Hola @zapeandola6, está bastante feo inspirarse en el trabajo de otros y ni siquiera citarlo.
En la sección de @gotzonmantuliz del programa de hoy habéis sacado cuatro lugares y LOS CUATRO los he contado yo en algún episodio de #LaBrasaTorrijos.
Veamos 👇
Y digo "inspirarse" por no decir "aprovecharse" porque, en fin, los lugares no son propiedad de nadie pero la investigación de las peculiaridades de esos territorios y su ordenación en un índice no os lo habéis encontrado por inspiración divina.
Y canta un huevo.
Veamos:
El primer sitio que sacáis es la Base Halley VI. Qué casualidad que el episodio de #LaBrasaTorrijos de Halley VI es JUSTO EL DE LA SEMANA PASADA.
(Curiosamente, la historia de Whittier no solo la conté en #LaBrasaTorrijos sino que fui el primero en contarla en España en este artículo para Yorokobu)
Y no, ni los territorios ni las historias son propiedad de nadie, pero es TAN EVIDENTE que os he servido de inspiración a @zapeandola6 y a @gotzonmantuliz que al menos podríais haber citado mi trabajo.
Solo eso.
(Y ahora, un par de notas entre paréntesis a modo de coda:
Es rarísimo que en pleno 2021 aún haya quien crea que lo que sale en internet no es de nadie. Coño, yo cito las fuentes y los autores de las fotografías; que menos que hacer lo mismo desde la tele).
(Y la segunda: hay que tener poquísima picardía para inspirarse en el contenido de un tipo con más de cien mil followers y cuyos followers, además, le siguen por ese contenido).
(Porque, insisto, esto solo es una cuestión de decoro que se habría resuelto con una frase como:
"En Twitter hay un tío que se llama Pedro Torrijos y hace unos hilos muy guays y hemos visto estos lugares").
(Y es una cuestión de decoro porque ni me han robado nada ni me han plagiado nada, pero es demasiado obvio que se han aprovechado del contenido que yo hago aquí).
Ah, y a ver si empezamos todos a entender que Twitter (cualquier red social, en realidad), es un soporte magnífico contar buenas historias y crear contenido de calidad. Tan bueno como la tele o la radio.
Solo hay que saber, y querer, usarlo bien.
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En Vancouver hay un rascacielos más alto por dentro que por fuera. No es una maldición ni una aberración cuántica.
Es una anomalía LINGÜISTICA. Y puede costar vidas.
En #LaBrasaTorrijos de hoy, el extraño caso de los edificios a los que les faltaban plantas.
HILO 👇
En mayo de 2015, un equipo de bomberos de Vancouver se encontraba ejecutando un simulacro en el rascacielos de viviendas QuayWest I, en el 1033 de Marinaside Crescent.
Este edificio con grandes paños de vidrio en la fachada.
El equipo interior debía subir por las escaleras del edificio y encontrarse con el equipo exterior, que iba una plataforma extensible.
Cuando pensamos en arquitectura en la Antártida, solemos pensar en cabañas bastante chuscas y no muy confortables, ocupadas por tipos rudos (y probablemente por alienígenas multiformes asesinos).
Y, bueno, la sin llegar a tales extremos, pero sí que es cierto que la arquitectura antártica ha sido bastante...digamos...poco delicada con su estética, como se ve en estas dos fotos de la base soviética Leningradskaya y la estadounidense McMurdo.
En una esquina de Roma hay una pequeña iglesia. Es San Carlo Alle Quattro Fontante y la construyó Borromini hace casi 400 años.
Tal y donde está, apenas hay manera de tenerla de frente; se confía todo a una mirada en escorzo.
Pero ese escorzo es perfecto, porque es mejor modo de entender las curvas, los relieves y los meandros del mármol de la portada.
San Carlo —San Carlino— es una iglesia pequeña, sí, pero es una obra maestra del Barroco, de la arquitectura, del urbanismo, de hacer ciudad, de entender el tiempo y, si fuese una tienda de churros, seguro que sería la mejor tienda de churros del mundo.
Hay algo fascinante (y un poco escalofriante) en las arquitecturas que no están ni pensadas ni ejecutadas para el ser humano.
Este es el detector de neutrinos Super-Kamiokande, en Hida Japón.
Además, y por si nos parecía poco marciano por sí solo, el Super-K está construido A UN KILÓMETRO de profundidad bajo tierra.
Ah, y no se puede pisar. El interior del Super-K solo se puede transitar en un bote porque está lleno de agua hasta un cierto nivel para posibilitar la detección de neutrinos.