Vayamos por partes, porque hay mucho que decir sobre este mapa. Por supuesto, en un hilo no vamos a poder tratarlo todo, pero vamos allá.
¿Por qué se llama mapamundi Catalán Estense? Pues ese nombre compuesto nos indica tanto su naturaleza como su ubicación.
Catalán, porque sigue la tradición representativa de las cartas náuticas de la que se ha llamado escuela catalano-mallorquina. Y Estense, porque es ahí donde se encuentra conservado: en la Biblioteca Estense Universitaria de Módena.
Como vemos, el mapa tiene una disposición circular, algo que nos recuerda a la tradición cartográfica de los mappaemundi medievales, rodeados por un enorme anillo oceánico (como en el mappamundi de Hereford, a la izquierda).
De hecho, podemos considerar el Catalán Estense como un mapa de transición entre tradición y modernidad. Un mapa en el que convive cierta representación medieval con influencias propias de la cartografía mediterránea del siglo XV.
Pero veámoslo con detalle.
Tengamos en cuenta que estamos a mediados del siglo XV. La Geografía de Ptolomeo está en su pleno apogeo, y los viajes por el Atlántico están llegando cada vez más lejos. Es una época en la que el mundo parece abrirse más y más, y la información disponible es cada vez mayor.
Eso es visible en nuestro mapamundi.
El Catalán Estense se enmarca en una tendencia que estaba a tope en el sur de Europa en la época: la de los portulanos, o cartas náuticas. Mapas centrados, en un primer momento, en el Mediterráneo, que mostraban una extensa información.
Información toponímica, con los diferentes puertos y entornos urbanos recorriendo las costas, e información gráfica, con las distintas ciudades, reinos y elementos orográficos bien visibles.
Y uno de los ejemplos más brutales es el famoso Atlas de Abraham Cresques de 1375.
Por cierto, si quieres alucinar con el atlas de Cresques, lo puedes ver en @GallicaBnF digitalizado. Para pasarse tardes enteras (lo digo por experiencia):
Total, que el Catalán Estense, de 113 centímetros de diámetro, combina la representación cartográfica propia de finales de la Edad Media y la iconografía (antiquísima, por cierto) de un mundo rodeado circularmente por el océano.
En el mapa aparece multitud de información gráfica y toponímica: fíjense, por ejemplo, en las diferentes banderas y escudos que hacen referencia a la soberanía de los lugares representados (algo habitual en la cartografía de la época, por otro lado).
Hay también menciones a las navegaciones portuguesas por las costas occidentales africanas, lo que ha permitido datar el mapa a mediados del siglo XV (año arriba, año abajo).
De hecho, el continente africano es uno de los puntos fuertes del mapa. Es maravilloso: vemos una serie de anotaciones que nos indican los diferentes reinos y monarcas, monarcas que también aparecen representados.
Mención especial para el Preste Juan, aquel legendario monarca cristiano que reinaba una especie de utopía en el este de África (tiempo atrás se decía que su reino estaba en Asia, por cierto).
Y esa es una cuestión especialmente interesante, a mi juicio, de este mapa: la convivencia entre mito y realidad. La representación, a la vez, de hechos históricos y de elementos míticos, como el cinocéfalo (raza con cuerpo humano y cabeza de perro) en el sur de África.
La inclusión de estos seres y su identificación con los sarracenos es algo que podemos ver también en otros mapas, como en el conocido como mapa Borgia (primera mitad del s. XV). Todo esto no es otra cosa que una alusión a la alteridad, a lo salvaje, a lo monstruoso.
Un detalle en el Estense llama mucho la atención. ¿Ven esa "mancha" en el extremo oriental de África? Pues es el paraíso terrenal, rodeado de columnas de fuego. Es llamativo que se encuentre al este de África, cuando la tradición decía que estaba en el extremo oriental del mundo.
Otro detalle que me encanta: las sirenas en el Índico, que aparecen con algunas de las diversas características iconográficas con las que se representaban desde la Antigüedad.
O este simpático personaje que aparece montado sobre un reno y llevando un halcón en el norte de Europa.
O el archipiélago canario, todavía con ese cariz mítico de las Islas Afortunadas que había recorrido las fuentes desde la Antigüedad.
A estas islas les quedaba poco tiempo siendo el último límite occidental del mundo conocido.
Total, que el mapamundi Catalán Estense es un ejemplo perfecto de cómo los mapas acogen diferentes miradas, diferentes tradiciones, en el mismo plano representativo.
Un caso precioso de mapa transicional entre dos tradiciones.
Y una preciosa obra de arte.
El mapa está digitalizado en el catálogo digital de la Biblioteca Estense. Si quieres seguir admirándolo (te recomiendo encarecidamente que lo hagas), haz click aquí: edl.beniculturali.it/beu/850013654.
Y si quieres que sigamos viajando a otras épocas, a otras miradas y a otros mundos a través de los mapas, tendrás que esperar un poco, hasta la próxima entrega de #Losmapasyelmundo.
O buscar el hashtag y echarle un vistazo a ediciones anteriores, que siempre estarán ahí. 🗺️😃
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🗺️Ya está aquí la segunda edición de #losmapasyelmundo. Cada dos lunes, un nuevo mapa que nos acerca a nuestro pasado, a nuestra historia, a nuestros orígenes.
Hoy, hablaremos de uno de los mapas más interesantes del siglo XV: el mapamundi de Andreas Walsperger.
Vamos allá ⬇️
Este mapa encierra un nivel de significado muy profundo, con gran detalle representativo y un sistema de referencias muy heterogéneas.
¿Qué significa eso? Pues que no podemos profundizar demasiado en él en un único y breve hilo de Twitter.
Pero vamos a analizarlo un poco. A observarlo. Y, por supuesto, a disfrutarlo. Porque, al final, ese es el objetivo final de todo esto: disfrutar de los mapas.
A ver. ¿Quién fue Andreas Walsperger? Pues no sabemos mucho de él, la verdad. De hecho, sabemos bastante poco.
Bueno, pues aquí hay novedades. Les presento #losmapasyelmundo. Un acercamiento directo, sencillo, breve, a diferentes mapas de nuestra historia. Distintas maneras de ver el mundo, que hablan de nuestra relación con él.
¿En qué consiste esto? Te lo explico ⬇️🗺️
A partir de hoy, vamos a darle un poco de salsa a los lunes. Cada dos semanas traeré un mapa diferente, de distintas épocas y contextos geográficos y culturales. Mapas que nos transportan a determinados momentos de la historia, y que nos acercan a ella.
En ocasiones serán mapas más conocidos, y en otras no lo serán tanto. No haremos concienzudas y rigurosas disquisiciones sobre ellos, sino que los comentaremos brevemente. La idea no es hacer exámenes, sino observarlos, admirarlos y comprender el valor de la fuente cartográfica.
Pleno verano. Mucha gente de vacaciones. Mucha gente de viaje (espero que con mucho cuidado), y otra mucha que no puede. Pero eso no impide viajar a través de Twitter.
Por eso te hago una propuesta.
Una pequeña guía de viaje a través de mapas antiguos. ¿Me acompañas? 🗺️✈️
Como ya es sabido, hay muchas formas de viajar. Podemos visitar parajes naturales, entornos urbanos, monumentos... Pero también podemos organizar un viaje visitando mapas en el lugar en el que estemos. Y no solo en museos y bibliotecas, sino en muchos otros contextos.
Muchas veces, al pensar en un mapa, lo relacionamos con manuscritos, libros, atlas, mapamundis en papel... Lo normal es que pensemos en un soporte documental en papel, pergamino, etc.
Pero existen lugares que albergan geniales representaciones cartográficas en otros soportes.
Unas pocas consideraciones para quien esté haciendo la tesis y se sienta agobiado, abrumado y/o perdido:
1. La tesis no es definitiva. Es tu presentación para la investigación de alto nivel. Y ya. Si fuera el trabajo definitivo, tu vida académica futura sería bastante aburrida.
2. Tu tesis va a tener fallos. Es normal. En el futuro verás que quizás la conclusión que sacaste en la página 146 no es la más acertada, o que tu análisis de alguna cuestión es erróneo. No pasa nada. Lo interesante es eso: actualizar tus puntos de vista.
Eso no quita que, en el momento, intentes hacer el mejor trabajo posible. Y lo harás. Pero no te empeñes de más en que sea un trabajo absolutamente incontestable. Lo interesante es que aporte argumentos al debate académico. Y el debate académico es justo eso, un debate.
Ese manuscrito, que casi nadie conoce, contiene una obra capital en la historia de la geografía. Y él lo sabe.
Así que lo copia y regresa con él a su monasterio de Chora.
Y todo cambia.
HILO⬇️
Ese monje se llamaba Máximo Planudes. También era gramático y traductor de obras clásicas. Un personaje fundamental.
Esta historia nos va a llevar a varios sitios: a la Alejandría del siglo I, a la Constantinopla del XIV y a la Italia del XV.
Pónganse cómodos, que empezamos.
Bueno, como decía, Máximo Planudes tenía ante él una obra que nadie conocía. Una obra que había permanecido en la sombra, casi desconocida, casi perdida.
Una obra escrita allá por el siglo II.
Hagamos la primera parada. Viajemos en el tiempo hasta ese momento.