15 de febrero de 1881
El doctor Carlos Finlay espera un barco en la Habana.
Manosea un libro escrito por François Bally.
Catástrofe en Barcelona.
Primer paso a Washington.
Carlos ignora que su viaje empezó sesenta años antes, con el chapoteo de un cuerpo lanzado por la borda...
29 de junio de 1821
El capitán del "Gran Turco" mira el cuerpo caer.
Son muchos los marineros muertos desde la Habana.
Son incontables los lanzados al agua.
Siente la fiebre y camina hacia su camarote.
Hombre grande, piel morena.
Cuando se tumba escucha un grito.
- ¡Barcelona!
30 de junio
El "Gran Turco" descansa en el puerto de la Barceloneta.
Se alza imponente junto a dos pesqueros.
Los marinos en tierra con sus familias.
El capitán, amarillo y cansado, duerme la fiebre en casa Paca.
Ha pedido a los calafateros que revisen y limpien el barco.
3 de julio
Mariano, carpintero, sube con su hijo al barco.
Huele a pis, heces y el suelo está lleno de algo parecido a brea.
Parece sangre.
Pero no puede ser sangre.
Él y su hijo bajan a la bodega.
El chaval siente un picotazo.
¡Será cabrón el mosquito! - dice moviendo la mano.
12 de julio
La Paca golpea la puerta.
Su hostal es su gloria.
Lleva así diez minutos.
¡¡Abra mierda de capitán!!
Tiene sangre en los nudillos.
Llega su marido con un martillo.
La puerta cruje y sale un tufo ácido.
Los dos miran dentro.
Los dos vomitan cuando entienden lo visto.
15 de julio
El puerto se viste de bonito y los marineros invitan a familiares.
Paseos desde tierra para contarles el mar.
El "Gran Turco", reparado, engulle más de treinta personas.
En la bodega los insectos les drenan.
Abandonan molestos.
Ignoran que tres de cada cuatro morirán.
18 de julio
Llueve en Barcelona.
Mariano mira por la ventana.
Su hijo, en la cama, no puede abrir los ojos.
Tiene fiebre.
Está amarillo.
Vomita sangre.
Se muere.
La lluvia pone música todo lo que el padre llora.
30 de julio
Un par de médicos corren por las calles de Barcelona.
Suben las escaleras muy rápido.
Jadean.
Abren la puerta de la sala de reuniones.
El más joven de ellos mira fijamente al presidente.
- Señores, es cierto, hay cientos de enfermos - dicen sin respirar.
2 de agosto
Hombres encorsetados discuten.
La Junta Superior de Sanidad de Cataluña está dividida.
El doctor Bahí señala al puerto, cree que hay una causa infecciosa.
Otros atribuyen al calor lo ocurrido.
En la calle la gente sigue con una vida a punto de cambiar.
5 de agosto
Tres sombras escrutan las calles de la Barceloneta.
Pañuelos cubriendo nariz y boca.
Tienen cuidado en no tocar a nadie.
Sus ropas, a pesar del calor, les cubren completamente.
Hedor, miedo y muerte.
Mucha muerte.
El doctor Bahí no cree lo que ve.
6 de agosto
La Junta Superior de Sanidad de Cataluña aisla la Barceloneta.
Crea puntos de atención sanitaria, lazaretos que se distribuyen por las calles.
Los enfermos van a ellos como moscas a la miel.
Ningún barco saldrá de puerto.
Ningún sanitario abandonará la ciudad.
8 de agosto
Lucía busca sombra entre las casas.
Acompañada por sus tres hijos sin padre.
Un bebé y dos niños pequeños.
Encuentran un hueco bajo una escalera.
Arrodillados ven pequeños charcos de agua sobre los que vuelan varios cientos de mosquitos.
No ha visto nunca nada igual.
10 de agosto
El barco se mueve viscoso en el agua.
Bahí observa desde tierra.
El "Gran Turco".
La Gran Muerte lo llaman.
No quiere subir.
Solo mirar.
Pero no ve cómo de sus tripas escapan mosquitos de manchas blancas.
Desaparecen entre las casas.
Llevan con ellos la enfermedad.
14 de agosto
La Junta Superior de Sanidad afirma que existe "una enfermedad exótica, habiendo sido transportados los miasmas productores de esta fiebre de la Habana al puerto”.
Bahí imagina una nube que todo lo intoxica.
No sabe qué la conforma pero sabe que los rodea y oprime.
29 de agosto
Nadie quiere ir a los lazaretos.
Sitios de dolor y llanto.
Las calles de la Barceloneta tienen muertos entre los adoquines.
Gritos en las ventanas.
Muchos se han encerrado en casa.
Otros huyen hacia Barcelona.
Nada les podrá parar.
5 de septiembre
Los barceloneses miran con recelo a los llegados de puerto.
No les abren sus hostales ni albergues.
Duermen en la calle.
Enferman en la calle.
El pánico se contagia como la fiebre.
Muchos huyen a Montjuic.
En el caos un joven, François Bally, marcha a París.
12 de septiembre
A medianoche, con las calles vacías a excepción de los enfermos, las autoridades de Barcelona huyen de la ciudad.
Pondrán tierra y tiempo ante lo que desconocen.
Evitan escuchar los gemidos de los que piden ayuda.
No pueden obviar el llanto de los niños.
17 de septiembre
Barcelona es aislada.
Confinada.
Dentro la gente, su dolor, la fiebre, los vómitos sanguinolentos y la piel amarilla.
Los huérfanos y los ancianos que no se pueden limpiar las heces.
Barcelona es aislada al tiempo que a miles de kilómetros se abre una puerta.
17 de septiembre
Bally alcanza el despacho de su maestro, abre sin llamar.
André Mazet, médico, señala la silla que tiene delante y su discípulo cae. Después habla.
Al terminar Mazet comprende que debe ir a esa ciudad sumida en pena.
François está dispuesto a regresar.
1 de octubre
Varios barcos franceses vigilan la costa de los pirineos orientales.
Nadie debe llegar desde Cataluña.
También se ha movilizado ejército en la frontera.
En España, las ciudades más grandes están alerta.
No quieren que la muerte viaje más de la cuenta.
2 de octubre
Las autoridades reciben una carta.
Situados a kilómetros de Barcelona pueden enviar mensajes y pedir ayuda.
Esta llegará desde Francia.
Cinco médicos participaran en la expedición.
Se miran con esperanza mientras envían un informe a Bahí.
5 de octubre
Bahí piensa en sus compañeros.
Médicos atrapados.
Recuerda el apellido de algunos.
Vilaseca, Pellicer, Barceló, Altés, Delom, Torres, Guimet, Vilar, Arenas, Ros, Riera, Oms, Santamaría, Trulls, Ribas, Depaus y Desunville.
Después abre el sobre que acaba de recibir.
8 de octubre
Entran en la ciudad cinco hombres.
Otro les sale al encuentro.
Alrededor los cadáveres se pudren.
Comienza a hacer frío.
El mayor de los extranjeros pone pie en tierra.
Mazet extiende la mano para unirla con Bahí.
Después se miran.
Saben que no tienen mucho tiempo.
11 de octubre
Mazet entra en el salón.
Oscuro.
Huele a leche rancia.
En el suelo un niño llora.
Otro está sentado en la cama.
Sobre ella una mujer llama la atención del médico.
- No tienen padre - le dice.
En el pecho, aún pegado, un bebé muerto.
13 de octubre
Mazet y sus hombres son guiados por Bahí hasta puerto.
Allí los barcos son espectros.
Pasan junto a un hostal donde una mujer llora a su marido muerto.
Siguen hacia el "Gran Turco".
La mujer les dice que no vayan a la muerte.
Los franceses no pueden entenderlo.
Mazet sube al barco.
Se acerca a las maderas.
Huele y toca.
Desplaza la escotilla de la bodega y un par de mosquitos se apoyan en su piel.
Siente un pinchazo.
Mazet palpa el bulto mientras mira a la ciudadela.
Después se levanta y toma notas.
Escribe e ignora el dolor de su mano.
18 de octubre
El frío comienza a lamer las calles.
El número de enfermos desciende.
Rostros en las ventanas miran pasar a los médicos franceses.
De ellos uno pierde el paso.
Cae.
Le incorporan mientras el caído pide que se aparten.
Escupe sangre.
Todos dan un paso atrás.
20 de octubre
Bahí entra en el lazareto con buenas noticias.
La mejoría es clara.
Alcanza el ala en el que descansa el compañero.
Le rodean sus amigos.
El más joven, Bally, no deja de llorar.
Mazet respira lento y amarillo.
Pide agua sin cesar.
22 de octubre de 1821
André Mazet cierra los ojos.
La piel amarilla y el resto de un vómito negro mancha su camisón de hilo.
Viajó para ayudar.
Entrega un papel a Bally que lo guarda sin mirar.
El enfermo ha dejado de respirar.
1 de noviembre
En el interior del "Gran Turco" los pequeños mosquitos se agitan.
El frío les mata, sus huevos también caerán congelados.
Ese frío barre la costa y la ciudad.
Los últimos enfermos cierran sus ojos.
Barcelona ignora que lentamente regresará la normalidad.
20 de noviembre
Los médicos franceses abandonan Barcelona.
Uno por uno abrazan a Bahí y le dan las gracias por su ayuda.
Eran conscientes del peligro.
Las cenizas de Mazet están sujetas a la cintura de Bally.
No se separará de ellas hasta alcanzar París.
3 de diciembre
Desde días no hay enfermos.
El doctor Bahí escribe en un cuaderno el apellido de los compañeros perdidos.
Vilaseca, Pellicer, Barceló, Altés, Delom, Torres, Guimet, Vilar, Arenas, Ros, Riera, Oms, Santamaría, Trulls, Ribas, Depaus y Desunville.
Despúes llora.
18 de diciembre
Barcelona cesa el aislamiento.
Vuelve la gente a la calle.
Calle repleta de daños que no reparan.
Calle repleta de miedo.
Barcelona, al fin, regresa.
25 de diciembre
La Navidad limpia la memoria.
Más de seis mil muertos.
En París, Bally encuentra un papel en sus bolsillos.
Lo abre y lee.
Son los mosquitos, los mosquitos causan la enfermedad.
Reconoce la letra de Mazet.
Se pone de pie y busca a sus compañeros.
5 de marzo de 1823
El auditorio repleto escucha la presentación de un libro: ‘Histoire médicale de la fièvre jaune observée en Espagne et particulièrement en Catalogne dans l’année 1821′.
Fiebre amarilla.
Bally alcanza el atril.
Delante asienten sus tres compañeros.
15 de febrero de 1881
Carlos Finlay sube al barco.
Junto al libro su manuscrito.
"Fiebre amarilla y mosquito Aedes como vector de transmisión".
Whasington será el lugar donde presente sus hallazgos.
De fondo suena el chapoteo de un cuerpo caer.
Un hombre, feliz, juega en el agua.
PD: #HiloYTal basado en hechos reales, la dejo un rato por aquí para que os entretengáis en buscar nombres y hechos. Gracias por leerlo y compartirlo.
Vamos a las explicaciones.
Carlos Finlay descubrió y describió la importancia del vector biológico a través de la teoría metaxénica de la transmisión de enfermedades por agentes biológicos, aplicándola a la fiebre amarilla transmitida por el mosquito Aedes aegypti.
El “Gran Turco” era un barco de esclavos que venía de La Habana. Se cree que en sus bodegas el mosquito en cuestión se hizo “fuerte”. El lanzamiento de cadaveres se llevó a cabo para que nadie los viera al llegar a puerto. El capitán es un personaje inventado.
Hubo dos eventos de contagio que debieron llamar la atención:
1️⃣ El de los calafateros.
2️⃣ El de los familiares que subieron al barco.
Una vez el mosquito llego a tierra se benefició de un hecho insólito en julio.
Llovió mucho ese mes de julio.
En el hilo habéis visto el ciclo de reproducción del mosquito Aedes.
El que hubiera charcos y acúmulo de agua le vino fenomenal para reproducirse.
También que la Barceloneta tuviera más densidad de población y más gente en las casas.
Se discutió bastante la cosa.
Había una teoría que decía que todo era “contagioso”. Bahí estaba a tope con eso.
Otro grupo decía que era cosa de los calores.
Definirla como “contagiosa” implicaba cerrar la Barceloneta y después Barcelona.
Poner en cuarentena a todos.
La idea era cerrar la Barceloneta para evitar que llegara la enfermedad a Barcelona.
Pero la decisión se tomó tarde.
Muchos habían huido a Barcelona. Los ciudadanos de Barcelona huyeron a Montjuic. Se montó un cirio.
Las autoridades se fueron de Barcelona y obligaron a todos los sanitarios a quedarse.
No sé cuándo ni cómo, pero se fueron.
Cerraron la ciudad y ellos a unos 40 kilómetros bien protegidos.
Mazet había echado un cable en Cádiz unos años antes para una epidemia parecida.
De ahí que le enviaran desde Francia junto con otros cuatro para ver qué pasaba.
Su fecha de llegada y fallecimiento son las que indico en el hilo.
Hoy tiene una calle en Paris.
Los nombres de los médicos franceses están en la imagen de la derecha.
No fueron capaces de establecer causa-efecto entre mosquitos y enfermedad.
Mazet no llegó a tanto, me pareció interesante darle ese regalo ficticio.
Lo que aprendieron sí fue básico para el libro que luego se escribe.
La fiebre amarilla es causada por un virus.
Lo transmite el mosquito Aedes aegypti.
Produce fiebre hemorragica.
Se ponen amarillos por la bilirrubina (ictericia) y vomitan sangre porque sangran por el aparato digestivo.
Es una enfermedad terrible.
El mosquito se lo carga el frío.
Por eso mejora todo en noviembre.
Viendo la evolución actual:
1️⃣ Impresiona el impacto positivo de las vacunas poniendo frontera de edad en la explosión de casos. Obviamente no son infalibles pero su efectividad es muy elevada.
2️⃣ Impresiona también ver cómo contienen las formas graves (hospital e intensivos).
3️⃣ Impresiona el impacto del ocio en interiores. Mucho se ha hablado de lo idóneo de ello hasta su reapertura, pero ahí están los hechos. Sin vacunas sería catastrófico. Los interiores deberían ser convertidos en exteriores adecuando su ventilación.
4️⃣ Impresiona ver cómo se ha abandonado la primaria. Ahora que el impacto no es en hospitales volvemos a ver que el emperador sigue desnudo. No se ha hecho nada por mejorar primaria ni salud pública. Ahora nos preocupa que se “sature” como si antes no lo estuviera.
Hay que empezar a decirle a la gente que en relación a #SARSCoV2, salvo catástrofe, no vamos a volver nunca a marzo de 2020.
Ni a septiembre de 2020.
Ni a enero de 2021.
Estamos en "otra pantalla".
Se acaba esta fase.
Lo intento explicar en un #HiloYTal en directo.
Tengo un rato.
Como estoy saliente de guardia, para no liarme usaré anclas.
1⃣ Somos un colador tupido.
2⃣ La catástrofe.
3⃣ Las vacunas.
4⃣ El futuro y los sustitos.
Vamos a ello.
1⃣ Somos un colador tupido.
Este virus nos ha hecho polvo porque TODO EL MUNDO se tuvo que enfrentar a él a ciegas. Hace un año todos éramos primerizos, no había leucocitos con la lección aprendida. Y claro, no es lo mismo hacerlo desde la flexibilidad que desde la rigidez.
Sobre las variantes hay que explicar a la gente que se encuentran porque se está secuenciando mucho.
Lógico.
Y cada vez que se detecta un cambio se pone el nombre del sitio en el que se hace la primera secuenciación.
Las variantes no se nombran porque preocupan.
Cuidado.
Además lo razonable es que las variaciones que sufra #SARSCoV2 lleven los cambios previos de otras.
También lógico.
Se varía sobre lo que circula, no hay alguna en eso.
Convertir en noticia la aparición de cada nueva variante es convertir en titular una nueva secuenciación.
Pues muy bien.
No se hace noticia su implicación clínica, solo que está ahí.
Pues vamos a tener “noticia” cada cierto tiempo.
Esta es la historia de una carta que unas manos doloridas empezaron a redactar en un campo de concentración.
Carta que se hizo artículo en revista científica y que fue olvidada medio siglo, hasta llegar a los ojos de un sorprendido escocés que levantó las cejas.
En octubre de 1944 el frío taladraba en Theresienstadt.
El viejo observaba al joven nazi acercarse.
El dolor era insoportable.
- La aspirina.
- Gracias - respondió.
- Invento alemán para un judío - dijo el joven antes de irse.
Arthur Eichengrün miró sus manos.
Decidió escribir.
Arthur era hijo de judíos.
Nacido en Aquisgrán en agosto de 1867.
Estudiante de química que tras un tiempo en Berlín demostró gran habilidad para la formulación de fármacos.
Hizo su tesis sobre un anestésico local y esto le permitió fundar su primer laboratorio en Ginebra.
Se repite mucho eso de que vacunarse también es por los demás.
Incluidos los que no se vacunan.
¿Pero eso se puede "demostrar"?
Es decir, ¿es posible saber qué efecto tiene vacunar a alguien sobre el resto?
Se puede.
Y creo que es importante explicarlo.
Se viene #HiloYTal
Habréis leído a muchos cansinos (como yo) repetir que eficacia y efectividad no es lo mismo.
Son como Coca-Cola y Pepsi.
Se parecen pero no son iguales.
Son mellizos en su confusión.
Evitaré más símiles como el de arriba para que este #HiloYTal no dañe a ningún nutricionista.
Los casos se han descrito tras la primera dosis.
Dado el tipo de reacción vista y puesto que el “estímulo inmunitario” no cambia si no ha ocurrido con la primera es altamente improbable con la segunda.
En Reino Unido se ofrece la segunda dosis.