No podemos nombrar a Dios sino partiendo de las criaturas. Pero las cualidades de las criaturas son accidentes a ellas en cuanto sustancias. Mientras que Dios es completamente simple y en él las perfecciones como cualidades no son accidentales, sino esenciales.
Luego las perfecciones no pueden decirse en el mismo sentido (accidentalmente) como se dicen de Dios (esencialmente), es decir unívocamente. Pero tampoco equívocamente (simpliciter), puesto que entonces nada podría ser conocido o demostrado de Dios (agnosticismo).
Por consiguiente, es necesario que aquellas perfecciones que se dicen de Dios y de las criaturas se digan por analogía. Toda perfección tiene, así, en Dios su primer analogado, y en las criaturas su segundo y por relación a la perfección divina que tienen por principio y causa.
Frente a la doctrina aristotélica del ipsum intelligere subsistens. Si Dios es omnipotente, el conocimiento de Dios de sí mismo habrá de alcanzar su omnipotencia. Pero el poder es sobre algo. Por tanto sólo es posible que Dios conozca su poder a través del conocimiento de
ese algo, que es exterior a él (puesto que Dios está en todas las cosas -ubicuidad- pero no están todas las cosas en Dios -panteísmo-). De donde se sigue que Dios no solamente se conoce a sí mismo, sino también lo creado por él.
Empero, Dios no se perfecciona extrínseca y accidentalmente a través de lo creado, sino que es intrínseca y esencialmente perfecto, en tanto que simplicísimo y donde omnipotencia y omnisciencia son su esencia.
Dios es causa de todas las cosas, no sólo durante la Creación del mundo, sino providencialmente al ser contingente como ser necesario. Pero para que la potencia sea movida a acto por efecto del agente, es necesario que causa (Dios) y efecto (mundo) estén en contacto.
Así, Dios está en todas las cosas en tanto que causa providencial suya, pero no todas las cosas están en él, puesto que Dios es simplicísimo y perfectísimo, sin partes.
Si Dios no fuese absolutamente simple, habría de ser o bien un compuesto de partes, o bien de materia y forma, o bien de naturaleza y supuesto, o bien de género y diferencia, o bien de sujeto y accidente; esto es, según uno de los seis modos de composición.
Pero Dios no es compuesto según ninguno de estos modos. Además, todo compuesto depende de sus partes, pero Dios es el Ser necesario. Además, todo compuesto tiene causa, pero Dios es la Causa primera. Además, todo compuesto tiene acto y potencia, pero Dios es el Acto puro.
Ah vale, dice "partes de cantidad" porque "materia y forma", por ejemplo, son "partes" del "compuesto hilemórfico", pero no son "partes de cantidad". Luego, la enumeración es de cinco modos de composición, pero la nota al pie dice "seis tipos".
Ahora que lo pienso, podría ser muy interesante desarrollar una doctrina materialista de los "modos de composición". Es decir, en sentido estricto Bueno sólo refiere como "partes" a las partes de un "todo corpóreo" (según el primer postulado holótico), es decir las "de cantidad".
Pero otras veces se dice "parte" en contextos no estrictamente holóticos, es decir no unívocamente. Pero o bien se dice "partes" en esos casos análogamente (o bien por analogía atributiva, o bien por analogía distributiva), o bien equívocamente respecto del "todo corpóreo".
Por ejemplo, no se me ocurre ninguna relación sinalógica constitutiva de analogía atributiva por la que se pudiese decir que una especie porfiriana es una "parte" de un género porfiriano (como "todo").
Pero tampoco si ha llegado a ser nombrada así es del mismo modo que en "león" (que deriva de "leo") y "León" (que deriva de "legio"), es decir equívocamente. Si ha llegado a usarse "parte" en esos casos es, por ejemplo, porque "la especie es al género lo que la parte es al todo"
(isomorfismo o relación isológica), es decir por analogía distributiva respecto del "compuesto corpóreo" como analogado primitivo.
La disciplina (M3) es inseparable del alma del sujeto. Pero la disciplina es un ser necesario, por tanto eterno. De donde se sigue que el alma del sujeto habrá de ser eterna para albergarla.
(Argumento flojito jaja.)
Prosigue:
Los inteligibles son inmutables. Pero los cuerpos son mutables. El alma sí es inmutable, en tanto que alberga la disciplina. Así, el alma debe buscar los inteligibles dentro de sí, entre lo inmutable de sí misma.
La razón, o bien está en el alma, o bien es el alma, o bien está en el cuerpo. Pero la razón es inmutable, mientras que el cuerpo es mudable. Luego de estar la razón en el cuerpo, ambas habrían de ser mudables o ambas inmutables.
Si la doctrina de la figura lógica era una doctrina gnoseológica, la doctrina del pensamiento que ofrece Witt en el "Tractatus" es epistemológica. Aunque en cierto modo aquí esa distinción es difícil de plantear.
La cuestión es que la propia idea de "figura lógica" designa un "pensamiento de los hechos". Todo "pensamiento" es lógico, y toda "figura lógica" es un pensamiento. O así lo he entendido. Es decir, lo que se adecúa o no a la realidad es el pensamiento.
¿Y qué sucede entonces con las "formas lógicas"? Las proposiciones son "expresiones del pensamiento". Así, si las proposiciones se adecúan o no a la realidad, es justamente en tanto que estas proposiciones son a su vez objetivaciones del "pensamiento" (son "espíritu objetivo").
Es interesante hasta cierto punto porque contiene referencias de sonido (audible o inaudible) como Idea ontológica. Ahora bien, es demasiado general hablar de "pensamiento hindú", no me da mucha confianza la interpretación. Por ejemplo, hay muchos mitos cosmogónicos distintos.
La interpretación de las cuerdas simpáticas de cordófonos como el sitar o el sarangi como un efecto de una nematología ontológica que presenta el sonido audible como imitación del inaudible tampoco lo tomo muy en serio.
Este listado de fuentes históricas de teoría musical sí es muy interesante.
Al margen de que uno esté de acuerdo o en desacuerdo con las justificaciones de este tipo de medidas ("dignidad", "ha completado su vida"...), el problema que encuentro es que muchos de sus partidarios son sociológicamente muy ingenuos, es decir, no publico.es/internacional/…
reconocen que los propios deseos del individuo enculturado en el dintorno de una sociedad histórica le vienen dados por la propia cultura de esa sociedad histórica de referencia. Es decir, si continuamente te están hablando de lo que es "una muerte digna" o de si "has completado
tu vida" es precisamente ese reiterar modelos morales de lo que es la "dignidad" lo que causa ese deseo de muerte ("ya he vivido lo suficiente"). No hay una desconexión. Y esto mismo es lo que se está viendo con las diferentes "identidades sexuales" donde de pronto despuntan