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En el verano de 2003 llegaba al Barça el cuarto técnico holandés de su historia. Bajo la presidencia de Montal, Michels casi había monopolizado el banquillo en los 70. Cruyff y van Gaal habían sido los elegidos por Núñez para los 90. En los 2000, Laporta, apostaría por Rijkaard.
Un lustro después, Frank Rijkaard había hecho olvidar el peor lustro barcelonista que llega a la memoria, superado el trauma de la era Gaspart, ganado la segunda Champions y, hasta la llegada de Pep, se había convertido en el segundo entrenador más importante del club.
Como su valedor Cruyff y como luego su sucesor Guardiola, antes de conocer el éxito Rijkaard tuvo que superar un inicio duro, que le tuvo contra las cuerdas varios meses. Si bien Johan y Pep dudaron menos en su idea, Frank tuvo que ir tocando más teclas hasta dar con la adecuada.
A veces poco recordado por el influjo posterior de Guardiola y a veces en su justa medida precisamente por ser el iniciador del mejor equipo de todos los tiempos, parece claro que la influencia de la etapa Rijkaard en el actual Barça es notoria, extendiéndose ya casi dos décadas.
En mayo de 2003 Gaspart ya había renunciado a la presidencia y el interino Enric Reyna aprovechó su puesto para renovar por un año a un Radomir Antic, que había cosechado buenos resultados en medio año a cargo de la plantilla. El contrato era simbólico, a espera de presidente.
Antic había tomado un equipo veterano y hundido tras la segunda etapa de van Gaal. Similar a lo que hiciese Robson años antes tras relevar a Cruyff, Rado estableció un 4-4-2 clásico, consiguiendo estabilizar el sistema y conseguir puntos. Desde puesto 15 acabó el año en UEFA, 6o.
Pese a que el estilo Barça menguaba con Antic, la exigencia de resultados hizo que la renovación estuviese más que justificada. Pero el que sería nuevo presidente tenía otros planes; más arriesgados, pero sin duda más ambiciosos y adecuados al club que le tocaría dirigir.
Las elecciones a la presidencia serían el 15 de junio. A medida que se acercaba la fecha, dos candidatos se perfilaban como las únicas opciones: Bassat, que contaba con Guardiola en el organigrama, y Laporta, avalado por Cruyff, que reflejaba la juventud y el olvido del nuñismo.
El publicista Bassat iba en cabeza, había prometido sanear las cuentas de un club que la junta de Gaspart había dejado en quiebra solo con los sueldos de los jugadores. El ex integrante del Elefant bleu, Laporta, prometía una estrella sobre el césped y la vuelta al cruyffismo.
Contra pronóstico, Joan Laporta se hizo con la presidencia. Pocos días después, recomendados por Cruyff, llegaron Beguiristain a la secretaría técnica y el joven y sorprendente Rijkaard al banquillo para sustituir a Antic. La escuela holandesa permanecería en Can Barça.
Rijkaard llegó tras haber sido tanteados Hiddink y Koeman, ex compañeros suyos. Frank tenía poca experiencia, pero una propuesta ofensiva que había cautivado a Cruyff. Tras ayudar a Hiddink en Francia ‘98, solo los penaltis lo frenaron en semi de la EURO 2000 en su 1a experiencia
Renunció al banquillo de Holanda tras la eliminación. Luego cogió y descendió al Sparta de Rotterdam y se tomó un año de reflexión. Ahora llegaba al Barça libre y con un reto mayúsculo: revivir un club en coma y no defraudar a Cruyff y miles de aficionados. Se jugó su carrera.
Por su parte, Laporta se quedó sin Beckham, la estrella que había dejado entrever que ficharía, que acabó en el Madrid. Esos 25 millones los invirtió finalmente en Ronaldinho, crack de nuevo cuño desde que ganase el Mundial 2002, arrebatándoselo al ManU y al propio Madrid.
También tras ser el segundo mejor portero del Mundial, llegó Rustu, libre y con 30 años. El fracaso de Enke y Bonano pretendía ser atajado con el turco. Márquez llegó del Monaco para cubrir la baja de Frank. Esto planteaba un nuevo problema paralelo, el de los extracomunitarios.
Sorín no había sido renovado, según él, por el problema de los extranjeros; según Txiki, porque era carrilero y no encajaba. Además de Ronnie, Rustu y Rafa, en la plantilla seguían Saviola y Riquelme. Uno de ellos tenía que salir. Con Ronaldinho de mediapunta, saldría Román.
Desde el último equipo de Johan el Barça había tenido un crack central: Ronaldo, Rivaldo y el intento de Riquelme. Ahora con Ronnie, Frank vio el problema de encaje que podía ser juntar dos dieces de tal relevancia. Sumado a la carencia de gol, eligió a Saviola y no a Román.
A equipo también llegó un naciente Quaresma de 19 años y un Luis García repescado tras su buen curso en el Atleti. Al final, Mario llegó cedido del Valladolid. Gio Van Bronckhorst fue el único jugador recomendado por Rijkaard, al que conocía de la selección.
Gio había crecido como interior, de ahí su exquisito toque, pero inmediatamente se convertiría en un fijo para Rijkaard en el lateral izquierdo, donde también había jugado antes, ya que la salida de Sorín dejaba al equipo solo con Fernando Navarro y Óscar López en la izquierda.
Con la plantilla perfilada, el Barça realizaría pretemporada americana en julio. El estreno contra la Juve dejó las intenciones iniciales de Rijkaard: sistema 4-2-3-1, Ronaldinho de enganche, extremos puros (Overmars y Quaresma) y juego raso y rápido por las bandas. 2-2 final.
Kluivert había empezado el año quejándose por la pretensión de bajada de sueldo de la nueva Junta, acto finalmente aceptado. Se perdería media gira por problemas en la visa. Márquez también se ausentaría, al estar con la selección. Rustu caería lesionado:nuevo momento para Valdés
En agosto firmaría Gio. El 22 se jugaría el Gámper contra Boca, siendo Márquez el mejor del partido. El mejicano dijo que a su llegada Frank le había preguntado dónde se encontraba más cómodo, si de pivote, donde jugaba, o de central, donde pretendía ser usado. Ese año jugó atrás
Tras las giras, para el estreno de Liga contra el Athletic que acabó en victoria 0-1, Rijkaard ya había dado un paso atrás en la verticalidad de su juego por bandas. En adelante y por varios meses, uno de los extremos dejaría su lugar a un interior como Luis Enrique.
A la postre, la temporada de Rijkaard se dividiría en dos partes diferenciadas, la errática hasta enero y la de recuperación de ahí en adelante. Desde la primera jornada hasta la primera vuelta, Cocu sería la mano derecha de Frank jugando como central.
Para la segunda jornada se disputó el famoso partido a medianoche contra el Sevilla en que Ronaldinho mostró su carta de presentación. Se empató a uno sin los holandeses, que habían marchado con la selección pese a los intentos de la directiva barcelonista.
En las dos siguientes jornadas se vio una nueva variación en la idea de Rijkaard. Quaresma, el extremo que quedaba, pasó al banquillo. El equipo jugó sin bandas puras, con Lucho y Saviola en los costados y Kluivert arriba. Una victoria y un empate como saldo del giro.
La igualada en casa ante Osasuna hizo que Rijkaard retomase los extremos para el estreno en UEFA contra el Puchov. Para la fecha, finales de septiembre, Valdés ya se había asentado sobre Rustu y Gio-Cocu-Reiziger-Puyol, con Xavi-Gerard por delante, tenía la confianza.
Tras el empate en Europa llegaría el Atleti, primer rival de nivel. Rijkaard reculó, eliminó las bandas, pasó a Ronnie al costado, sentó a Xavi y adelantó a Cocu para formar un trivote junto a Motta y Gerard. No le daría resultado, mal juego y empate a cero en el Calderón.
Entre los mejor valorados de septiembre estaban Gio, Cocu y el Puyol aún lateral, lo que dejaba claro que, pese a lo poco fiable que era equipo de cara a gol, la defensa había cuajado. Kluivert vio puerta por primera vez, en UEFA. El juego no era bueno, pero aún no se perdía.
Entonces llegó el mes de octubre, varias derrotas dolorosas y la inicial crisis grave. Sin Cocu en la zaga, el a la postre campeón Valencia inflijió la primera en el Camp Nou, 0-1. Entre medio de esta y la derrota contra el Depor en Riazor, Ronaldinho hizo hat trick en UEFA.
Si bien el nivel del rival ínfimo, se esperaba que el 8-0 ante el Puchov elevase el ánimo en la afición y los atacantes. Lucho y Saviola también hicieron doblete. Tras la derrota contra el Valencia, Motta había relevado a Xavi y por primera vez Puyol a Reiziger como central.
Pero tres días después volvió la realidad. El Depor endosó un 2-0 al mismo XI que había goleado en UEFA con la excepción de Rustu. Motta y Gerard se mostraron inoperantes en la creación y Luis García y Lucho en los costados muy poco incisivos y asistentes a un Saviola aislado.
Ese primer momento crítico fue aprovechado por un Kluivert silbado por la afición, que había perdido el puesto, para decir que el nuevo sistema sin extremos no le beneficiaba. Años atrás, con Serra al mando, ya había dicho que jugar con acompañante arriba también le venía mal.
Preguntado sobre sus variaciones en el dibujo y la aseveración de Patrick, Rijkaard dijo que estaba tratando de encontrar el equilibrio para poder explotar el juego por las bandas que él mismo defendía. A la jornada siguiente, Kluivert suplente y un extremo: Overmars por Lucho.
A su llegada al club, cuestionado sobre las influencias de Sacchi y Cruyff en su carrera, Rijkaard había admirado el juego táctico de bloque del italiano y la libertad para la improvisación que Johan otorgaba. Quería aunar ambas cosas. En su Barça pesaba aún lo táctico.
La entrada de Overmars, que había visitado la grada, trajo una ligera mejora en el funcionamiento y, tras el 1-3 al Mallorca de Eto’o campeón de Copa, la primera victoria ligera en el Camp Nou, en la 9a jornada. Luis García fue el mejor del mes. Primera crisis superada.
Con el experimento de control/verticalidad, el equipo alcanzó noviembre en ascenso, llegando a posicionarse cuarto. En lo individual, Valdés renovó el contrato que se extinguía, Gerard pasó su rodilla por el quirófano y Márquez actuó por primera vez en el mediocentro, en su lugar
En UEFA se goleó 0-3 al Panionios, aprovechando Kluivert para marcar saliendo desde el banquillo y ganándose así la titularidad. Pero llegó final de mes, la derrota contra el Villarreal, la baja de Ronnie y el diciembre negro que casi acaba con el Rijkaard entrenador del Barça.
La ausencia de Ronaldinho acarreó nuevas variaciones en el esquema. Frente al Submarino se vio a un Xavi mediapunta único, y en el empate a nada contra el Valladolid un 4-4-2 con Kluivert y Saviola y la vuelta de Reiziger al XI, por Gabri, ahora como lateral. Nada funcionó.
Tras ganar al Panionios con la suplentes y empatar en casa contra el Valladolid, para la fecha 14 el equipo viajó a Málaga para acabar haciendo CRAC en la Rosaleda. Mario, que había jugado bien en la cita europea, actuó en la zaga. El Málaga les endosó un humillante 5-1.
La baja de Ronnie coincidió con la mayor crisis, ya que todo giraba en torno a él. Iniesta, que llevaba un año en la plantilla, había disputado minutos con Rijkaard, pero no puedo aprovechar la ausencia dle brasileño ya que en diciembre estaba jugando el Sub-20 con España.
Tras la goleada, con el ánimo por los suelos y sin el 10, el Madrid visitaría el Camp Nou. El Barça llegaba 8o, a 18 puntos de los blancos, líderes destacados. Como pasase en citas anteriores contra los equipos potentes, Frank trató del blindar el XI. Esta vez, un rombo central.
Cocu adelantó su posición para jugar de pivote junto a Xavi, Motta y un Gerard ya recuperado. Por primera vez los cuatro mediocentros que habían ido rotando jugaban juntos. Kluivert siguió titular. Sin buen juego y con errores, no pudo hacer frente al Madrid de Queiróz.
Al menos una buena noticia para la siguiente jornada, el regreso de Ronaldinho. La derrota frente al líder aparejó también el relevo en la portería, que resultaría nefasto, y el regreso de los dos extremos más puros: Overmars y Quaresma. Falló Toni y el Barça ganó 1-3 al Espanyol
Kluivert hizo doblete en el derbi sin saber que disfrutaría de sus últimas titularidades. Tras una nueva victoria contra el Murcia, llegarían los fallos de Rustu en el empate frente al Celta y el 3-0 que le endosó el Racing. Para bien de Valdés y la Historia, Rustu fue condenado.
Una nueva derrota, 1-0 contra el Levante, dejó para enero el segundo peor Barça de la Liga en esas fechas en cuanto a puntos. Van Gaal no había superado la crisis del ecuador en la campaña previa. Por suerte, Laporta ratificó a Rijkaard cuando más difícil lo tenía.
Márquez, aún suplente, se subió al carro de los reparos, diciendo que los constantes cambios de dibujo y plan despistaba a los jugadores. “A veces nos pide que juguemos directo a Kluivert y otras que la saquemos jugada”. En la Junta había debate; Txiki trató de suavizar.
Rijkaard aprovechó la situación para recordar lo, a su parecer, descompensado de la plantilla y pedir dos refuerzos: un delantero que asegurase goles y un centrocampista que imprimiese caracter. Se quejaba de la falta de determinación y actitud de la plantilla. Exigió a Davids.
Como a Gio y Cocu, sus protegidos, Frank había entrenado en Holanda a un Davids que, cerca de los 30 años, ahora había perdido el puesto en la Juve de Lippi. Se consiguió su cesión para mediados de enero. LA LLEGADA DE DAVIDS CAMBIARÍA LA HISTORIA DEL BARÇA.
Además del arribo de Edgar, para enero se solventaron los enquistados casos de Dani y Bonano, descartados que estaban al margen del grupo. También salió un inutilizado Fernando Navarro. Lucho se fracturó un hueso de la cara y fue baja un mes.
Antes del debut de Davids, el Barça ganó 3-0 al Zaragoza en Liga, con un gran Saviola que aprovechó la baja de Kluivert. El argentino ya no saldría del once. Puyol también se había fracturado el pómulo, ante el Levante, y su lugar lo ocupó el canterano Oleguer, otro acierto.
Davids se estrenaría para el primer partido de la segunda vuelta, contra el Athletic. En la mitad del curso, el Barça había perdido contra todos los aspirantes al título e iba posicionado en la decimosegunda posición, con solo 24 puntos. 6 victoria, empates y derrotas, el balance
Desde el día que Davids puso pie en Barcelona, Rijkaard estableció el sistema y el mecanismo que ha perdurado hasta la actualidad. Aquello cambiaría la Liga, el equipo, el club, la historia. Su 4-3-3 con pivote único, interiores y extremos a pierna cambiada, sería eterno.
Oleguer siguió fijo, junto a Puyol a su regreso. Cocu se estableció como pivote único permitiendo adelantar a Xavi por primera vez al interior derecho, posición que lo haría explotar. La entrada de Davids liberó a Ronaldinho del monopolio como diez e impregnó un ataque grupal.
Davids, al principio más individualmente, permitió que la presión intensa adelantada llegase al Camp Nou, luego potenciada por Deco, Xavi, Eto’o y Giuly de modo acompasado. Resguardado por Edgar, Ronnie partió desde la izquierda, con más libertad para recibir y campo para influir
Xavi se acercó al ataque y se convirtió en el mayor asistente de la Liga para aquellas fechas. Luis García, que había jugado a pie bueno sin ser un extremo rápido, encontró su hábitat a pierna cambiada y también se hartó de asistir a Saviola. Se empezó a jugar como un bloque.
El Barça del futuro se inicio tras la crisis más grave que se puede imaginar. De sus cenizas, el equipo, el entrenador y un veterano suplente como Davids, revivieron una obra que acabaría siendo magna. El equipo ganó casi todo, acabó segundo y jugando como el mejor de Europa.
Pero antes, el estreno de Davids (junto al de Jorquera por Rustu) y del dibujo 4-3-3 cosechó un empate contra el Athletic y una derrota contra el Zaragoza en Copa por 1-0, que sumado al empate de la vuelta eliminaría al equipo. En adelante y hasta abril, 9 victorias y 1 empate.
Además de la eliminación en Copa, el punto negro de la segunda parte del curso fue la eliminación en UEFA contra el Celtic en marzo, competición en la que Motta jugaba en lugar de un Davids que no estaba disponible para Europa. Como en Copa, el Barça cayó por la mínima.
En la segunda mitad de Liga todos los aspirantes que habían ganado en la ida, claudicaron. Atleti, Depor, Valencia y Madrid cayeron ante el nuevo Barça. A finales de abril el Bernabéu vio como su equipo, en pleno descenso, perdía 1-2 con un Barça que se puso a cuatro puntos.
El Barça solo tropezó en las últimas jornadas, pero acabó segundo tras el Valencia y por delante del un Madrid cuarto. Laporta pidió Europa y Rijkaard los devolvió a Champions. Valdés/ Reiziger-Puyol-Oleguer-Gio/Cocu-Xavi-Davids/L.García-Ronaldinho-Saviola. El XI que lo logró.
Las llegadas de Deco, Larsson, Eto’o, Giuly, Edmilson o Belletti mejoraron a un equipo que ganó la siguiente Liga. Davids, Luis Garcia, Reiziger, Cocu o Saviola no seguirían. Pero todos ellos fueron parte esencial, tanta como Xavi, Ronnie o Puyol, del mejor Barça de la Historia.
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