Será la métrica, la temática o simplemente la calidad, pero deja un regusto a texto clásico que induce a muchos a pensar que no fue Serrat quien lo escribió.
La letra consta de cuatro estrofas, y cada una desarrolla un capítulo de la historia: la contextualización, podría llamarse este primero. El narrador se recrea en los antecedentes, sin prisas; la presentación del protagonista, que da nombre a la canción, se aplaza hasta el final.
Revisando carpetas en el portátil he encontrado por ahí perdido el primer guion de largo que escribí. Y, como lógicamente eso ya no va a llegar a ningún lado, me hace gracia poner por aquí las primeras escenas. Son nueve paginitas.
Repito: era lo primero que escribía. Prometo que lo estoy subiendo tal cual me lo he encontrado, sin modificar ni una coma. Sed compasivos, por favor.
Ya, adolescentes muertas, qué original. Y dos policías de personalidades muy distintas para resolver el caso: ¡lo nunca visto! Cuando terminé el guion estrenaron La isla mínima y True Detective; comprendí la diferencia entre los profesionales y el primer intento de un aspirante.
Relacionamos la canción protesta con un señor contando sus cosas con voz suave y arpegio, pero The Cranberries demostraron en septiembre de 1994 que se podía hacer lo mismo con una muchacha berreando, metiéndole distorsión a la guitarra y leñazos a la batería. Hilo sobre Zombie.
En concreto, el tema se lanzó como single el 19 de septiembre del 94. Lo compuso en una noche Dolores O'Riordan, líder de la banda, con su guitarra acústica. Pero ya en el cuarto de ensayo el grupo comprendió que el mensaje que querían transmitir necesitaba el toque grunge.
La canción nació como reacción de Dolores, irlandesa, 22 años por entonces, al atentado terrorista del IRA —del PIRA, en realidad, pero por resumir— en la ciudad inglesa de Warrington, ubicada entre Liverpool y Mánchester. Explotaron dos bombas instaladas en sendas papeleras.
Sabina es capaz de colarle una letra sobre fútbol a los que buscan una canción romántica mientras le canta un noviazgo en verso a los futboleros. Semejante mezcla, con Argentina como escenario, solo podía llamarse Dieguitos y Mafaldas. Hilo.
La letra está minada de alusiones a la joven protagonista, su novia de entonces, pero también rebosa referencias futbolísticas. Y abundan los argentinismos, porque a Sabina le encanta enriquecer un texto con vocabulario específico.
Vamos a intentar desentrañarlo todo. Al lío.
La canción arranca sin preámbulos, directamente con versos descriptivos. Todos referidos a ella, la muchacha que inauguró la veintena en brazos del que canta. Hasta entonces, se deduce, no había tenido demasiada suerte en el amor, y quién sabe si tampoco en todo lo demás.