Inscribirte en el Registro Electoral no te obliga a votar, pero sí garantiza que podrás hacerlo cuando lo consideres pertinente. Inscríbete.
(Hilo) La mayoría de los que han leído este mensaje han valorado el espíritu del mismo. Otros no. Los dos principales argumentos son que inscribirse puede brindar oportunidad al régimen para usar tus datos de manera oscura, y que al haber "libertad" habrá chance de hacerlo.
Su posición se puede entender dada la reciente experiencia: el régimen ha hecho todo por reforzar la percepción de que nada se puede hacer mientras estén en el poder, y el liderazgo opositor ha fallado en los últimos dos años en aprovechar las ventanas que se han presentado y...
... y en demostrar qué puede articular defensa de los ataques autoritarios. La narrativa del régimen es entonces: tú, ciudadano, no puedes hacer nada contra mí, porque mi poder excede el tuyo como agente de cambio.
Así, cualquier herramienta que dependa de la gente, cualquier acción de la sociedad civil, queda castrada del imaginario colectivo, quedando como única posibilidad lo que pueda hacer "otro", que cobra formas dependiendo de cada quien, desde un “outsider”, hasta los marines.
No quiero entrar en la diatriba de si se debe votar o no el 22 de abril, porque cualquier decisión me parece pésima si no viene acompañada de acciones que logren reactivar a la sociedad para aumentar la presión sobre el bloque de poder antes, durante, y después del 22.
En lo personal, y dada la realidad actual con respecto a varias variables, me parece que el camino que facilita esa activación es el de no presentar candidatura. Si esta fuese la decisión, ¿para qué inscribirse? La preocupación está en qué nos lleva a pensar que no vale la pena.
La posibilidad de que ocurra algo que haga que el Gobierno implosione, o que le golpee de frente y lo desaparezca para que todo quede despejado y bonito para armar el país como queramos, es poco probable.
La presión debe venir de diferentes flancos y la acción de la sociedad civil es uno de los más importantes. Estas acciones, pacíficas todas, deben tomar distintas formas. La electoral no puede ser descartada “hasta que se vayan todos del Gobierno”.
Es posible que en algún momento haya que enfrentar un proceso electoral con ciertas garantías, que no serán las de hoy, pero sí mejores, y jamás perfectas. Ejemplos sobran en el mundo donde todo ha llegado a ese punto, y ha sido el dispositivo o chispa final que inicia el cambio.
Ninguno de estos casos ha sido igual a otro, y en todos ha habido serias dudas de las fuerzas opositoras sobre el éxito. Eso sí, en todos fue necesario implementar diferentes mecanismos de presión, y alinear a toda la sociedad. ¿Suena largo? si no se inicia, tarde más.
El mensaje entonces es no renunciar al poder que usted tiene como ciudadano, como agente de cambio, y que en cada decisión se detenga a pensar si el régimen, con su narrativa, está logrando su propósito.
Solo por poner un ejemplo: pensar que al régimen le conviene que te inscribas en el RE es un argumento que cae por su propio peso si observas que pone todas las trabas posibles para que lo hagas (cero información, pocos días, pocos puntos, pocas máquinas, pocas horas, etc.)
Si estamos buscando héroes, miremos al espejo. Ahí hay uno importante.
