El FC Barcelona necesitaba un partido así tras la debacle ante el Athletic. En un día en que "lo haces todo bien" y pierdes, sacar orgullo y, sobre todo, fútbol, es vital para reforzar el proyecto.
Este partido el Barça no lo hubiera ganado hace tres meses.
Este partido el Barça no lo hubiera ganado hace tres meses.
Ganar partidos que vas perdiendo y mereces ganar es tan importante como los que no los mereces. Son victorias que refuerzan proyectos. El Barça venía ganando en las últimas temporadas solo aquellos en los que el rival no le ponía trabas.
Ahora es distinto.
Ahora es distinto.
El valor en el trabajo de Koeman reside en construir una identidad a prueba de golpes, un equipo en el que el talento no se solapa, sino que se reconoce. Un Barça con ritmo. Hoy daba la sensación de que el Granada había muerto en el 90 y el FCB iba sobrado de gasolina.
Si tu miras el equipo en agosto, en los últimos partidos de Liga y en Champions, veías a un equipo muerto, sin ritmo, en el que cada jugador debía hacer un esfuerzo para no molestar a su compañero en el verde.
Meses después, tras muchas dudas, estas asperezas ya no existen.
Meses después, tras muchas dudas, estas asperezas ya no existen.
Trabajo de entrenador es esto. Crear dinámicas positivas y dotar a tus jugadores de herramientas para sacar su mejor fútbol. Griezmann y De Jong sonríen. Koeman también.
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