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El 6 de febrero de 1914, en Hinojar del Rey, Burgos, nació Saturnino Navazo. Su historia de horror, amor y dignidad merece ser conocida. Con una pelota en los pies, ayudó a gambetear a la muerte en un campo de concentración. Abrimos hilo. 
1) La familia de Saturnino Navazo se mudó desde Burgos hasta Cuatro Caminos, barrio obrero de Madrid. Él, hijo de un panadero, desde muy chico se apasionó por un juego que de a poco dejaba de ser propiedad de las élites. El fútbol español comenzaba a organizarse como competencia
2) A los 20, Navazo ya se destacaba como volante en el Deportivo Nacional, el tercer equipo de Madrid, detrás de Real y Atlético. Incluso, llegó a coronarse campeón de la Copa de Castilla, el torneo regional. Sus buenas actuaciones en Tercera y Segunda llaman la atención de Betis
3) En 1934, Saturnino es uno de los tantos futboleros entusiasmados por el Mundial de Italia. Sufrirá la decepción de ver el avance del fascismo sobre el juego que tanto ama. Mussolini ya gobernaba, Hitler había subido en Alemania. Con la 2da república, se sumará al socialismo
4) El golpe de Franco en 1936 hace que Navazo guarde la pelota en el armario. Se encontrarían otra vez. Mientras, se convierte en teniente del Ejército Republicano (Foto izq). Lucha en Levante y Cataluña, pero tras la derrota cruza los Pirineos y se establece en Francia en 1939
5) Fiel a sus convicciones, lucha contra los nazis en la frontera este, pero es capturado junto a casi 10 mil republicanos. Los confinan al campo de concentración de Mauthausen, cerca de Linz, Austria. Los usaban como mano de obra esclava para extraer granito y otros materiales
6) Rodeado del peor horror, la leyenda cuenta que un domingo, único día de descanso, Navazo se puso a patear una pelota hecha de telas y parches. Los otros prisioneros se fueron sumando y así fue como en la plaza central de Mauthausen los españoles jugaron un partido de fútbol
7) La otra versión, narrada por sobrevivientes, es que el partido fue organizado previamente y que les propusieron a otros prisioneros que se sumaran. Lejos de reprimirlos, los nazis se plegaron al juego. Especialmente un oficial de la SS, Georg Bachmayer, apodado "el carnicero"
8) Bachmayer le pidió a Navazo que organizara partidos. Luego, incluso, torneos nacionales con polacos, húngaros, alemanes. Entre el horror y la muerte, los prisioneros de Mauthausen encontraron una vía de salida a lo cotidiano. Tenía forma redonda y se la acariciaba con los pies
9) Poco a poco, quienes disputaban el torneo iban siendo transferidos a tareas menos pesadas, como trabajos administrativos o de cocina. Navazo se guardaba varias de las papas que pelaba para llevárselas a sus compañeros. El fútbol les salvó la vida en más de un sentido
10) En enero de 1945, con los soviéticos avanzando, los nazis mudaron varios de sus campos del este en lo que se conoce como las marchas de la muerte. Desde Auschwitz llegó, con once años, un judío alemán llamado Siegfried Meir. Navazo también sería un salvador para él
11) Bachmayer, el oficial de la SS, le encomendó a Saturnino que cuidara a Siegfried. Nunca se supo porqué. Se suicido cuando el campo cayó. Navazo se hizo cargo del chico. Cuando los liberaron, lo adoptó: "Tu nombre es Luis Navazo, sos de Madrid". Se lo llevó a Francia con él
12) "Todo lo que me inculcaron en mi infancia desapareció en Auschwitz. Aprendí otras normas, que no eran las de la vida normal; eran las de supervivencia. A veces violentas e insolidarias. Le agradezco a Navazo. Porque sin él yo hubiera sido un delincuente violento" Luis Navazo
13) "Eran momentos fantásticos cuando nos volvíamos a encontrar. No teníamos grandes conversaciones. Nos mirábamos. 'Te das cuenta. Estamos aquí', decía a veces. Y olvidábamos todo diálogo. No lo necesitábamos", Luis Navazo (Siegfried Meir) en Mi Resiliencia, su autobiografía
14) Hay muchísimas historias que cruzan al Holocausto con el fútbol. Varias de ellas, rescatadas por la gente de @NoFueUnJuego, la muestra que se estrenó en 2018, se encargó de reunirlas y continuará este año.
