La Gran Armada de Felipe II se estaba construyendo en Cádiz en 1587, con el objetivo partir hacia Inglaterra. Mientras, Isabel I otorgoba al corsario Drake sus deseos de atacar el puerto español y hundir las naves. La campaña se vendió com un gran éxito, pero... ¿lo fue? Hilo.
A mediados del siglo XVI, concursaron una serie de circunstancias que convertían a Europa en un polvorín; desde económicas, hasta políticas y religiosas, que estaban tensando la ya frágil relación entre Inglaterra y España, potencia hegemónica económica, cultural y militar.
Por un lado, el protestantismo inglés se aponía al catolicismo papal y español, ya que Isabel I de Inglaterra había sido excomulgada por el papa Pío V en 1570. Felipe II en 1584 había rubricado con la Santa Liga de París el tratado de Joinville para combatir el protestantismo.
Por otro lado, las incesantes empresas de los corsarios ingleses contra los territorios españoles de ultramar y contra la flota de Indias, que cimentaba las finanzas y pagana las costosas soldadas españolas, suponían para España un riesgo y una amenaza a sus intereses económicos.
Si esto no fuera poco, el Inglés apoyaba abiertamente las pretensiones de los rebeldes de las Provincias Unidas, en los Países Bajos, que trataban de conseguir su independencia de la Corona Hispana por las armas. La prueba fue el Tratado de Nonsuch de 1585.
En virtud a él, se firmaba una alianza anglo-holandesa contra España, con el envío de tropas, pólvora y vituallas inglesas a los rebeldes. En Portugal, anexionado a España legítimamente en 1580, Isabel I apoyaba a don Antonio, prior de Crato, pretendiente al trono portugués.
Por su lado, el poder del Imperio español florecía con la anexión de Portugal, y estaba en gran expansión en las Américas. En Europa, Felipe II contaba con el apoyo de sus parientes los Habsburgo, y de algunos príncipes alemanes en el Sacro Imperio, además de los italianos.
En 1585, la tensión entre ambos países estalló, cristalizando en una guerra anglo-española. Entonces, Felipe II mandó armar y pertrechar una gran escuadra, la Gran Armada, construyéndose apresuradamente en los puertos españoles de Cádiz y Lisboa para invadir Inglaterra.
La Corte de Isabel I sospechó o se enteró de tal hecho, y encargó a Francis Drake, corsario inglés, el reclutamiento de una flota con la misión de espiar los preparativos militares de los españoles, interceptar sus suministros, y si fuera posible atacar la flota y sus puertos.
Isabel I dispuso para Drake 4 barcos de la Royal Navy: el Elizabeth Bonaventure, con el propio Drake al mando; el Golden Lyon, capitaneado por William Burroughs; el Rainbow, mandado por el capitán Bellingham; y el Dreadnought, por el capitán Thomas Fenner.
Otros 20 barcos más, aunque de menor porte, se unieron a éstos para la expedición. El coste de estas últimas naves salieron de un grupo de comerciantes de Londres, que participarían privadamente de los beneficios de la empresa. Mientras la reina recibiría el 50% de los beneficios
El propio Drake se embolsaría un 10%, que era lo habitual en estas empresas donde el impulso era soberano pero los riesgos particulares. Al fin, el 12 de abril de 1587, con la marea, la flota inglesa zarpaba de Plymouth destino a los puertos españoles de la bahía de Cádiz.
Una semana después, la reina enviaba a Drake una contraorden en la que mandaba que no se produjera ningún tipo de hostilidad contra la flota o los puertos españoles. Naturalmente, y según lo previsto, esta misiva nunca llegó a manos de Drake. El capitán del buque alegó mala mar.
A la altura de Ferrol, la escuadra fue dispersada por una tormenta que duró una semana. Tras reagruparse la flota, se encontraron con naves holandesas, que los informaron convenientemente que en Cádiz se estaba preparando una gran flota española de guerra y que partiría a Lisboa.
Al atardecer del 29 de abril, la escuadra inglesa entra en la bahía de Cádiz, donde estaban ancladas en el puerto 60 naos, y varios barcos menores. Tras avistarlos, 20 naves mercantes francesas que estaban en la bahía y otras naves pequeñas se refugiaron en Puerto Real y Sª María
Don Juan de Vega, corregidor de Cádiz, avisó a don Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina-Sidonia, quien arribó esa noche para ponerse al frente de la defensa de la plaza. Las pocas galeras españolas, bajo mando de don Pedro de Acuña, salieron al encuentro de la flota inglesa.
Sin el mando del Adelantado de Castilla y en clara inferioridad numérica tuvieron que retirarse hacia Cádiz. Entonces, fueron los puestos de artillería de costa los que abrieron fuego contra la flota inglesa, consiguiendo rechazar un intento de desembarco con lanchas en el Puntal
A lo largo de la noche del 29 y todo el día y la noche siguientes, hubo combates en la bahía. Al amanecer del 1 de mayo los ingleses se retiraron, habiendo destruido entre 23 y 33 naves españolas, la mayoría de poco porte, además de capturar otras 4 naves llenas de vituallas.
Tras dejar Cádiz, Drake se puso rumbo a la costa suroeste de España y Portugal, destruyendo todas las naves que hallaron a su paso, incluidos los barcos pesqueros. El 14 de mayo desembarcaron 1000 hombres en Lagos, en el Algarve, y asaltaron las varias fortalezas portuguesas.
Posteriormente fue hacia Lisboa, donde don Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz, supervisaba la construcción de la escuadra que iba a unirse a la de Cádiz para la invasión de Inglaterra. La flota inglesa se ancló en Cascais, sin pegar un cañonazo, pidiendo parlamento.
Un mensajero fue a don Álvaro con la proposición de un intercambio de prisioneros, a lo que el buen marqués respondió negando tener en su poder ningún cautivo que fuera súbdito inglés. Drake y Bazán rehusaron trabar combate, limitándose a un intercambio de fuego de artillería.
Todo ello sin bajas. Entonces, Drake ordenó levar anclas y zarpar otra vez hacia Sagres, donde la tropa inglesa se abasteció de agua, con algunos enfrentamientos menores con las carabelas españolas que habían salido en su persecución y caza desde Cádiz por orden de Medina-Sidonia
El 2 de junio los ingleses heridos y enfermos fueron evacuados hacia Inglaterra con Burroughs, que había sido relevado y puesto bajo arresto por discutir las órdenes de Drake. A la noche debutó una gran tormenta que les impidió la navegación durante 3 los próximos días.
Los planes de Drake eran navegar hacia la isla Terceira y dar caza y asalto a la flota de Indias, que pasaría por las Azores. Así, el 8 de junio la escuadra de Drake avistó a unas 20 leguas de la isla de San Miguel la carraca portuguesa San Felipe.
La San Felipe venía de las Indias, con importantes riquezas, y, después un ligero intercambio de fuego, fue capturada. Cabe recordar que ésta sería la primera nave capturada en el camino de regreso de las Indias, lo cual, no fue precisamente frecuente a pesar de lo que se vende.
La carga se estimó en unas 108.000 libras, entre la sede, oro y bienes de valor. La flota inglesa regresó a Inglaterra, arribando el 6 de julio. La expedición de Drake ha sido vendida por la bibliografía y propaganda anglosajona como una gran victoria, pero no es del todo cierto.
Es cierto que hubo ciertas pérdidas económicas y materiales causadas por el ataque inglés, pero lo frecuente era que la flota de Indias transportara millones, además de que alguna nave siempre se perdía por los temporales, con lo que 108.000 libras no era una catástrofe.
Por otro lado, se congratula el Inglés que la pérdida de naves en Cádiz frustró los planes de Felipe II de invasión de Inglaterra. Pero la realidad es que sólo fueron pospuestos un año, pues en 1588 partió de España la Grande y Felicísima Armada rumbo a Inglaterra...
Hasta aquí el hilo de hoy. Esta semana tendremos la famosa Gran Armada, la batalla de las Gravelinas y si da tiempo la historia de Francisco de Cuellar.
Láminas de McBride y Salas, cuadros de época y varios.
Seguro que muchos han oído hablar sobre la “Armada Invencible” pero... ¿Sabían que no se llamaba así? ¿Que fue militarmente incierto y que se mantuvo el statu quo? ¿Que la guerra la ganó España y fueron los ingleses quienes pidieron la paz? ¿Y cuál era su nombre? Serie de hilos.
En 1558 el Imperio español se extendía desde las Américas a Filipinas, y posteriormente se sumaron los territorios del Imperio portugués al anexionarse Portugal por derechos sucesorios. En Europa, las Flandes y media Italia pertenecían también a la Corona Hispánica.
El interés que podía tener España en Inglaterra era puramente geopolítico, pues era una nación sin gran importancia salvo que servía contra los intereses españoles en sus posesiones de los Países Bajos y podría ser un futuro aliado frente a los franceses o rebeliones protestantes
El 7 de diciembre de 1585, unos soldados españoles, cavando para realizar unas trincheras cerca de Empel, junto al río Mosa, encontraron una tabla de la Inmaculada Concepción. Lo que ocurrió a continuación esa noche podría calificarse como milagro. El milagro de Empel. Hilo.
En el año 1555, el emperador Carlos legó a su hijo Felipe II el gobierno de España y de los estados que hoy ocupan en su mayoría los Países Bajos. De esta forma, cedía las que durante toda su vida habían sido sus tierras predilectas para, después de una regencia, retirarse.
Sin embargo, el cambio de gobierno no agradó a los habitantes de la región, que vieron en Felipe a un rey extranjero que no lucharía por sus intereses, ya que, a diferencia de su padre, Felipe había nacido y se había criado en España, su lengua materna era la española.
El saqueo de Cádiz por los ingleses en 1597, se ha vendido como una gran victoria de la Expedición de Essex y Howard, pero realmente fue una acción tan pírrica que más parece una derrota: tuvieron que irse con escaso premio y considerables bajas y naves perdidas. Hilo.
A finales del siglo XVI, la Monarquía católica, que en 1580 había anexionado el Reino de Portugal y sus posesiones, era la mayor potencia mundial; estaba en constante expansión en las Indias, y contaba con el apoyo de los Habsburgo en Europa Central y de los príncipes italianos.
Hacia 1570, las relaciones entre Inglaterra y España, hasta entonces amistosas, comenzaron a torcerse debido a una serie de circunstancias económicas, políticas y religiosas: el protestantismo inglés se enfrentaba al catolicismo español e Isabel I había sido excomulgada.
Inglaterra estaba en bancarrota y la reina ordenó de sus favoritos Essex y Raleigh saquear la flota de indias y atacar a la armada española anclada en Ferrol. Pero hallarían su desgracia. La última gran expedición inglesa que sus historiadores han tratado de borrar. Hilo.
La última campaña de los corsarios Drake y Hawkins contra el Caribe español de 1595, se saldó con un auténtico desastre y la muerte de ambos. Pero al año siguiente, en 1596, la suerte favoreció a los ingleses, con la gran expedición angloholandesa que saqueó Cádiz.
Sin embargo la causa de la derrota española radicó más las en faltas propias que en las virtudes del enemigo. La guarnición de Cádiz era una milicia civil mal armada y poco disciplinada, muy inferior en número a la tropa inglesa desembarcada.
Hoy, 1 de diciembre se inaugura en Madrid el Hospital Isabel Zendal, enfermera en la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna de Balmis, cuidando y atendiendo a los 22 niños que llevaron la vacuna de la viruela a los territorios españoles de ultramar, entre ellos su hijo. Hilo.
Isabel de Zendal nació en el año 1771 en Santa Mariña de Parada, Órdenes, La Coruña. Su padre, Jacobo de Zendal, procedía de la parroquia de Santa Cruz de Montaos, y su madre, María Gómez, de la parroquia de Parada; ambos eran agricultores muy humildes.
Aunque existen hasta 35 versiones de su nombre, usaremos el de Isabal de Zendal. En su infancia era la única niña que iba a clases particulares con el párroco de su pueblo, muchos de sus hermanos habían muerto al nacer o a los pocos meses. A los 13 años murió de viruela su madre.
Todo lo que necesitó don Carlos de Amésquita fueron 4 galeras y 400 de sus arcabuceros para llevar a cabo la empresa de castigo que le encomendó Felipe II, atacando las costas inglesas de Cornualles, haciendo huir a miles de soldados, y celebrando una misa antes de partir. Hilo.
En 1588 dio comienzo en Francia la guerra de los tres Enriques, que enfrentó al rey Enrique III, al duque de Guisa y a Enrique III de Navarra por la Corona de Francia. Tras la muerte de los dos primeros, Enrique de Navarra, protestante, se convirtió en rey.
Eso no podía ser tolerado por Felipe II de España, por lo que apoyó a la Liga Católica francesa y al papa Sixto V, que se negaron a reconocer a Enrique como rey de Francia. Los ingleses, como protestantes y enemigos de España por la guerra de 1585, apoyaron a Enrique de Navarra.