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Hoy se conmemora el Día Mundial De La Toma De Conciencia Sobre El Autismo. Una misión en la cual todos debemos colaborar y que estará representada en @VarskySports por una historia maravillosa y probablemente irrepetible: la de Jason McElwain. Disfruten el hilo. Abracen la causa.
Jason nació en Rochester, New York, el 1/10/1987. Desde sus primeros días de vida presentó problemas de desarrollo y comunicación. Tenía trastornos inusuales sobre los cuales no podía definirse un patrón. A los 2 años le diagnosticaron autismo. No consiguió hablar hasta cumplir 5
La interacción con otros chicos era nula, hasta que apareció en su vida una pelota de básquet, pasión de su hermano. Josh lanzaba a un aro. Jason a un cesto de basura. Primero, un mundo de fantasía reducido al patio trasero de una casa. Luego, un planeta en un gimnasio escolar.
Esas barreras se fueron evaporando y con la sencilla excusa de ver jugar a los demás, Jason comenzó a crear, a su manera, vínculos y amistades. Estudiaba en una escuela que, más allá de abrigar a alumnos de sus características, tenía su propio programa deportivo.
Ya en el Greece Athena HS, pasó de "hincha" a mucho más: el equipo de básquet lo había integrado y nombrado capitán de honor y asistente del entrenador Jim Johnson. Luego de 3 años como utilero de sus compañeros, lo anotaron como jugador de cara a la última temporada.
Fue la primera manera de decirle gracias de un grupo de compañeros memorable. “Fui un gran utilero, llegaba cansado porque corría del aula al gimnasio y jamás se me cayó una toalla o un vaso, probablemente me premiaron por eso. ”, bromeó con los años.
Jason era feliz en ese rol. Le intrigaba el mundo estadístico y de vez en cuando le acercaba al entrenador teorías de lo que el creía podía ser útil. Sus días más felices eraN cuando un compañero faltaba a una práctica y era el elegido para reemplazarlo en algún ensayo sin pelota
En el último partido de la última temporada de instituto, los compañeros, sin que Jason lo supiera, le pidieron al entrenador que le diera la oportunidad de jugar. Casi ninguno de ellos lo había visto en acción. Uno o dos sabían que si el coach no lo veía, Jason lanzaba libres.
La prioridad era que todo estuviera ordenado y que el entrenador no se enojara por ver pelotas dispersadas por la cancha. Observar su nombre en la planilla era una forma más de pertenecer y una responsabilidad. Johnson contempló el pedido de los compañeros...
Llegó el momento de la decisión. Jason se vestiría de jugador. Esa era la única garantía. Nada de promesas sobre jugar, nada de crear falsas expectativas. El 15 de febrero de 2006 no fue un día más. Ni para él, ni para sus compañeros, ni para cualquiera que conozca esta historia.
Antes de salir a cancha, el coach incentivó al equipo: "si consiguen una ventaja importante, Jason jugará. El resultado no estará en discusión. No quiero que se sienta mal si perdemos. Lo más importante es su felicidad y le importan demasiado ustedes como para poner eso en juego"
15 de febero de 2006. Jason McElwain y el Nº 52 en la espalda. Greece Athena contra Spencerport. Él, lookeado para la ocasión con bandana. Sus amigos (a esta altura es un error llamarlos compañeros), encendidos: consiguieron la ventaja solcitada. Quedaban poco menos de 5 minutos.
Jason ingresó y recibió una ovación de pie. El gimnasio explotó de felicidad. Todos eran uno impulsándolo a disfrutar y dispuestos a contenerlo si los errores ganaban la partida. Pero nadie se imaginó lo que estaba a punto de suceder. Nadie.
Jason recibió el primer pase y automáticamente intentó un triple que ni siquiera tocó aro. Los espectadores, su enorme familia al menos por esos 5 minutos, le devolvieron aplausos y alzaron pancartas. Sus amigos insistieron y lo buscaron para una bandeja que también falló.
¿Qué hizo Jason? ¿Renunciar, rendirse? Por favor, eso no figura en su "accionario". Luego de un par de pases a sus amigos, comenzó a pedir nuevamente la pelota, pero le agrego desmarque. Y recibió una bola... Y fue triple... Adentro!
El estadio se volvió una marea que mezcló lo más puro de sonrisas y lágrimas. Y Jason recibió otro pase... Y tiró otra vez de tres... Y encestó. Y fueron dos seguidos. Y tres. Y cuatro. Y cinco. Y seis. Terminó con 20 puntos en menos de 5 minutos. No, no es un cuento hermoso.
Eran sus primeros minutos oficiales de basquet escolar en su vida. Era vivir una de las secuencias más bellas de la historia del deporte y más allá del deporte también. Su equipo ganó 79-43. Su madre, Debbie, dijo: “El autismo a veces es como el Muro de Berlín. Mi hijo lo rompió"
Luego de ese día, y por recomendación de los especialistas, Jason no volvió a jugar un partido de esas características, con puntos en juego, hasta después de varios años. Su familia lo entendió. Él aceptó. La noticia había llegado a los medios nacionales. Una presión innecesaria.
Desde Magic Johnson y Peyton Manning, pasando por Steve Kerr, otro ex alumno del Greece Athena, casi un centenar de celebridades del deporte se interesaron en conocerlo, convocarlo para conferencias para ser ejemplo para otros y hasta financiar una película sobre su historia.
Jason escribió un libro titulado The Game of My Life. Trabajó en un supermercado, ocasionalmente despuntó el vicio como entrenador de básquet y se dedicó a recaudar fondos para investigar el autismo. Sus conferencias siempre tienen la base amor, compañerismo, familia, deporte.
Aquellos cuatro minutos y monedas del 15 de febrero de 2006 ganaron el premio ESPN al Momento del Año postergando a los 81 puntos de Kobe Bryant ante Toronto.
En 2012, Jason decidió ser parte del Health Care Rochester Marathon. Finalizó en el 15º lugar y consiguió el tiempo para participar en la clásica cita de la disciplina en Boston, la cual logró completar.
Hace 3 años, Rochester Razorsharks, un equipo profesional de una de liga menor, lo contrató por un día. Se enfrentaron a Western New York Thundersnow. Se repitiría la historia. Si el equipo generaba una ventaja apreciable, Jason jugaría. Así fue. Colaboró con 10 pts (2 triples)
En el Día Mundial De La Toma De Conciencia Sobre El Autismo, que la historia de este bebé que llegó a conseguir tanto te inspire e impulse a abrazar la causa de la manera que puedas, porque como él dijo: "si aquel día estuve encendido fue por el amor de mi familia y mis amigos".
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