Thread by @FalaciaDelDia

Buen día, mundo!

Varias personas me preguntaron sobre esta anécdota, que publiqué inmersa en el hilo sobre falacia de falso escocés y el comunicado de aquella cirujana caleña. Abro hilo entonces para transcribirla tal cual la publicó Alfredo Iriarte

https://twitter.com/FalaciaDelDia/status/1394501536034828290

La anécdota la conocí del libro "Bestiario Tropical": un repaso por la vida de varios dictadores latinoamericanos, con sus excesos, crueldades, egolatrías, irracionalidad y despotismo (El patriarca de Gabo se inspiró en muchos de ellos). Una delicia de libro. Comencemos:

" La anécdota que sigue es la trágica, la sobrecogedora, la espantable, por ser la prueba escalofriante de cómo, en el caso de personajes como Trujillo, ese poder puede a menudo volverse incontrolable para el mismo que lo ejerce y llegar, desgobernado y loco...

mucho más allá de los límites que cree haberle fijado la soberana voluntad del déspota. El hecho es que Trujillo destinó todos los fines de semana de su largo reinado para recorrer las aldeas y veredas de la provincia dominicana con el fin mesiánico de resolver en forma personal,

como gran padre providente, hasta las más banales necesidades de sus vasallos. El Jefe se sentaba siempre en una gran mecedora de mimbre rodeado de su escolta. Allí le llevaban los refrescos y allí desembocaba la larga fila que ordenadamente hacían lugareños y campesinos...

para plantear al Supremo sus cuitas, dolamas y carencias. ¿Que una comadre estaba enferma? No tardaba en acudir un médico por orden y cuenta del Benefactor. ¿Que la enferma era una vaca? En el acto aparecía un curandero con su bolsa de pócimas y ungüentos y su vasto repertorio...

de ensalmos. ¿Qué se había incendiado una chocita? De una enorme faltriquera sacaba el propio Jefe el valor de la indemnización en efectivo y la entregaba al damnificado, que estallaba en bendiciones y jaculatorias para el Mesías.

¿Que el marido de la comadre fulana se había largado con otra dejándola en la indigencia? Trujillo lo hacía buscar por dos de sus más fornidos matones, que luego de molerlo concienzudamente a palos, se lo devolvían a la afligida esposa ya domesticado para siempre.

¿Que a otro compadre le habían hurtado un puerco? Se le entregaba uno nuevo y se iniciaba la búsqueda tenaz del ladrón. Y así se pasaba el día. Terminaba de pasar la fila de menesterosos y todos quedaban gratificados y felices cantando las alabanzas del Benefactor [...]

Pero sigamos con el relato de este episodio delirante. En una de esas giras semanales, llegó Trujillo a un villorrio del interior donde, como de costumbre, lo aguardaba la gimiente romería petitoria. Al penetrar la limusina en la polvorienta plaza de la aldea...

Trujillo no pudo contener una exclamación de sorpresa. En un banco desvencijado de la plaza, magro y provecto,con la mirada perdida en el vacío, mascaba un chicote agrio Miguelito; el manso y apacible Miguelito, su compañero querido de escuela
primaria, a quien con justa razón...

Trujillo creía muerto muchos años atrás por ser el único de sus condiscípulos que nunca había reptado por las estancias de Palacio mendigando dádivas, prebendas y otras migajas del poder supremo. Aquella recóndita ternura que hasta los dictadores albergan en el fondo...

emergió al rostro y a la voz de Trujillo. Una amplia sonrisa le iluminó la cara pétrea y en el acto ordenó al chofer que detuviera el coche. Se apeó rápidamente. Los guardaespaldas, desde luego, lo seguían de cerca. El Generalísimo se le fue a Miguelito, lo abrazó
estrechamente,

y le gritó con emoción:

-Miguelito! ¡Tú todavía vivo!
El vejete sonrió con sus dientes amarillos de tabaco y respondió débilmente:

-Aquí me tienes, Rafael Leonidas. Jodido pero llevando la vida con paciencia.

Luego, Trujillo se acercó y le prometió al oído regresar más tarde,

en cuanto concluyera sus quehaceres paternalistas, tomarse un café con él y pasarlo en un santiamén de la pobreza a la más increíble opulencia. Miguelito dio las gracias con la más impresionante sobriedad y prometió a Trujillo esperarlo en el mismo sitio. Siguió
la caravana...

y el Benefactor dio comienzo a su tarea. Al corto rato lo interrumpieron dos de los esbirros con las metralletas humeantes. El dictador sintió en el acto la sombra de una horrenda premonición. Les gritó:

- ¿Qué han hecho, miserables?
Uno de los matasietes se adelantó y replicó:

-Nuestra misión, Excelentísimo Señor, es interpretar al al vuelo sus deseos y ejecutarlos en el acto. Nosotros notamos que usted no quería que su amigo siguiera vivo. Por lo tanto, acabamos de liquidarlo. Media hora más tarde, mientras el cadáver acribillado del buen Miguelito...

aún yacía en la plaza, los sicarios eran arrastrados hacia un solar vecino y fusilados allí sin contemplaciones para sus patéticas protestas de fidelidad a Trujillo. Entre tanto, el Generalísimo, que sólo esa vez en toda su vida fue visto llorando sin pudor,

evocaba a gritos a su amigo muerto, y acaso meditaba sobre la inercia aterradora del poder absoluto."

Y aquí termina esta anécdota sobre este megalómano, cruel, ególatra, e irracional tirano. Hasta aquí el hilo de hoy, pero atentos que hay ñapa:

(Por cierto, si les gusta mi contenido (Videos en youtube, Hilos de twitter, artículos en Wordpress) y quieren apoyarme para seguir creándolo, pueden hacer lo a través de:

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Ñapa 1: Corto video en el que presento el curso de vicios de argumentación que ofrezco para quienes recién se acercan al tema y quieren mejorar sus competencias argumentativas. son 12 horas, grupos de 4, horarios a concertar entre todos.

Ñapa 2: Hilo que recopila todos los hilos que he creado y los videos que he publicado sobre argumentación: YA PASAMOS DE 100!!

https://twitter.com/FalaciaDelDia/status/1228697575399788545

Ñapa 3: Ya pueden seguirme en Facebook, por si quieren compartir mi contenido en aquella red social.

Ahora sí, fin del hilo. Nos vemos en el siguiente
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