Un chico o una chica se casan con la princesa o el príncipe. Este argumento de los cuentos clásicos desvela un deseo profundo del ser humano: llegar a ser reyes. A lo mejor no sabes que tú ya lo eres. Te lo cuento en #HilosDelEvangelio #HiloDeCristoRey #Narnia #CristoRey
Antes, os explico que hoy es la fiesta de “Jesucristo, Rey del Universo”, que se hace coincidir con el último domingo del año con un fin pedagógico. Siguiendo con el símil del cuento, es el “y fueron felices y comieron perdices”. [spoiler] Al final de la historia ¡Cristo Reina!
Pero ¿cómo el último domingo del año?, dirás. Si estamos en noviembre aún.
Me refiero al último domingo del AÑO LITÚRGICO. El año, para la Iglesia no se divide en meses o estaciones, sino en tiempos y en semanas, entre los que se distribuyen las diferentes solemnidades.
Los tiempos son, por este orden, Adviento, Navidad, Tiempo Ordinario (1ª parte), Cuaresma, Semana Santa, Tiempo Pascual y Tiempo Ordinario (2ª parte)
Y las semanas no van de lunes a domingo, como nos muestran los calendarios normales, sino de domingos a sábados
Hoy, 25 de noviembre, comienza la última semana de la 2ª parte del Tiempo Ordinario, que es también la última semana del actual año litúrgico. Y el domingo que viene, 2 de diciembre, será el primer domingo de Adviento con el que comenzará la 1ª semana del nuevo año litúrgico.
Como decía, el año se cierra con una fiesta dedicada a Jesucristo como rey del Universo. Y el Evangelio nos presenta cómo es ese Reino. Puedes leerlo aquí ciudadredonda.org/calendario-lec…
Dice que, «en aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús: «¿Eres tú el rey de los judíos?»
Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?»
Pilato replicó: «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?»
Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?»
Pilato replicó: «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?»
Vemos un trono y a uno con gran poder sentado en él. A su lado, un pobre desgraciado apaleado y maniatado. ¿Quién de ellos es el rey para ti?
Una vez más, el Evangelio le da la vuelta a la tortilla, cambia nuestros esquemas, nos sorprende con un nuevo planteamiento. El Rey es el que está en aparente inferioridad.
Decía al principio que en el deseo más profundo de cada uno de nosotros anida el deseo de ser reyes, pero ¿qué significa ser rey?
Los reyes (de cuento) tienen, en primer lugar, dinero ¡Nos gusta el dinero!; tienen poder ¡Nos gusta dominar a los demás!; tienen distinción ¡nos gusta que nos admiren, que nos quieran, que nos sirvan!
Pero el dinero, el poder, la admiración, en realidad lo que nos dan es la libertad para hacer lo que nos plazca cuando nos plazca. Y eso, amigo mío, es lo que en realidad anhelamos. ¡La libertad auténtica!
Ser Rey es ser libre, no depender de nadie. Desde esta perspectiva, ¿quién es ahora más libre?
Pilato está tratando de salvar a Jesús, pero no es libre para hacerlo porque se debe a Roma y se debe a las autoridades judías de entonces ¡tiene mucho que perder! Dinero, poder, distinción…
Jesús está maniatado con cuerdas, pero Pilato lo está con un invisible cable de acero.
Aparentemente es Pilato el que está juzgando a Jesús; pero, si trasciendes, es Jesús desde su trono (invisible) el que está juzgando a Pilato.
Imagínate la escena ahora con Jesús sentado arriba en el trono, con lujosos ropajes y voz solemne y a Pilato, abajo, con harapos y voz temblorosa y escucha el diálogo:
JESÚS: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».
PILATO: «Conque, ¿tú eres rey?»
JESÚS: «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.»
PILATO: «¿Qué es la verdad?» (vuelve a salir donde los judíos y les dice) «Yo no encuentro ningún delito en él. Pero es costumbre entre vosotros que os ponga en libertad a uno por la Pascua. ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad al Rey de los judíos?»
AUTORIDADES JUDÍAS: «¡A ése, no; a Barrabás!»
(Estos dos últimos tuits no los recoge el fragmento que se lee hoy en la Misa, pero es así como continúa el texto del Evangelio según San Juan) ¿A que encaja perfectamente el diálogo con la nueva disposición de los personajes?
Vemos a un rey que está exponiendo su doctrina solemnemente y a un siervo confundido, que no entiende nada, que sale y entra pidiendo consejo y que es oprimido por quienes aparentan ser sus súbditos
¿Qué es la verdad? Se pregunta Pilato cuando nunca nadie la ha visto más cerca. ¡La tiene delante de sus ojos!
¡La verdad es Cristo!
Cristo que reina siendo el último, Cristo que reina sirviendo, Cristo que reina siendo pobre, Cristo que reina en su pasión, Cristo que reina en la cruz.
La verdad que Pilato no es capaz de reconocer es que él (y tú y yo) vivimos esclavos del dinero, esclavos del afecto de los demás, esclavos del miedo a la muerte, a la vejez y a la enfermedad, esclavos del príncipe de este mundo.
Y el centro de la predicación de Jesús es que ha llegado un Reino nuevo un Reino de libertad ¡Y ya está aquí!
Un Reino, cuyo rey no nos llama siervos, sino amigos.
Un Reino, cuyo rey no nos oprime, sino que nos lava los pies y nos ama hasta el extremo de dar su vida por nosotros.
Un Reino, cuyo rey nos hace hijos suyos, herederos.
¡Vaya chollo! ¿Dónde se apunta uno a ese reino?
Pues a lo mejor estás apuntado ya y no lo sabes: En el bautismo.
Por el bautismo adquirimos la condición de Hijos de Dios, de herederos y participamos, por tanto, de su realeza.
Así que deja de buscar a tu príncipe azul o a tu princesa prometida, porque ya eres rey, ya eres reina, desde el día de tu bautismo.
Es más, en los cuentos se sube al trono como consortes; pero en la vida real entramos en la realeza por vía sanguínea, por la sangre que brota del costado de Cristo. Hemos sido regenerados en él, ¡somos de sangre real!
Si habéis leído los libros de las #CrónicasdeNarnia (o visto sus pelis), su autor, C. S. Lewis, lo refleja muy bien: los 4 jóvenes protagonistas son reyes junto al gran Rey (Aslan-Cristo) en ese reino “paralelo”. Estos cuentos son Evangelio puro. 
Cristo-Aslan sí que es #ElReyLeón
Pero entonces, para ser reyes, ¿hay que esperar a la consumación de los tiempos? ¿Hay que esperar a encontrar el armario para pasar a esa otra dimensión de Narnia?
Nada de eso, Narnia está ya aquí. Con esa expresión que os enseñé en el hilo del domingo pasado, el Reino de Dios es un “ya-sí-pero-todavía-no”. Si quieres repasar el hilo aquí lo tienes
El Reino de Dios ya ha llegado ¡hace 2.018 años!, está presente en nuestro mundo, funciona, trabaja, crece, pero todavía no se ha manifestado de forma plena
Está, como Jesús ante Pilato, actuando de forma invisible.
Pero ojo, que los cristianos no vivimos en una gnosis, fuera del mundo, en una espiritualidad descarnada. Nuestro reino no es de este mundo pero sí está en este mundo.
Corremos el peligro –el Papa nos ha advertido en diversos documentos– de vivir encerrados en el subjetivismo, en los sentimientos, en el espiritualismo y esperando que “este mundo” pase y anhelando el “otro”.
No, no. Cristo se encarnó en este mundo y es en este mundo en el que se hace presente el otro. Es el misterio de la Encarnación.
Es lo que viene haciendo la Iglesia desde hace dos milenios, anunciando la Buena Noticia, atendiendo a los pobres, a los enfermos, a los ancianos, trabajando por la justicia, trabajando por la paz…
Porque hacer un mundo más humano es hacerlo más divino.
Tú, que eres rey, tú que eres reina, tienes en tu mano el cetro que te da poder para transformar este mundo, para hacerlo conforme al Reino de Dios: con justicia, con caridad, con lealtad, con verdad.
Cada uno en el territorio que Dios le ha asignado: a ti, médico, en tu consulta; a ti, empresaria, con tus trabajadores y en tu entorno; a vosotros, universitarios, con vuestro esfuerzo y ante vuestros compañeros; a vosotros, padres de familia, en la educación de vuestros hijos.
Y siendo, como Jesús ante Pilato, testigos de la verdad frente a las mentiras de las ideologías. ¡Cuánto daño hacen las ideologías que nos despojan de nuestra realeza pervirtiendo su sentido!
Para las de derechas, todos somos reyes absolutistas, y podemos abusar de todo: consumismo, imperialismo, depredadores de los recursos naturales…
Las de izquierdas, en cambio, con tal de que no haya un rey, nos despojan a todos de nuestra corona y es el Estado el que dirige nuestras vidas, quitándonos la autonomía, la libertad, el derecho sobre nuestros hijos…
La última y que viene con fuerza es la ideología de género, cuya antropología infundada confunde a los jóvenes (y a los mayores). Su delirante propuesta de realeza humana encuentra como figura icónica una caricatura, la "reinona" o drag queen
Conque, te pregunto a ti que me lees: ¿Tú eres rey? ¿Quieres ser rey de verdad?
¿Estás dispuesto a buscar la verdad? ¿Estás dispuesta a reinar sobre las realidades terrenas transformándolas? ¿Estás dispuesta a reinar en absoluta inferioridad aparente, encima de tu cruz de cada día?
Si sabes, como yo, que aunque estés dispuesto eres incapaz por ti mismo, hoy y cada día, repite con fuerza la petición del Padrenuestro: ¡Venga a nosotros tu Reino! #FinDelHilo #CristoRey
P.D. Si te ha gustado este hilo, te invito a pasarte por mi nueva página web en la que he recopilado todos los hilos que he escrito hasta el momento. Pincha en el menú para acceder al resto de #HilosDelEvangelio, #HilosDeNavidad o #HilosDeSemanaSanta antonio-moreno.es
