El impulso sinfónico de Bruckner continuó con intensidad inquebrantable en la tercera etapa de su desarrollo como compositor de obras instrumentales a gran escala, que comprende de la 4ª a la 6ª Sinfonía y el Quinteto, y que forman un grupo coherente por su clima musical común.
A diferencia de las primeras sinfonías, estas 4 obras están en tonalidad mayor y son optimistas, románticas (descripción que aparece en un boceto de la 4ª), fantásticas (así llamaba Bruckner a la 5ª) o alegres (Bruckner decía que la 6ª era la la más “atrevida”).
Estas obras carecen completamente de citas de sus obras religiosas, y en la 4ª Sinfonía se revela el profundo apego de Bruckner a la naturaleza en un sentido místico. Su aparición coincide con la cúspide de la carrera de Brahms como compositor de sinfonías y música de cámara.
La 4ª Sinfonía en mi bemol mayor, la “Romántica”, no debe entenderse como un intento de Bruckner de escribir una obra sinfónica programática al estilo de Liszt. Desafortunadamente fue el propio Bruckner con su ingenuidad infantil quien dio lugar al malentendido.
A posteriori, Bruckner describió el primer movimiento como una imagen medieval estilo Lohengrin (Acto II, ciudad medieval al amanecer, llamado de trompetas, los caballeros galopan hacia el bosque, murmullos del bosque, etc.). Llamó al Scherzo (2ª versión) la “Caza de la liebre”.
Finalmente Bruckner llamó el finale (1ª versión) “Festival Popular”. Todas estas intentos de interpretación post festum son poco convincentes. Sin embargo, es innegable que el inicio místico con el corno…
… emergiendo de un acorde en mi bemol mayor interpretado en tremolando por las cuerdas, casi sugiere la majestuosidad de los bosques alpinos. La 4ª Sinfonía, con su alegre inspiración melódica y tono austriaco, es de las favoritas entre el público.
La historia de la génesis de la 4ª Sinfonía es sumamente complicada. Hay 4 versiones (1874, 1878, 1879-80 y 1887-8), además de una versión consolidada de la 2ª y 3ª versiones que fue estrenada por Richter en Viena en 1881. La 4ª versión fue publicada en 1889.
Con la 5ª Sinfonía en Si bemol mayor y su triste destino encontramos el nadir de las desgracias personales de Bruckner, quien en Viena parecía condenado a componer vastas e incomprendidas sinfonías que contrastaban con la frívola alegría de la ciudad de Johann Strauss Hijo…
y a estar confrontado con la austeridad alemana protestante de Brahms y su poderosa camarilla. La 5ª Sinfonía fue la única que Bruckner nunca escuchó interpretada.
La 5ª Sinfonía tiene 2 características que la distinguen: las introducciones lentas en los movimiento externos, y la forma del Finale, con una síntesis de sonata y fuga que sólo puede apreciarse en otras 2 obras: en los finales de la "Júpiter" de Mozart y de la 9ª de Beethoven.
La 5ª Sinfonía fue compuesta entre febrero de 1875 y agosto de 1877. No hay indicación de que Bruckner haya revisado posteriormente la obra. Joseph Schalk la interpretó con su propio arreglo para dos pianos en 1887.
La siguiente interpretación, la primera y orquestal que ocurrió en vida del compositor, fue en Graz en 1894 bajo la batuta de Franz Schalk. Bruckner estaba demasiado enfermo para viajar y no pudo asistir. La 5ª Sinfonía fue publicada en 1896, sin la participación de Bruckner.
El Quinteto en Fa mayor, la única contribución de madurez de Bruckner a la música de cámara, fue una obra sugerida en 1878 por Hellmesberger quien quería música nueva para su cuarteto.
Parece ser que Bruckner no quería o podía escribir un cuarteto de cuerdas, pues instintivamente necesitaba de una textura más rica para su estilo instrumental. Es una exageración decir que es una “sinfonía disfrazada”.
El Quinteto es un genuino intento de Bruckner de ajustar su estilo sinfónico a los requisitos de un medio que le era inhóspito. El mejor balance lo encuentra en el Adagio, “one of Bruckner’s supreme inspirations”.
La 6ª Sinfonía en La mayor fue aún más problemática que el Quinteto. Incluso una breve inspección de la partitura explica fácilmente por qué esta obra causó confusión entre seguidores y detractores. Entre sus mayores fortalezas está la originalidad rítmica del primer movimiento.
A lo largo de la 6ª Sinfonía, Bruckner utiliza motivos de origen wagneriano, especialmente en el Scherzo, donde hay uno que es un eco de la escena de las doncellas del Rin del Götterdämerung (Minuto 0:43):
Redlich considera que Bruckner no intentaba hacer un homenaje deliberado a Wagner, sino que simplemente se enamoró del sonido de ese motivo y estaba fascinado por sus posibilidades armónicas. El Adagio es el clímax emocional de la obra.
Bruckner escribió la 6ª Sinfonía entre septiembre de 1879 y 1881. El Scherzo y el Adagio fueron interpretados por primera vez en 1883 por la Orquesta Filarmónica de Viena dirigida por Wilhelm Jahn. Fue hasta 1899 que la obra completa fue interpretada bajo la batuta de Mahler.
Para terminar este hilo y la semana, comparto la 4ª Sinfonía, la "Romántica", dirigida por Claudio Abbado, que inicia con ese místico llamado de corno y termina con una gloriosa coda (1:06:07). Buenas noches.
Entre las extrañas anomalías del desarrollo de Bruckner está el hecho del que no escribió ninguna obra instrumental mayor antes de los 38 años. Se ha tratado de dar varias explicaciones: su lento desarrollo en general…
…el no haber oído música orquestal en su remanso provincial, su entorno eclesiástico, los 6 años de austero estudio de contrapunto con Sechter. Quizá todo esto contribuyó en igual medida a su indecisión a abordar el género que se convertiría en su modo más personal de expresión.
La extensión y carácter de la música vocal de Bruckner fue determinada en gran medida por su relación con la Iglesia y con las sociedades corales. Sólo compuso algunas canciones acompañadas al piano y ninguna ópera, a pesar de ser categorías muy populares entre los románticos.
El anacronismo de su personalidad creativa se expresa intensamente con su casi exclusiva concentración en música coral para la liturgia Romana y en el canto a varias voces con o sin acompañamiento instrumental.
Redlich divide este capítulo sobre los fundamentos del estilo de la música de Anton Bruckner en tres apartados: la afinidad entre la misa y la sinfonía, el patrón general de sus sinfonías, y la tonalidad y contrapunto en su música.
Al comparar las sinfonías y grandes misas de Bruckner con las de Beethoven, encontramos dos diferencias fundamentales. Mientras que en las sinfonías de Beethoven hay un desarrollo gradual y creciente, en las de Bruckner hay un único patrón formal con poca variación.
“Any approach to Bruckner’s music, any attempt to assess its merits and to reach an authentic standard of interpretation has been immeasurably complicated by the gradual publication since 1934 of the so called Originalfassungen (original versions, O.V.)…”
En efecto, a partir de 1934 se empezaron publicar las “versiones originales” de las Sinfonías y grandes Misas basadas en los manuscritos que Bruckner legó a la Biblioteca Nacional en Viena. En su testamento estipuló que estos debían ponerse a disposición de J. Eberle & Co.
A pesar de que Anton Bruckner sin duda es el más importante compositor de sinfonías y música para la Iglesia Católica, después de Beethoven y Schubert, su reconocimiento general fue muy tardío. Entre sus contemporáneos tuvo impacto hasta el final de la década de 1870.
Este reconocimiento tardío de Bruckner se puede deber a las peculiaridades de su personalidad, las circunstancias de su desarrollo musical y algunas características de estilo de su música.
“Bruckner must have cut a strange figure: ambling along, as in day-dream, on the populous boulevard-like pavements of the elegant, new built Ringstrasse (…) A stockily built figure, carrying and imperious head on broad peasant’s shoulders…”
En la brillante turbulencia de la Viena de los valses de Strauss, la apariencia de Bruckner debió haber llamado la atención del observador casual como la imagen de un típico inadaptado de provincia. Su apariencia de hecho era el reflejo de su carácter tenazmente conservador.