Vamos con un refluzo sobre el origen del castigo que recibían los romanos que traicionaban a su patria
Cuentan que en los tiempos remotos de la Roma arcaica, en los que historia y leyenda se entrelazan, vivía una joven virgen Vestal llamada Tarpeya. Era hija de Espurio Tarpeyo, comandante de la ciudadela de los romanos.
Por aquel entonces Roma estaba gobernada por Rómulo, fundador de moral inquebrantable y virtud protectora entregada por los dioses. La paz estaba lejos de establecerse en la Ciudad Eterna porque un pueblo cercano, los sabinos, acechaban sus muros.
El destino, caprichoso y en ocasiones aciago, quiso que la joven Tarpeya se enamorara perdidamente de un sabino. Pero no de uno cualquiera, sino del comandante que amenazaba la seguridad de Roma: Tito Tacio.
Los sabinos tenían motivos justificados para el enfado, pues los romanos, con Rómulo a la cabeza, habían raptado a sus mujeres y las habían hecho suyas.
Una venganza sería el mejor modo de comenzar el asedio de la ciudad y Tarpeya estaba llamada a ser la traidora.
La joven, nos cuentan las fuentes, se dejó llevar por su ingenuo instinto y se reunió con el general sabino a petición suya fuera de la ciudad. Allí Tacio le pidió que desencadenara su traición colaborando con él para permitirle asediar la ciudadela romana.
A cambio de su traición, la romana pidió el amor de Tacio y “aquello que portaba en el brazo izquierdo” refiriéndose a sus anillos y brazaletes de oro. Tarpeya lo quería todo y Tito Tacio fingió aceptar aquel trato.
Ella condujo a las tropas sabinas por un camino oculto para subir al monte Capitolio y pillar por sorpresa a los romanos. Su mano traidora guiaba a los sabinos que, armados, esperaban conquistar a su enemigo.
Casi llegando a la cima, Tacio decidió que aquel era el momento de pagar a Tarpeya. Pero en lugar del oro y su amor, le dio lo que le era debido por su traición.
A la orden de Tacio, todos los soldados sabinos arrojaron sobre la traidora no sus brazaletes de oro, sino los escudos que portaban en el brazo izquierdo, justo como ella pidió.
Tarpeya murió allí mismo, sepultada por su traición.
Más allá de las monedas en las que la historia quedó plasmada, los romanos la tomaban como una fuente de moral. Ni siquiera sus enemigos toleraban la traición a la patria. Es interesante saber que finalmente, romanos y sabinos acordaron que Rómulo y Tito Tacio gobernaran juntos.
La traidora Tarpeya quedó para siempre en el recuerdo de los romanos, dando nombre a una zona del Capitolio –en la que se suponía que murió–. Se la conocía como la Roca Tarpeya –Tarpeium saxum– y era un área con riscos y un precipicio de más de veinticinco metros de altura.
En recuerdo de la traición de Tarpeya, aquel era el lugar empleado para dar cumplimiento a la terrible condena que les esperaba a los traidores a la patria. Desde allí eran arrojados al vacío para morir. Era la propia Roma, –su tierra– la que ejecutaba al condenado.
Hasta aquí este refluzo para hablar de las #FluzoTraiciones en la antigua Roma. Nos vemos la semana que viene con más.
Estaba claro que hablando de #FluzoTraiciones, teníamos que empezar con la de Julio César. Pero ojo, que en esta historia hay más traiciones de las que, a priori, puede parecer.
¿A quién no le va a gustar un Imperio romano del siglo primero después de Cristo?
Pompeya vuelve a sorprendernos con nuevos hallazgos que muestran la vida cotidiana de los romanos fosilizada en el tiempo por la erupción del Vesubio.
En esta ocasión viajamos a la Insula Occidentalis, la manzana más lujosa de Pompeya en el siglo I.
¿Me acompañas? #HiloRomano
El Parque Arqueológico de Pompeya @pompeii_sites ha anunciado los descubrimientos realizados en varias de las casas de esta zona, en la que se encuentran algunas casas espectaculares de las que ya os he hablado en otras ocasiones, como la del Brazalete de Oro o la de Fabio Rufo.
Para saber más sobre ellas te dejo este pequeño artículo al respecto.
Pero hoy nos vamos a centrar en otra de las casas, la llamada Casa de la Biblioteca 👇
Hoy en el 49 a. C. Julio César dio el paso más importante de su vida cruzando el río Rubicón al volver de la Galia, declarando, en la práctica, una guerra civil.
Y lo hizo con una famosa cita que tal vez nos haya llegado algo distorsionada… ¿Quieres saber más? #HiloRomano 👇🏻
El río Rubicón, situado al norte de la actual Italia, a mediados del siglo I a. C. era la frontera natural que separaba la provincia romana de Italia de la Galia Cisalpina.
Ninguna legión romana podía cruzar esa frontera simbólica sin antes desarmarse.
El Senado romano, especialmente influido por Catón el joven, trató de eliminar el poder político y militar de César. Así se convertiría en un privatus, un ciudadano corriente al que podrían juzgar.
¿Sabías que en la antigua Roma hubo un tiempo en el que el calendario tenía solo 355 días y febrero era el último mes del año?
En este #HiloRomano vamos a hacer un viaje por el calendario romano para descubrir sus orígenes y otras curiosidades en las que (casi) nunca nos fijamos
El calendario romano más arcaico del que se tiene constancia era atribuido por los propios romanos a Rómulo, fundador mítico de Roma. Se regía por los ciclos de la luna y contaba solo con 10 meses y 304 días.
Comenzaba el 1 de marzo, un día dedicado al dios Marte en el que se conmemoraba su dies natalis –el día en el que, según la tradición, comenzó a dársele culto en Roma–.
Piadoso Jano que cierras las puertas del viejo año y abres las del nuevo, a ti consagramos este día de buen grado.
Si alguna vez te has preguntado cómo celebraban los romanos el año nuevo o por qué comienza el 1 de enero, quédate en este #HiloRomano. #FelizAñoNuevo 2022.
Será especialmente interesante para ti si has oído por ahí que el origen del comienzo del año el 1 de enero tiene algo que ver con Hispania o con el año 153 a. C. #BulosHistóricos
El mes de enero en la antigua Roma estaba dedicado, como marca su nombre –Ianuarius–, al dios Jano. Con sus dos cabezas, era capaz de mirar al pasado y al futuro.
Además, al ser el dios protector de las puertas, cerraba la del año que terminaba y abría del que comenzaba.
#Hoy en el año 192 murió asesinado el Emperador Cómodo, víctima de una conjura. Le estranguló un gladiador con el que entrenaba la lucha.
La conjura para asesinar al Emperador Cómodo no fue tarea fácil, puesto que primero trataron de envenenarle, pero no surtió efecto.
Sin embargo, Cómodo no murió luchando en el Coliseo, ni le mató Máximo Décimo Meridio, por mucho que nos guste la película ;)
Recordemos que, como en el caso de otros emperadores autocráticos, la narración histórica de su reinado está ampliamente empañado por la ideología de los senadores que la escribieron en su contra.