Una vez le robé a una niña con la que iba a jugar seguido a su casa unos cubiertos en miniatura de Barbie. La niña era ridículamente consentida y tenía demasiados juguetes que cualquier niño de mi edad en ese entonces ni siquiera imaginó tener.
Para hacerlo más triste, la niña no jugaba con esos juguetes, sólo quería estar en la TV, y por eso sus padres le pedían a mis padres que yo fuera a jugar, para que aprovechara sus juguetes.
Para mí, esos cubiertos necesitaban justicia porque esa niña los iba a terminar perdiendo.
Lógica fue que esos cubiertos estarían mejor en mis manos porque yo sí conocía el valor de cuidar las cosas y apreciar lo que te dan tus padres.
Lógica fue que esos cubiertos estarían mejor en mis manos porque yo sí conocía el valor de cuidar las cosas y apreciar lo que te dan tus padres.
Se me hizo fácil, disfracé mi envidia y capricho con "necesidad" e injusticia, pues mis padres jamás iban a tener posibilidades de comprarme algo así, y me convencí de que era lo correcto.
Los guardé en mi mochila y me dije:
"Por fin mis Barbies van a tener con qué comer."
Los guardé en mi mochila y me dije:
"Por fin mis Barbies van a tener con qué comer."
Durante el camino a casa, cuando mis padres me preguntaron como me fue, yo les conté cada parte del día, y también les dije sobre los cubiertos.
Estaba segura que ellos me entenderían y que me dirían que estuvo bien, que al fin esa niña ni los iba a usar, y que no era justo.
Estaba segura que ellos me entenderían y que me dirían que estuvo bien, que al fin esa niña ni los iba a usar, y que no era justo.
Para mi sorpresa mi papá frenó de golpe y me miró con una cara más que de enojo, de decepción.
Me pidió mostrarle los cubiertos y yo con miedo los saqué de mi bolsa.
Me pidió mostrarle los cubiertos y yo con miedo los saqué de mi bolsa.
Jamás voy a olvidar lo que mi papá me dijo ese día:
"Podré no tener ni un sólo peso, que el trabajo sólo me de para comer, pero jamás se le falta el respeto a la honestidad. Te parece poco lo que te llevaste pero a la larga te llevas tu bondad, tu humanidad, los valores, y eso hija, es lo único que nos va a salvar del desastre."
Mi papá me hizo volver a la casa de esa niña con la cola entre las patas a devolver lo que había robado; me disculpé, y a pesar de que no lograba concebir la importancia de las palabras de mi papá, me quedó claro que era algo malo, jamás me atreví a hacerlo de nuevo.
Es curioso, toda la tragedia ocurrida recientemente me dejó pensando mucho en esto: No notas la importancia de la educación hasta que ves caprichos disfrazados de "necesidad".
No entiendes la importancia de la honestidad hasta que llegan los momentos de desastre.
#Tlahuelilpan
No entiendes la importancia de la honestidad hasta que llegan los momentos de desastre.
#Tlahuelilpan
