Ayer comentamos la organización de la Gran Armada de 1588, pero... ¿realmente fueron los elementos quienes la hicieron fracasar? ¿Qué falló del plan? ¿Hubo combates navales? ¿Qué pasó con las naves españolas? ¿Y las bajas? ¿De dónde viene lo de “Armada Invencible”? Serie de hilos
El 25 de mayo de 1588 “El Armada”, nombre que recibía de los almirantes en su época, bajo mando de Medina-Sidonia, partía de España rumbo al canal de la Mancha y mar del Norte, donde la flota se uniría a los refuerzos de infantería de los Tercios de Flandes de Alejandro Farnesio.
En 1583 Isabel de Inglaterra había fundado una Comisión Real para la Armada, que siguió con la labor de modernización de la armada inglesa iniciada por María I a instancia de Felipe II. Para ello, utilizó todo los recursos navales en su mano, incluídos los corsarios y piratas.
Asimismo, Isabel I recibió informes de sus espías de los planes de invasión de Felipe II. Toda nave antigua o no apta para hacerse a la mar fue reconstruida y las capaces fueron reacondicionadas para mejorar su velocidad. Los nuevos buques también se diseñaron para ser rápidos.
Estas mejoran incluían presentar una proa más baja, castillos de popa y proa menores, líneas más pulidas y cubiertas más largas, junto con un calado menor y más alargado que favorecía su entrada en el agua; si bien perderían capacidad de potencia artillera aun siendo maniobrables
De esta forma, un galeón inglés reacondicionado era un rival aceptable para un sencillo barco de transporte de tropas español, que eran los mayoritarios en la Gran Armada, pues no se pretendía tanto una flota de guerra como un transporte logístico de infantes para el desembarco.
Así, los ingleses consiguieron armar una flota de 197 navíos, de los cuales 34 eran galeones de guerra, 163 mercantes armados y otros 60 fueron enviados por los rebeldes de las Provincias Unidas. En total 1972 cañones y unos 15.925 hombres, entre marinos y soldados.
El Armada contaba, como dije ayer, con 154 naves, de los cuales 20 eran galeones de guerra, 44 mercantes armados, 4 galezas napolitanas, 4 galeras portuguesas, 23 urcas, 22 carabelas, 15 pinazas y 22 pataches. Unos 2431 cañones, entre artillería naval y de asedio.
Dentro de las tripulaciones había 8.050 marineros y 2.088 remeros, a lo que se tenían que sumar la tropa de desembarco de 19.000 soldados (17.000 españoles y 2.000 portugueses) entre los tercios de mar y los Tercios de Flandes. También había un pequeño grupo de caballería.
Todo esto es importante mencionarlo, ya que como se observa, los números no eran tan distintos, más bien parejos, y los españoles llevaban más barcos de transporte y menos de guerra, así como una sobrecarga de artillería y una nutrida tropa de infantería para el desembarco.
¿Qué quiere decir esto? Que el objetivo era un desembarco masivo y arrollar en tierra con la potencia letal de los Tercios españoles, no combatir en el agua en una batalla naval, y que los barcos de guerra eran una mera escolta, como ocurre aún hoy en día en operaciones anfibias.
Además, para ganar tiempo y disponer sus defensas, Isabel ordenó a Drake en 1587 asaltar la bahía de Cádiz, donde se estaban construyendo gran parte de las escuadras castellana y andaluza de la Gran Armada, lo que supuso si bien no una catástrofe sí un retraso en los planes.
A fecha de 22 de julio, El Armada alcanzó el golfo de Vizcaya pero las fuertes tormentas y el estado de mala mar provocaron que para el día 28 una parte de la flota (40 barcos) se hubiera perdido y separado del resto. Pasaron otros 2 días más para que pudieran reunirse todos.
El 29 de julio, la Gran Armada ya estaba a la altura de Fowey, condado de Cornualles, y los faros costeros ingleses anunciaron su presencia, dando Fleming aviso a Drake sobre la llegada española, y ordenando éste movilización general en la flota inglesa anclada en Plymouth.
Sin embargo, la escuadra inglesa no tenía posibilidad de hacerse a la mar, ya que la meteorología no lo permitían en ese momento. Con la brisa en contra y la pleamar, la flota inglesa se halló bloqueada en puerto. Además, la Armada navegaba con viento por la aleta y barlovento.
El almirante Juan Martínez de Recalde, 2º comandante de la Gran Armada y marino sabio, reparó en que la flota inglesa se encontraba atrapada en su propio puerto sin poder de zarpar y dio aviso a Medina-Sidonia para que bloqueara el puerto y hundiera la flota inglesa allí anclada.
Sin embargo, Medina-Sidonia tenía orden de ir a los Países Bajos a reunirse con Farnesio y embarcar a las tropas de Flandes, y se ciñó a sus órdenes de no atacar a los ingleses salvo que viera obligado a ello. Desperdició así la oportunidad de hundir a los ingleses de un plumazo.
Esto se achacó al cumplimiento de las órdenes pero también se interpretó la visión de Recalde como la mejor actuación teniendo en cuenta las oportunidad para lograr la empresa, es decir, que la disciplina de Sidonia se opuso a la clarividencia tática de Recalde, que era marino.
Aunque no está claro si hubo una advertencia del Recalde en ese momento sobre atacar a la flota inglesa en puerto. Por otro lado el carácter exageradamente modesto y obediente de Alonso de Guzmán sobre sí mismo, contribuyeron a la idea de su incompetencia de liderazgo militar.
Sea como fuere, cabe recordar que don Alonso había sido general pero nunca almirante, lo que explicaría esta excesiva prudencia táctica y celo en el cumplimiento de sus órdenes, además de manifiesto desconocimiento de las tácticas navales y en materia de navegación.
Perdida la oportunidad, los ingleses consiguieron sacar unas 70 naves de Plymouth remolcadas por botes de remos y, aprovechado la oscuridad de la noche del 30 de julio, se pudieron tras la retaguardia de la Gran Armada, ganándoles la ventaja de situarse a su barlovento.
La mañana del 31 de julio, la escuadra inglesa comenzó a atacar tímidamente a la retaguardia de la Gran Armada con cañoneos a larga distancia, lo que fue más una escaramuza de estimación del poderío adversario que una verdadera batalla naval. No se puede estimar bajas.
La Armada adopta entonces una formación de media luna, muy usada en la época, donde los barcos más robustos se sitúan en la vanguardia y los más frágiles protegidos en el interior. Sin embargo, los ingleses se habían posicionado ya para alcanzar la vanguardia española.
Los ingleses comenzaron a batir a uno de los buques de las mangas, y aun con un cañoneo desde la lejanía, el San Juan de Portugal, nave insignia del almirante Juan Martínez de Recalde, recibió, se dice, más de 300 cañonazos. En estos combates se perdieron dos naves españolas.
El San Salvador, navío insignia de Pedro de Valdés, de la escuadra andaluza, fue alcanzado en la santabárbara y fue abordado. El NSª del Rosario chocó con otro navío español al ejecutar una maniobra de abordaje sobre uno inglés, quedando inutilizado su palo mayor.
Ambos, abordados por los ingleses acabaron en los puertos de Weymouth y Dartmouth, respectivamente. La pérdida de estos galeones y las pequeñas luchas individuales, no fueron tan importantes para la Gran Armada pero sí el botín perdido, iban repletos de provisiones y munición.
Aun así, cuantitativamente, perder 2 galeones de los 137 que navegaban hacia Flandes no era en absoluto una situación dramática. Sin embargo, cuando comenzaron las desdichas y dadas las posteriores dificultades sí se vio que estos 2 navíos hubieran sido importantes en la empresa.
Medina-Sidonia relata casi diariamente el constante avance de la flota a Farnesio y le requiere noticias de las tropas de Flandes, pero el duque de Parma no le había respondido aún. El duque convoca un Consejo de Guerra que le exhorta a fondear en el puerto de la isla de Wight.
Y permanecer allí hasta que se reciba respuesta de Flandes que les confirme que los Tercios están listos para zarpar y dirigirse a su encuentro. Es ya el 4 de agosto, cuando Medina-Sidonia ordena poner rumbo al puerto, pero se topan con el escuadrón costero de Martin Frobisher.
La escuadra del corsario les presenta combate y en la refriega se desvían a unos bajíos peligrosos cerca de la costa, donde las naves españolas, de mayor calado, saldrán perjudicadas. Al mismo tiempo Drake, Howard y Hawkins llevan sus flotas hasta situarse en medio de la Armada.
Se presenta batalla que se libra durante varias horas, y la finalmente la Armada abandona la isla de Wight, poniendo la proa al paso de Calais, a la altura de las Gravelinas, esperando que el duque de Parma esté listo con sus tropas para unirlas a la flota.
Aunque las pérdidas no eran catastróficas, el hecho de largar velas continuamente dándoles popa a los ingleses en persecución y no plantearles batalla directa comenzaba a hacer mella en la Armada, y así lo exponían los capitanes, que no se puede navegar obviando a perseguidores.
Al día siguiente, Medina-Sidonia recibía aviso de Farnesio que le decía que aún estaba embarcado a los soldados. Todo producido a que el primer aviso, donde se informaba que la Armada había zapardo de Lisboa, no había llegado a Flandes. Aún así, Farnesio le animaba a esperarle.
Medina-Sidonia ordenó entonces anclar en el puerto de Calais y aguardar allí la llegada de las tropas de Farnesio, que irían a bordo de gabarras. Hawkins les habían perseguido hasta allí y ordenó dar fuego a 8 brulotes y lanzarlos contra las naves españolas ancladas en el puerto.
Los capitanes se vieron forzados a cortar amarras, perdiendo la formación y dispersándose al viento hacia el mar del Norte. En la mañana siguiente, sólo 5 naves permanecían ancladas en su lugar, y rodeadas por la flota inglesa. El 8 de agosto, estaban a nivel de las Gravelinas.
Paro aquí el hilo de hoy para no alargarlo mucho. Ya sólo nos queda la batalla de las Gravelinas y la vuelta a puertos españoles. También el periplo de Cuéllar.
Láminas de McBride, Parrilla, Salas, Ferrer-Dalmau y otros. Diagrama de los amigos de @todoababor .
Gracias por leer.
Más información y los diagramas. El último día haré un hilo con la bibliografía completa para esta serie de hilos.
Mucho se ha dicho sobre la mal llamada “Armada Invencible”, hoy vamos a desmentir las falacias, mentiras y propagandas contra la Gran Armada de 1588. Porque sabían que... ¿España ganó la guerra y el tratado de Londres fue muy favorable a los intereses de la Corona Hispana? Hilo.
La Armada debido a la persecución inglesa se vio obligada a retirarse de Calais hacia Gravelinas, en la costa francesa cerca del canal de la Mancha, donde finalmente presentó batalla a la escuadra inglesa conjunta de los corsarios Drake y Hawkins, en la que también iba Raleigh.
Con el viento desfavorable, los españoles no pudieron formar en línea de ataque, aunque tampoco los ingleses pudieron atacarles con contundencia, habiendo exclusivamente escaramuzas entre naves individuales, de poca o ninguna trascendencia táctica. La mala mar hizo el resto.
Seguro que muchos han oído hablar sobre la “Armada Invencible” pero... ¿Sabían que no se llamaba así? ¿Que fue militarmente incierto y que se mantuvo el statu quo? ¿Que la guerra la ganó España y fueron los ingleses quienes pidieron la paz? ¿Y cuál era su nombre? Serie de hilos.
En 1558 el Imperio español se extendía desde las Américas a Filipinas, y posteriormente se sumaron los territorios del Imperio portugués al anexionarse Portugal por derechos sucesorios. En Europa, las Flandes y media Italia pertenecían también a la Corona Hispánica.
El interés que podía tener España en Inglaterra era puramente geopolítico, pues era una nación sin gran importancia salvo que servía contra los intereses españoles en sus posesiones de los Países Bajos y podría ser un futuro aliado frente a los franceses o rebeliones protestantes
La Gran Armada de Felipe II se estaba construyendo en Cádiz en 1587, con el objetivo partir hacia Inglaterra. Mientras, Isabel I otorgoba al corsario Drake sus deseos de atacar el puerto español y hundir las naves. La campaña se vendió com un gran éxito, pero... ¿lo fue? Hilo.
A mediados del siglo XVI, concursaron una serie de circunstancias que convertían a Europa en un polvorín; desde económicas, hasta políticas y religiosas, que estaban tensando la ya frágil relación entre Inglaterra y España, potencia hegemónica económica, cultural y militar.
Por un lado, el protestantismo inglés se aponía al catolicismo papal y español, ya que Isabel I de Inglaterra había sido excomulgada por el papa Pío V en 1570. Felipe II en 1584 había rubricado con la Santa Liga de París el tratado de Joinville para combatir el protestantismo.
El 7 de diciembre de 1585, unos soldados españoles, cavando para realizar unas trincheras cerca de Empel, junto al río Mosa, encontraron una tabla de la Inmaculada Concepción. Lo que ocurrió a continuación esa noche podría calificarse como milagro. El milagro de Empel. Hilo.
En el año 1555, el emperador Carlos legó a su hijo Felipe II el gobierno de España y de los estados que hoy ocupan en su mayoría los Países Bajos. De esta forma, cedía las que durante toda su vida habían sido sus tierras predilectas para, después de una regencia, retirarse.
Sin embargo, el cambio de gobierno no agradó a los habitantes de la región, que vieron en Felipe a un rey extranjero que no lucharía por sus intereses, ya que, a diferencia de su padre, Felipe había nacido y se había criado en España, su lengua materna era la española.
El saqueo de Cádiz por los ingleses en 1597, se ha vendido como una gran victoria de la Expedición de Essex y Howard, pero realmente fue una acción tan pírrica que más parece una derrota: tuvieron que irse con escaso premio y considerables bajas y naves perdidas. Hilo.
A finales del siglo XVI, la Monarquía católica, que en 1580 había anexionado el Reino de Portugal y sus posesiones, era la mayor potencia mundial; estaba en constante expansión en las Indias, y contaba con el apoyo de los Habsburgo en Europa Central y de los príncipes italianos.
Hacia 1570, las relaciones entre Inglaterra y España, hasta entonces amistosas, comenzaron a torcerse debido a una serie de circunstancias económicas, políticas y religiosas: el protestantismo inglés se enfrentaba al catolicismo español e Isabel I había sido excomulgada.
Inglaterra estaba en bancarrota y la reina ordenó de sus favoritos Essex y Raleigh saquear la flota de indias y atacar a la armada española anclada en Ferrol. Pero hallarían su desgracia. La última gran expedición inglesa que sus historiadores han tratado de borrar. Hilo.
La última campaña de los corsarios Drake y Hawkins contra el Caribe español de 1595, se saldó con un auténtico desastre y la muerte de ambos. Pero al año siguiente, en 1596, la suerte favoreció a los ingleses, con la gran expedición angloholandesa que saqueó Cádiz.
Sin embargo la causa de la derrota española radicó más las en faltas propias que en las virtudes del enemigo. La guarnición de Cádiz era una milicia civil mal armada y poco disciplinada, muy inferior en número a la tropa inglesa desembarcada.