Lo prometido es deuda 😉. En un hilo anterior sobre el diablo de Cahors terminé con esta curiosa imagen. ¿Qué está pasando?, ¿qué hacen estos personajes? ¿por qué tanta inquina? El sobrearco de la portada es un cúmulo de imágenes increíbles… vamos a verlo en detalle ⬇️⬇️
En el hilo dedicado al demonio del canecillo (decimonónico) vimos cómo éste se había recreado por completo, quizá recordando el diablillo que se había puesto en el puente de Valentré para rememorar una antigua leyenda.
Pues bien, aquí nos pasa lo mismo. Al comparar la imagen que abre este hilo con fotografías antiguas, me he dado cuenta de que, una vez más, ¡se trata de una recreación incorporada en la restauración de principios del XX! Pero este caso es algo distinto…
Viendo fotos más en detalle comprobamos que la diferencia con respecto a las piezas que lo acompañan se hace más que evidente, tanto en el material empleado como en la ejecución.
Desconozco el motivo por el que se retiró la dovela con los tres círculos decorados para poner en su lugar la imagen de los personajes “luchando”, pero es muy probable que fuera una licencia estética que buscaba dotar de mayor continuidad al conjunto, algo impensable hoy día...
Aclarado por tanto el asunto, entremos en harina viendo todo el despliegue de variopintas escenas que recorren este guardapolvo de piedra (marcado en rojo). Por ser una de las partes más expuestas de la portada, hay algunas piezas algo desgastadas por el paso del tiempo...
En esta amalgama de enérgicas figuras, dispuestas en sentido longitudinal, aparecen en primer término (nº1) dos animales luchando con dos personas. Un poco más arriba, aprovechando la estrechez del marco, un personaje vestido tira de los pelos a otro que parece retorcerse (nº 2).
A continuación, dos personajes armados, uno con una espada y otro con una lanza, atacan a un hombre que intenta defenderse agarrando de la pierna a uno de ellos. Por cierto, este será uno de los modelos empleados para la pieza rehecha en la restauración.
Bajo la atenta mirada del demonio del canecillo, la lucha se torna cada vez más violenta y salvaje. Dos hombres aprisionan a un tercero que abre su boca con gesto de dolor. Uno de ellos le corta los genitales, mientras el otro se abalanza sobre su cabeza.
Pongo aquí unos detalles de la escena, que no tiene desperdicio (la segunda foto está tomada de @WikiCommons ). En la vista más abierta aparece la dovela con la que comenzábamos este hilo (nº 2).
Poco a poco la violencia va desapareciendo (¿quizá la pieza con los tres círculos que se eliminó en la restauración marcaba un punto de inflexión en la temática?) Dos personajes luchan tirándose de los cabellos (nº 1) mientras un cantero trabaja un gran sillar (nº2).
A continuación, una mujer con el pelo suelto y los pechos descubiertos agarra una gruesa vara que, en el otro extremo, es también sostenida por una figura masculina (nº1). Acto seguido, un hombre con unas enormes tenazas se acerca a un caballo (nº2) que está siendo herrado (nº3).
Os pongo el detalle de esta secuencia porque es espectacular.
El conjunto se cierra con unos hombres de aspecto rural, uno de los cuales toca un cuerno. En la última pieza vuelven a aparecer las escenas de batalla, con unos pequeños soldados luchando con espadas y con los típicos escudos en forma de lágrima habituales del siglo XII.
En resumen, una panoplia de vida, muerte, violencia, lucha, creación… un espejo crudo de su tiempo que encaja con la vida del santo a quien está dedicada la catedral: San Esteban. De hecho, su lapidación aparece en el tímpano con todo detalle… pero eso lo dejamos para otro hilo
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El arte medieval posee la capacidad de despertar las más intensas emociones. Algunas son bellas y entrañables, otras, en cambio, pueden ser desgarradoras y crueles. Los misteriosos capiteles de Chauvigny nos proponen un viaje a los infiernos más temibles… ¿me acompañáis? ⬇️⬇️⬇️
La iglesia de San Pedro se ubica en lo alto de la ciudad antigua, custodiada por las ruinas de los castillos que, en tiempos medievales, defendían esta importante plaza.
El aspecto exterior de la iglesia, con esas extrañas formas redondeadas que cubren el ábside principal y sus absidiolos, sorprende a quienes se acercan a los pies de este insólito edificio.
Hoy os propongo un hilo algo distinto, un hilo dedicado a la noche, a los sueños, a las visiones… a la bruma densa que ha dado forma al imaginario medieval. La Edad Media es uno de los períodos más interesantes del pasado, pero su recuerdo, su evocación, está llena de sombras…
Las evocaciones de raíz romántica abundan en la idea de un período cegado por la niebla y dominado, como decía Melisandre, por una nocturnidad terrorífica: “the night is dark and full of terrors”.
La noche cerrada, las antorchas ardiendo, las velas que se apagan con el fuerte viento o los monstruos que habitan en la oscuridad representan algunos de los elementos centrales de esta mirada sugestionada sobre un tiempo imaginado.
En este “hilo de hilos” voy a ir agrupando lo que escribo para que no se me pierdan en la maraña de Twitter. 🧵
Mi primer hilo lo dediqué a un tema poco conocido pero que me tiene atrapado desde mi tesis doctoral: los cráneos modelados del Neolítico Precerámico. Algún día quiero investigarlo más afondo... de momento, este hilo apunta algunas ideas:
Otra de mis pasiones frustradas son los fósiles. Como la Edad Media es uno de mis temas centrales de investigación, ¿por qué no hablar de fósiles en la Edad Media?
¿Pactaríais con el diablo a cambio de conseguir vuestros sueños más inconfesables? Teófilo no dudo y pactó con el maligno, pero claro, luego tuvo que encomendarse a la Virgen para recuperar su alma... Veamos en este hilo la historia de Teófilo esculpida en la abadía de Souillac.
La escena se encuentra colocada a los pies del templo, aunque ésta, sin duda, no fue su ubicación original. La abadía fue saqueada en la Guerra de los Cien años y parcialmente destruida en las guerras de Religión que sacudieron Francia (y su patrimonio) en el siglo XVI.
No se sabe con certeza si fueron las guerras del XVI las causantes del destrozo del pórtico (y su posterior reubicación de las piezas en las reformas del XVII) o si, por el contrario, éste nunca llegó a terminarse y el desorden venía de antes.
Hoy os propongo un hilo para mirar al cielo de las más imponentes iglesias románicas. ¿Cómo se iluminaba su interior?, ¿cómo hacer visibles las pinturas y los capiteles? Veamos el desarrollo de las bóvedas en un contexto muy particular y especial: el románico borgoñón. ⬇️⬇️
Las primeras iglesias románicas de grandes dimensiones, como la abadía de San Filiberto de Tournus, resuelven su abovedamiento con bóvedas de cañón dispuestas en sentido transversal. De este modo, queda una articulación entrecortada y la luz de los ventanales entra por sectores.
Es una solución propia de los templos a caballo entre los siglos XI y XII, pero que pronto dejará de utilizarse y no triunfará como sí lo hizo la bóveda de cañón dispuesta en sentido longitudinal al eje de la nave.