Pongan atención que hoy les voy a contar la historia de Wilm Hosenfeld, el hombre que salvó al pianista.
Hace unos días les conté la historia de Wladyslaw Spilman, aquel hombre cuya historia fue llevada al cine en 2003 y que fue contada gracias a la humanidad que mostró un oficial alemán cuya historia fue silenciada muchos años porque todos los nazis tenían que ser malos.
Nuestra historia empieza el 2 de mayo de 1895 en la ciudad alemana de Fulda, Hosenfeld nació en el seno de una familia católica medianamente acomodada, sabemos relativamente poco de su vida, pero si seguimos de cerca su carrera militar podemos ir armando su historia.
Tambien usaremos para este relato el diario y sus cartas que incluso se han publicado y nos dejan ver que la forma de pensar de este personaje dista mucho de lo que la historia nos enseña muchas veces y nos demuestra que en todos los bandos hay grises y no todo es blanco y negro.
Gracias a esos libros sabemos que Hosenfeld buscaba seguir los pasos de su padre que era maestro de escuela, pero el fuerte patriotismo que predominaba en la época lo motivó a enrolarse en los "Wandervögel" una organización de jovenes que fomentaba la camaradería.
Tuvo una relación con una chica llamada Annemarie Krumacher pero la interrumpió porque a los 19 años combatió en la Primera Guerra Mundial pero fue herido en combate en Rumania, cuando se recuperó fue herido nuevamente y finalemente pudo volver a casa donde su novia le dijo…
…que lo había esperado fielmente, ambos se casaron y finalmente Hosenfeld pudo dedicarse a la docencia, tenía una vida tranquila, tuvieron 5 hijos a los cuales les fomentaba el amor por su patria y ellos lo admiraban fervientemente.
su valentía en la llamada Gran Guerra le valió la Cruz de Hierro y su nacionalismo no se había apagado, de hecho como muchos alemanes, consideraba humillantes las condiciones del Tratado de Versalles.
Y entonces surgió un líder que empezó a dividir a la gente, con el pretexto de transformar al país.
Cuando los nazis se hicieron con el poder, Hosenfeld se unió a la fuerza policial de las SS, esperando que su experiencia pudiera ayudar a que su patria retomara su grandeza.
Era tan ferviente su enojo contra los que le habían causado daño a su patria que que asistió a un par de congresos en Nuremberg, pero conforme iba conociendo la ideología nazi, más discrepaba de ella y eso le ganó un par de críticas.
Aunque creía que su líder iba rectificar, ingenuamente creía que la invasión a Polonia se justificaba y llegó a declarar que todos los alemanes tenían que unirse y trabajar para que la inminente guerra fuera ganada por los alemanes.
Fue enviado a Polonia aunque su labor fue más administrativa, capacitaba personal y llevaba la relación de los prisioneros de guerra pero ahí empezó a sentirse ajeno a los ideales de los vasallos de Adolf Hitler
Cuando escuchó a las personas que su líder decía que eran los malos
Un mal líder divide, busca culpables y Wilm, siendo un religioso muy devoto, consideraba que no era nada cristiano lo que se hacía, si bien en un principio justificó la invasión, afirmaba que nada justificó lo que vino después.
Se guardó sus opiniones porque pensó que algo podía hacer más adelante, así fue subiendo en rango, y pasaría la mayor parte de la guerra en Polonia, de Pabianice a Wegrow, luego fue asignado a Jadow y finalmente fue enviado a Varsovia donde estaría más de 4 años.
Finalmente se hartó de la ideología y comenzó a hacer todo lo posible por ayudar a quien fuera independientemente de su religión o raza. Arriesgando su vida dio trabajo con papeles falsos a varios judíos e incluso llegó a conseguir refugio para muchas personas perseguidas.
Miles morían cada día y él se sentía impotente al ver lo poco que podía hacer, aunque no se desanimaba y día a día buscaba la oportunidad de salvar una que otra vida.
Y así llegamos a noviembre de 1944, cuando en una casa abandonada conoció a el famoso pianista.
Wladyslaw Szpilman se escondía en la casa que estaba destinada a ser el cuartel general de los alemanes, cuando nuestro protagonista lo encontró, el pianista aterrado pensó que sería el fin y para ganar tiempo se puso a platicar con el hombre que pensó que lo asesinaría.
Wladyslaw le contó que era un famoso pianista y Hosenfeld le pidió que tocara un poco, estuvo en silencio escuchando al músico y así nació una extraña amistad.
Escondido en una casa llena de oficiales, Spilzman vivió casi un mes gracias a la ayuda de Hosenfeld, que cada día le daba comida y le contaba que la guerra acabaría pronto, le daba noticias del exterior y le daba ánimos.
Su diario y la correspondencia que mantuvo con su esposa reflejan lo contrario que era a la ideología nazi y la vergüenza que sentía, incluso llegó a mencionar que los polacos tenían derecho a escupirle a los alemanes en la cara y que nada justificaba los horrores cometidos.
La caída era inminente, los soviéticos avanzaban sin cuartel y la carrera por tomar Berlín cada día parecía acercarse más a su fin, Hosenfeld le dejó a Szpilman comida, le pidió que resistiera y hasta le regaló su abrigo para que pudiera protegerse del cruel invierno.
Por cierto, la historia del pianista la pueden leer aquí:
El punto es que ambos personajes se separaron y jamás se volverían a ver, de hecho Wilm, tuvo un final bastante triste porque nada más terminó la guerra y fue arrestado y torturado.
Szpilman le dijo que algún día le regresaría el favor y que de ser necesario declararía toda la ayuda que recibió, le dijo que era el unico ser humano en uniforme aleman que había conocido y en Israel se le hizo un homenaje póstumo, pero el pianista no dio con él a tiempo.
Hosenfeld fue encarcelado y anduvo durante varios años de un campo de concentración sovietico a otro.
Tras muchas torturas y sin jucio, lo sentenciaron en 1945 a 25 años de trabajos forzados, aunque murió en 1952 debido a las crueles condiciones de vida a las que lo sometieron.
Y así terminó su historia, que empezó con un líder que abusó del hartazgo social y aprovechándose de eso llegó al poder y la cosa acabó con millones de muertos.
Y por eso su historia nos enseña que...
Hay líderes que se incomodan con la crítica, que dividen y persiguen a los que los cuestionan y que buscan dividir a su pueblos.
Gobierne quien gobierne, nada mejorará si nosotros no cambiamos y entendemos que todos estamos en el mismo bando y dejamos de atacarnos.
Fin.
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Pongan atención que hoy les voy a contar la historia de la maldición de los Kennedy:
Esta historia se las conté hace mucho, pero como aún no se podían meter tantos caracteres en Twitter, tuve que dejar muchos datos fuera para que el hilo no fuera tan largo, pero hoy ha llegado el día de contar la historia completa de la terrible maldición que rodea a los Kennedy.
Ellos eran, y son considerados por muchos una especie de familia real en EE.UU., sin embargo su nombre no sólo viene acompañado de prestigio, tambien viene con lo que muchos llaman “una maldición” debido a las tragedias que le han ocurrido a varios miembros de dicha familia.
Pongan atención que hoy les voy a contar la historia de Sor Juana Inés de la Cruz:
Nuestra historia empieza en San Miguel de Nepantla en el actual Estado de México, desgraciadamente no se sabe con exactitud su fecha de nacimiento, algunos sostienen que nació el 12 o 13 de noviembre de 1648 y otros que nació en 1651.
Eso pasó porque el acta de bautismo de Sor Juana data de 1651, pero las fuentes cercanas a su época dicen que nació en 1648, y entonces ahí empezó la polémica y hasta el día de hoy los historiadores no se ponen de acuerdo.
Pongan atención que hoy les voy a contar la verdadera historia de la Madre Teresa:
Nuestra historia empieza el 26 de agosto de 1910 en la actual Skjope en Macedonia del Norte, que nada tiene que ver con la “Macedonia” de Alejandro Magno, sólo se robaron el nombre, pero esa es otra historia.
El punto es que nuestra protagonista nació ahí, y lo hizo bajo el nombre de Anjezë (Agnes) Gonxha Bojaxhiu, sus padres eran una familia muy acomodada que venía de Albania y tuvieron 3 hijos: Aga, Lazar y finalmente, nuestra protagonista.
Pongan atención que hoy les voy a contar la historia de Beethoven:
Nuestra historia empieza en Bonn, una pequeña ciudad del Sacro Imperio Romano Germánico, hay cierta controversia en cuanto a sus antepasados, muchos creían que tiene origen noble pero en realidad sus bisabuelos eran campesinos que se trasladaron a Bonn en busca de una vida mejor.
Se cree que de ahí viene el “Von”, pero dejemos su nombre para otra ocasión y sigamos con sus antepasados, uno de ellos tenía su mismo nombre, era su abuelo, que creció en la tranquila Bonn y se dedicó a la música con tal éxito que llegó a ser director músical en la corte.
Pongan atención que hoy les voy a contar la historia de James Dean:
Nuestra historia empieza el 8 de febrero de 1931 en Marion Indiana, ese día nació nuestro protagonista, siendo el único hijo de Mildred Marie Wilson y Winton Dean, un hombre con antepasados nativoamericanos, algo que siempre enorgulleció a James.
Su padre era un hombre práctico que dejó de ser agricultor para convertirse en técnico dental, sus primeros años transcurrieron tranquilamente hasta que la familia se trasladó a California y ahí los golpeó la tragedia.
Pongan atención que hoy les voy a contar la historia del marqués de Sade.
Nuestra historia empieza el 2 de junio de 1740 en París Francia. Ya otras ocasiones les he contado la historia de personajes disolutos como el aventurero Casanova:
Pero nuestro personaje de hoy es diferente, sus polémicas obras, si bien lo catapultaron a la fama, también lo hicieron sufrir mucho a causa de su libertino pensamiento.