El banquete turco quizás nos indigne en un sector de la sociedad, pero, como ha dicho @rsucre, puede servir de propaganda de la "nueva normalidad". "Se dieron un gustazo", "muestran confianza en sí mismos", "debe ser que todo mejora, gracias al viaje a China" 
(Si además se asume que la "constituency" -es decir- el grupo de apoyo al presidente Maduro es uno estrecho, que puede aspirar a esos lujos, el mensaje es más claro. Para otros seguidores, es casi aspiracional.
Hay una demostración de poder, y de un correlativo lujo. No estarían "raspando la olla", sino demostrando su diferencia con los demás. Lo cual cuenta por este episodio, pero también es constante...
Como racionalización, se plantearía una especie de "democratización" del lujo ("es lo que hacían antes los oligarcas... Ahora lo puede un presidente obrero")... El mantra de la Boliburguesía y de las oligarquías previas (en un país donde no ha habido una aristocracia duradera)
Más allá del patrón de consumo conspicuo e inconspicuo (recordemos la gaveta con empanadas...) hay un interés en conseguir herir a los que resienten esta conducta, y estimular a quienes no.
Esto es tan viejo como la estructura social colonial, y así mismo su desarticulada reproducción entre los caudillos, luego limpiados y honrados. Esto, más allá de toda violencia o cohecho, era un signo distintivo.
"Quien manda, vive mejor. Arrímate al que manda".
"Quien manda, vive mejor. Arrímate al que manda".
(Me viene a la mente Hermógenes López -"la marrana de Naguanagua"- y su heredad...)
Se me podrá decir que no hay político pobre, y el que lo es, es un tonto ("o algo más subido de tono")... Que en el fondo lo que se aspira es a que queden "tu dinero, tus casas, tu orgullo y tu insolencia." (como le dijo Cecilio Acosta a Antonio Leocadio Guzmán en 1877...
(Lo de arriba, que es mucho más fulminante que lo que he colocado, está en un escrito del sabio de San Diego de los Altos, titulado “Los espectros que son, y un espectro que ya va a ser”)
La intención republicana moralizante, que intentaría hacer además una democracia popular, tuvo como empeño la probidad de los gobernantes... Su tenor de vida era contrastante con los mandamases de antes, y los que siguieron...
Pero el lujo conspicuo y la diferencia, pese a el propósito de los demócratas republicanos de 1928 en adelante, no se pudo desterrar de entre nosotros, pese a las notorias diferencias...
Todo el panorama entristece, puesto que es verdad, hay temas más importantes que discutir que una punta trasera. La deuda con China y la propaganda oficial, la gira de legitimación autoritaria, etc.
(Sólo añado un dato de contexto, que dio @prodavinci : “El consumo de carne de res cayó 26,41% de 2012 a 2017 en Venezuela. En el mismo período, el consumo de carne de pollo disminuyó 48,22% de acuerdo a la investigación de los profesores Zambrano Sequín y Sosa de la UCAB”)
Pero también es cierto que cada episodio, explotado luego por la propaganda oficial, hace renacer tendencias autoritarias que, así como el consumo conspicuo del poderoso, alguna vez creímos superadas.
Estimulan el nuevo resentimiento que se ha ido sembrando estas décadas (que evoca el de los viejos godos): esto se lo llevó quien lo trajo... Extrañando aspectos inviables de otro país, sin atender sus fallos estructurales...
Y a la vez refuerzan la narrativa de dominio psicológico de quienes mandan, estimulando toda su propaganda... ("¿Viste? Los escuálidos no quieren que el presidente coma,,, No quieren que coma el pueblo, tampoco")
Maquiavelo, en su consejo a los Médici, recuerda que el príncipe ha de evitar la gula y el desprecio, pero también que a sus rivales ha de someterlos por fuerza o distraerlos con argucias. Estamos avisados.
Entonces esto hay que desenmascararlo. El episodio del restaurant turco es una vergüenza, porque unos mandones que ni producen ni permiten producir, no pueden sostener honradamente ese estilo de vida.
Porque desde hace años han impuesto a millones de venezolanos un abandono de toda ilusión de prosperidad mientras ésta no cambia ni un poco para quienes gozan del poder.
Porque además ha sido un poder construido sobre una extraordinaria hipocresía, en nombre de una pobreza que ni predican ni alivian.
