Sobre Simeone y el 'antifútbol':
Simeone tenía un objetivo y un plan. El fin era el 0-0. No encajar era ganar. El 6-3-1 con dos de los que pueden correr (Llorente y Correa) en la línea de 6 y un ‘9’ sin amenaza al espacio alejaba al Atlético del gol, pero con el 0-0 ya ‘iban ganando’ y así defendían más y mejor.
Además, el Chelsea no asfixiaba, por lo que el Atlético podía instalarse en campo rival, abriendo opciones en ataque posicional o forzando una pérdida en la presión a cada saque de puerta o banda. Cuando el Chelsea superaba esa presión, se reorganizaba el repliegue.
El Atlético, que llega deprimido, no puede atacar como sabe por modelo ofensivo (la banda derecha, Trippier), pierde la individualidad de Carrasco en izquierda y no puede desgastarse en la presión porque no tiene banquillo para llegar vivo al tramo final. ¿Tantas opciones tenía?
¿Hubiera tenido más opciones de ganar abriéndose más? Sí. Pero Werner, Mount, Hudson-Odoi y Kovacic, mortales a la contra, hubieran podido correr y eso no lo vimos. Hubiera cabido el 2-1, pero también el 1-2. Y eso Simeone no lo quería. Por eso se ciñó al objetivo y sigue vivo.
En fútbol, todo plan conlleva un riesgo, incluso en la perfección. El que para defender un marcador presiona alto acepta que existen variables incontrolables que le pueden exponer, igual que el que defiende cerca de su arco se expone a un rebote envenenado de un tiro sin peligro.
El Atlético defendió bien, concedió poco, pero el gol le llegó sin merecerlo. Ante el Sevilla, con idéntico plan, metió la primera que tuvo y cerró el partido. Dinámicas. Y juzgamos por el resultado: Entonces eran genios y defendían como en 2014, hoy Simeone es un cagón.
Si el partido que se le escapó a Simeone se le hubiera ido al técnico que no se juega un pelotazo y no deja de presionar arriba, se diría de él que su fútbol es vistoso, pero que no sabe competir. Y si hubiera ganado, que olé los valientes que van con su idea hasta el final.
Está arraigada la idea que identifica el coraje con los equipos que defienden de forma ofensiva y la inteligencia con los que lo hacen de forma conservadora. Si ganan los primeros, son valientes; si ganan los segundos, son listos. Y si pierden, ingenuos unos y cobardes otros.
Por un tema moral, supongo, se definen socialmente ciertas estrategias del juego como buenas o malas, dignas o indignas, por el mero hecho de serlo, cuando no es la forma de defender un resultado lo que determina el porcentaje de éxito, sino el nivel de ejecución de dicha idea.
Igualmente, equipos como los de Marcelo Bielsa, que se forjan desde la presión alta, sienten que presionando (lo que mejor saben hacer) tendrán más posibilidades de tener éxito. Si un equipo domina mejor la presión alta que la defensa posicional, ¿no será más arriesgado replegar?
Simeone defiende porque es lo que siente, y no se puede transmitir al grupo lo que no se siente. En partidos cerrados donde deciden los matices se sabe dominante, por inteligencia y por ese punto emocional donde es el mejor. El Atlético es lo que es hoy por esa forma de competir.
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