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A esta altura los supermercados chinos ya forman parte del paisaje porteño. Vamos con un recorrido por los mejores autoservicios orientales de Buenos Aires y el maravilloso mundo de vinos en oferta y heladeras que se desenchufan por las noches (1/7) 
Lo más parecido a un Ligier o un Tonel Privado que dio el supermercadismo chino. Gran variedad de vinos con propuestas que trascienden al típico Portillo malbec con descuento o los Amalaya a menos de 150 pesos. Cramer y Congreso, en la frontera entre Saavedra y Coghlan (2/7)
En Chinatown, Chunghwa (Olazabal 1600) tiene una de las ofertas más amplias de delicatessen oriental. Igual el punto fuerte son los pescados. Para tener la pesca más fresca de la ciudad negocian todas las noches directamente con los barcos factoría vía teléfono satelital (3/7)
Otro clásico para la compra de alcohol, en el medio de Chacarita (Lacroze y Rosetti). Las bodegas tradicionales del mundo chino y algunas joyitas menos comunes, en un salón de ventas que ocupa toda la esquina y con pasillos amplios. Una onda muy Jumbo (4/7)
Un homenaje oriental al supermercadismo argentino, con la combinación perfecta entre Casa Tía y Coto. Un genio del branding anda suelto por Villa Adelina (Av. De Mayo 66) y le compite a Teresa de El Remanso: solo diez cuadras separan al falso Coto de la estrella de Instagram (5/7
Apuntando a la comunidad coreana de la calle Avellaneda, este súper de Floresta (Felipe Vallese al 3300) se especializa en productos “made in Korea”: galletitas, helados raros (hay vida más allá de Melona) y sojú (licor de arroz) (6/7)
En Pilar está el que posiblemente sea el primer hipermercado chino. El Siglo se levanta a la altura del km. 55 de la Panamericana, con servicios poco comunes para el canal como un club propio de fidelidad, una especie de jumbochecks chinos y parking. Hasta tiene posnet (7/7)
