El Obispo Rudigier era un hombre con temple de acero, pero de una profunda humanidad y dotado de un genuino amor por la música. Le dio un trato preferencial a Bruckner desde el principio, permitiéndole sus frecuentes y prolongados viajes a Viena.
Rudigier apreciaba enormemente las interpretaciones de Bruckner al órgano, lo invitaba frecuentemente para que tocara para él en la catedral. Le comisionó la “Domkantate” y la Misa en Mi menor para su nueva catedral y capilla votiva, la Catedral de la Inmaculada Concepción.
Rudigier quedó tan impresionado con la Misa en Re menor de Bruckner que confesó que se había sentido incapaz de rezar durante su ejecución. Bruckner veneró al Obispo aún después de que había dejado Linz. Le compuso la antífona “Tota pulchra es”.
Bruckner viajaba una o dos veces al año a Viena por seis o siete semanas, donde se la pasaba de la mañana a la noche en la casa de Simon Sechter: “His Studies with Secther were the core of Bruckner’s intelectual existence”. Durante 7 años renunció a componer libremente.
De 1855 a 1861 Bruckner estudió con Sechter armonía, contrapunto simple y doble, canon y fuga. Sechter declaró que nunca había visto a un discípulo más trabajador. Cuando Bruckner pasó sus exámenes finales con honores, Sechter le dedicó una fuga para conmemorar la ocasión.
Bruckner, en sus propias palabras, se sentía como un perro guardián que había roto sus cadenas. Inmediatamente solicitó que se le aplicara el examen final del Conservatorio de Viena, lo que le permitiría ser nombrado como maestro de armonía y contrapunto en los conservatorios.
Para su examen, Bruckner improvisó una fuga en el órgano de la Basílica de Maria Treu en Viena. Los examinadores estaban tan impresionados por la proeza, que uno de ellos exclamó: “¡Él nos debió de haber examinado! ¡Si yo supiera una décima parte de lo que el sabe sería feliz!”
Tanto tiempo sin componer pudo haber dañado el desarrollo de Bruckner como artista creativo. Por fortuna tuvo contacto con la música secular a través de la sociedad coral “Frohsinn”, a la que se unió en 1856 como cantante. Después fue bibliotecario y finalmente director del coro.
Fue con el coro “Frohsinn” que Bruckner estrenó en 1861 el ofertorio “Ave Maria”, que junto con el ofertorio “Afferentur”, marcaron la resurrección exitosa de Bruckner como compositor.
Poco después Bruckner conoció al director Otto Kitzler y estudió composición secular con él hasta 1863. Fue a través él que Bruckner conoció el “Tannhäuser” de Wagner y la obra sinfónica de Liszt. En 1863 Kitzler declaró solemnemente a Bruckner como maestro.
Fue por esos años que Bruckner entró en contacto con Wagner y sus partidarios. Conoció a Wagner en persona en Munich en 1865, en el estreno de “Tristan un Isolde”. También conoció a Hans von Bülow, quien quedó impresionado con la partitura inacabada de la Sinfonía I.
Bruckner también conoció a Berlioz y a Liszt en Viena y Budapest. Sin embargo, su relación con Liszt y Bülow no se consolidó. Bülow se volvió cada vez más crítico de la música de Bruckner, y Liszt incluso en 1884 seguía tratándolo muy condescendientemente.
Wagner aparentemente simpatizó con Bruckner desde el principio e incluso permitió que interpretara la escena final de “Die Meistersinger” con el coro “Frohsinn” en 1868, antes de la producción e Munich. Después aceptó la dedicatoria de la 3ª Sinfonía y alabó la II y III.
Es difícil saber si Wagner ofreció seriamente a Bruckner la ejecución de sus sinfonías en Bayreuth. Las cartas de Cosima a Bruckner, el que lo invitara a tocar el órgano en el funeral de Liszt y las reacciones de Bayreuth a la muerte de Bruckner, lo hacen por lo menos factible.
“There may have been patronage an even an element of teasing in Wagner’s intercourse with Bruckner, whose adoration knew no bounds and often became fulsome, but he certainly entertained a high opinion of him as a symphonist.”
Después de terminar su aprendizaje, Bruckner empezó a buscar reconocimiento oficial para asegurar un nombramiento más a su altura como compositor, director y organista. A pesar de su éxito en Linz, sentía que necesitaba un campo de actividad musical más amplio.
De 1861 a 1868 sus esfuerzos fueron infructuosos. En 1867 conoció a Eduard Hanslick, el belicoso crítico del “Neue Freie Presse”, quien a partir de entonces puso cada obstáculo posible a Bruckner. Mientras tanto, la salud de Bruckner se había deteriorado seriamente.
Bruckner sufrió un colapso nervioso completo (“probably resulting from overwork as much as from rigorous continence”), e estuvo internado de mayo a agosto de 1867 en Bad Kreuzen. A la muerte de Sechter en septiembre, las posibilidades de una carrera musical en Viena se abrieron.
Gracias al apoyo e insistencia de Johann von Herbeck, en una carta de julio de 1868 dirigida al Conservatorio de Viena, Bruckner aceptó convertirse en el sucesor de Sechter, no sin antes convencer al Obispo Rudigier de guardarle su puesto como organista de la Catedral de Linz.
Para terminar este hilo y la semana, de esta época de la vida de Bruckner comparto el “Ave María”, que estrenó con el coro “Frohsinn”. Buenas noches.
En octubre de 1841 Anton Bruckner fue nombrado asistente de maestro en Windhaag, un pequeño pueblo cerca de la frontera con Bohemia. Con un salario miserable, además de ocuparse de múltiples tareas insignificantes, era también suplente de organista y sacristán.
A su superior le molestaba su entusiasmo por el órgano y la composición y le hizo la vida lo más difícil posible. Sólo le era soportable gracias a la amistad de la familia Sücka con la que formó una orquesta de baile en la que Bruckner tocaba el 2º violín en bodas y espectáculos.
Joseph Anton Bruckner nació el 4 de septiembre de 1824 en Ansfelden, un pequeño pueblo de la Alta Austria. Al igual que Schubert, era hijo de un maestro de escuela, pero según Redlich, su familia era gente sencilla de campo, sólo un grado arriba del campesinado.
Ademas de ser maestro de escuela, el padre de Bruckner era organista. Parece ser que su madre era una buena cantante. Anton fue el primero de once hijos, seis de los cuales murieron en la infancia. Junto con sus hermanos, creció en la pequeña comunidad rural de Ansfelden.
El último capítulo del libro está dedicado a algo que Alfred Brendel considera junto con el amor y la música, las más fenomenales bendiciones que pudo haber descubierto en este planeta: el humor. “They imbue life with sense. (And nonsense.)”
Para Brendel, el decir que alguien tiene sentido del humor, implica que hay quienes no lo tienen. Lo que parece gracioso a algunos, para otro puede ser ridículo. La gente sin sentido del humor rara vez se dan cuenta de ello, puede incluso tratar lo cómico con desprecio.
Alfred Brendel ganó en 2003 el London Critic’s Circle Award, el cual que se otorga a quienes han prestado por un largo tiempo un servicio distinguido a las artes. Este premio se ha entregado a Ninette de Valois, Alicia Markova, Judi Dench, Ian McKellen, Helen Mirren, entre otros.
En su discurso, Brendel confiesa que aún en ese punto en su vida y con el gran éxito alcanzado, sigue teniendo algo de la aprehensión que tenía en un principio cuanto trataba de consolidar su prestigio con la ayuda con la prensa, y a veces sin ella.
Dentro de la serie de conversaciones que Alfred Brendel incluye en su libro, se encuentra una muy peculiar entre lo que parece ser el “superyó”, el “yo” y el “ello” de Alfred Brendel, o AB1, AB2 y AB3 como él los bautiza.
Con su característico sentido del humor, Alfred Brendel discute consigo mismo sobre lo que pasa cuando un intérprete ejecuta una obra. Pregunta AB1 a AB" qué era lo que sucedía cuando interpretaba la Sonata Op. 111 de Beethoven. “Were you moved at all?”
En esta conversación de 2015 con Martin Meyer, autor de “Me of All People”, Alfred Brendel reflexiona sobre la música, la vida, el arte y varias otras cuestiones. Meyer pregunta a Brendel, ¿si pudiera cambiar algún aspecto de su vida como artista, cuál sería?
Brendel contesta que más que cambiar algunos aspectos, le gustaría inventar una serie de escenarios que hubieran cambiado su vida en un a dirección diferente: “Firstly: musical parents. No war, no memories of Nazis and fascists, no Hitler or Goebbels on the wireless…